Se retiran

LA HUELGA de camioneros se ha desconvocado sin que, aparentemente, las exigencias de los huelguistas se, hayan atendido. Que las reivindicaciones del sector queden depositadas en las mesas de trabajo del Comit¨¦ Nacional del Transporte es un circunloquio para expresar el fracaso de Fedatrans, la organizaci¨®n que convoc¨® la protesta. La huelga ha teminado porque el respaldo de los camioneros aut¨®nomos empez¨® a disminuir y porque Fedatrans, la organizaci¨®n convocante, carece de afiliados dispuestos a sostenerla.La desaparici¨®n de los bloqueos en las carreteras, los piquetes de huelga y los focos de conflicto son un gran alivio; estaban de m¨¢s en cuanto el Gobierno acept¨® la negociaci¨®n. El hecho de que las huelgas del transporte tengan un efecto de paralizaci¨®n econ¨®mica que va mucho m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito sectorial de la protesta hace que el respiro sea mayor. La vuelta de los camiones a la carretera ha cortado de ra¨ªz la entusiasta. adhesi¨®n de otros sectores a los privilegios exigidos por los transportistas en materia de costes o de Seguridad Social.

Hace falta saber ahora si el Gobierno y los representantes de los transportistas en el comit¨¦ vayan a afrontar con la debida diligencia la reestructuraci¨®n econ¨®mica del sector. El problema principal de los camioneros, aut¨®nomos o dependientes, no se resuelve adelantando la jubilaci¨®n o reconociendo las enfermedades laborales espec¨ªficas de tal actividad, por m¨¢s que sean cuestiones de gran significaci¨®n. Mientras el sector no afronte una reconversi¨®n en profundidad, que aumente el tama?o de las empresas para garantizar su rentabilidad y estabilidad, hay un riesgo muy elevado de que peque?as organizaciones, tan atomizadas como las empresas, capitalicen el malestar de fondo y organicen nuevas movilizaciones.

La reconversi¨®n es un proceso larg¨® y costoso, que implicar¨ªa, caso de aplicarse, p¨¦rdida de puestos de trabajo y desaparici¨®n de multitud de empresas. No es se guro que este Gobierno tenga la capacidad pol¨ªtica suficiente para imponer una f¨®rmula amarga a un sector que clama por las jubilaciones anticipadas Y la s subvenciones para subsistir; ni es probable que los representan tes del transporte adopten, por iniciativa propia un programa de ajuste con costes pol¨ªticos y laborales elevados. El Ministerio de Fomento debe combatir en lo posible estas tendencias acomodaticias y pactar el plan de reestructuraci¨®n del transporte que durante tanto tiempo se ha anunciado, que s¨®lo se conoce de forma vaga, en forma de gen¨¦ricas alusiones a la creaci¨®n de cooperativas. Ser¨ªa lamentable que, terminada la huelga, las conversaciones en el Comit¨¦ Nacional del Transporte languideciesen de nuevo durante largos meses hasta la pr¨®xima prueba de fuerza en las carreteras.