Del Caviar
Finkielkraut y Todd ho han querido firmar el manifiesto de intelectuales y artistas franceses contrarios a la. ley de inmigraci¨®n del Gobierno de Jupp¨¦. Han dado como raz¨®n la necesidad de no ensanchar el foso que separa la humillaci¨®n del privilegio. Me parece una actitud valerosa y de una gran inteligencia pol¨ªtica. La inmigraci¨®n es un problema menor para las ¨¦lites. Para algunos no trae m¨¢s que ventajas. Los criados trabajan a un precio bajo y dilatan, adem¨¢s, los horizontes est¨¦ticos de quien los paga: siempre hay una rara especia que puede incorporarse al pot au feu o un pareo cuyo ex¨®tico corte parece hecho a medida de las carnes a¨²n crujientes de madame.Por tanto, la inmigraci¨®n para quien la trabaja. Es decir, para quienes un inmigrante no es un criado, sino una dura competencia. Para quien duerme pared con pared de sus costumbres. Para quien vuelve a su casa a pie y de noche, utilizando como atajo la loma blanda donde se vierten sin control los residuos. Para quien lleva a sus hijos a la escuela p¨²blica, all¨ª donde la lecci¨®n ha de repetirse tantas veces como minor¨ªas ocupan su sitio en los pupitres.
El asunto clave de la inmigraci¨®n ya no es ni siquiera c¨®mo se acoge a los desesperados, sino las transformaciones que su llegada introduce en las relaciones de poder internas de las sociedades anfitrionas, en la distribuci¨®n de la cultura y (le la riqueza, del placer y del conflicto. Conviene mirar a la vida de frente: para muchos desdichados, un emigrante s¨®lo es un a?adido a la desdicha.
Ante esa constataci¨®n, Europa s¨®lo tiene dos opciones: Vitrolles y Le Pen o el coraje igualitario. Un coraje serio: la gauche caviar no puede pedir impunemente para los que llegan la solidaridad que nunca ha practicado con los de dentro. O dig¨¢moslo con Sartre. "La ¨²nica forma de luchar por los esclavos de all¨ª es luchar por los esclavos de aqu¨ª".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.