Hafez el Asad, la 'esfinge de Damasco'
El deterioro de la salud del presidente sirio vuelve a plantear inc¨®gnitas sobre el futuro de la paz en Oriente Pr¨®ximo
En los zocos, caf¨¦s populares y salones de la burgues¨ªa ¨¢rabe el tema que domina las tertulias e inflama las discusiones a lo largo y ancho de Oriente Pr¨®ximo es el mismo: una nueva ola de versiones acerca del deterioro de la salud del presidente sirio, Hafez el Asad, que vuelve a plantear inc¨®gnitas sobre un pa¨ªs que sigue siendo el factor central de toda ecuaci¨®n en la zona .Si, como se afirma, Asad est¨¢ tan enfermo que en los ¨²ltimos meses ha decidido invertir buena parte de su tiempo preparando la sucesi¨®n en Damasco, la promoci¨®n de su hijo Bashar, de 31 a?os, resulta bastante elocuente. Bashar es hoy una figura visible en las funciones oficiales de alto nivel, y su fotograf¨ªa se ha incorporado al paisaje de calles, avenidas y edificios p¨²blicos de las ciudades de Siria.
Su retrato se impone tambi¨¦n en L¨ªbano, pa¨ªs cuyo destino est¨¢ hist¨®rica e intr¨ªnsecamente ligado al de Siria, la pieza ausente en el tablero del proceso regional de paz creado en la conferencia de Madrid en el oto?o de 1991.
La salud de Asad es una cuesti¨®n importante en Oriente Pr¨®ximo, donde la esfinge de Damasco ha desempe?ado un papel crucial desde que asumi¨® el poder, hace m¨¢s de un cuarto de siglo. A ra¨ªz de especulaciones en torno al estado del presidente sirio, Damasco y otras capitales ¨¢rabes vibran con las m¨¢s variadas hip¨®tesis sobre el porvenir de Siria porque existen temores de que las rivalidades tradicionales en ese pa¨ªs degeneren en conflicto violento una vez que el jefe del Estado haya desaparecido.. Aparentemente, Asad padece problemas cardiacos agravados por la diabetes y una rara forma de leucemia, pero, que se sepa, su enfermedad nunca ha alterado su programa de trabajo. La historia contempor¨¢nea de Oriente Pr¨®ximo es pr¨®diga en prematuros epitafios para Hafez el Asad. Conviene recordar que los primeros rumores acerca de su "inminente deceso" se remontan a mediados de la d¨¦cada de los setenta, cuando medios occidentales y ¨¢rabes aseguraban que los d¨ªas de Asad estaban contados. La m¨¢s reciente revelaci¨®n pertenece a un periodista israel¨ª que escribi¨® hace dos semanas que Asad hab¨ªa ca¨ªdo en estado de coma durante 15 d¨ªas y que la intervenci¨®n de "un equipo m¨¦dico ruso" le salv¨® de la muerte en el ¨²ltimo minuto.
Cualquiera que sea el estado real de la salud de Asad, lo cierto es que la cuesti¨®n de la sucesi¨®n est¨¢ adquiriendo notoria prioridad en la c¨²pula siria. La aparici¨®n de carteles con la fotograf¨ªa de Bashar el Asad, el segundo hijo del presidente, con la leyenda de: "Nuestra esperanza en el futuro", es s¨®lo un ejemplo.
Pero no todos creen que la transici¨®n, cuando se plantee, va a ser un proceso sin sobresaltos. Bashar es el heredero accidental del poder. La presidencia estaba originalmente reservada a su hermano mayor, Basil, playboy y paracaidista carism¨¢tico que pereci¨® al volante de su flamante Porsche mientras conduc¨ªa hacia el aeropuerto internacional de Damasco hace tres a?os. Bashar tuvo que abandonar sus estudios de oftalmolog¨ªa en Londres para retornar a Siria y lanzarse -muchos dicen que de mala gana- a una carrera pol¨ªtica dise?ada y tenazmente promovida desde palacio por su padre. Aunque la Constituci¨®n de Siria estipula que el presidente debe tener m¨¢s de 40 a?os de edad, nadie en Damasco duda de que se har¨¢n las modificaciones legales necesarias para facilitar el acceso de Bashar al poder en el momento que desaparezca Hafez el Asad. Descrito como un hombre afable y de una inquietud intelectual m¨¢s acentuada que la de Basil, Bashar est¨¢ haciendo su debut en la escena pol¨ªtica, mediante peri¨®dicas apariciones en p¨²blico, casi siempre junto a su padre, y participando regularmente en reuniones de los altos mandos pol¨ªticos y militares. En Siria se subraya la creciente presencia p¨²blica de Bashar en encuentros con autoridades libanesas, un hecho de capital significado si se tiene en cuenta el enorme inter¨¦s estrat¨¦gico de las relaciones de Damasco con Beirut.
Asad, cuyo gobierno de mano dura ha conseguido estabilizar a su pa¨ªs, pretende claramente que la sucesi¨®n se lleve a cabo, en la medida de lo posible, con el menor n¨²mero de alteraciones. Aun as¨ª, los temores de un resurgimiento de viejas rivalidades son omnipresentes.
A diferencia de los anteriores gobernantes de Siria, todos de la mayor¨ªa musulmana sun¨ª, Hafez el Asad proviene de la secta minoritaria alau¨ª, una escisi¨®n de los shi¨ªes que hasta el triunfo de la revoluci¨®n panarabista del partido Baaz estuvo sometida durante generaciones a los clanes tradicionales de los potentados de la mayor¨ªa sun¨ª.
La continuidad alau¨ª en la c¨²pula del poder es, por lo tanto, una prioridad para El Asad, y su intenci¨®n de asegurar una transmisi¨®n directa del poder a su hijo le est¨¢ impulsando a adoptar medidas para contrarrestar un posible desaf¨ªo desde el seno mismo del clan alau¨ª.
Ese empe?o est¨¢ reflejado en parte en su reciente decisi¨®n de alejar gradualmente a algunos de sus familiares cuyas ambiciones podr¨ªan, a su muerte, desatar una lucha, por el poder. No hace mucho, Hafez el Asad despach¨® a Ginebra a su hermano Jamil el Asad, de 66 a?os, tras una serie de denuncias que lo vinculaban con un caso de corrupci¨®n y que amenazaba con empa?ar la reputaci¨®n de austeridad de la familia del presidente sirio.
Rifat, otro hermano del presidente que sac¨® tanques a las calles durante un intento de golpe de Estado en 1983, ha regresado a Damasco tras largos anos de exilio en Par¨ªs. Aunque la impresi¨®n generalizada es que Rifat ha sido totalmente neutralizado y que el poder que detentaba en tiempos entre las filas del Ej¨¦rcito se ha evaporado tras una serie de purgas, Asad sigue manteni¨¦ndolo bajo permanente vigilancia.
"Hafez el Asad desea dejar a Bashar una presidencia exenta de todo riesgo serio a la estabilidad del sistema.. Ello demanda la eliminaci¨®n del peligro de una nueva guerra contra Israel", apuntaba un veterano observador de la escena siria, al tiempo que se?alaba la aparici¨®n de s¨ªntomas de voluntad pol¨ªtica en Damasco para reanudar las negociaciones de paz, suspendidas hace m¨¢s de un a?o. En c¨ªrculos norteamericanos se percibe optimismo a la hora de predecir que sirios e israel¨ªes volver¨¢n a la mesa de negociaciones en Maryland (Estados Unidos) en los pr¨®ximos meses. Bas¨¢ndose en sugerencias de que Israel est¨¢ considerando hacer concesiones importantes a Siria, Hafez el Asad parece m¨¢s que nunca dispuesto a alentar unas negociaciones que podr¨ªan ayudar a su hijo a cosechar los frutos de su larga lucha para recuperar el territorio ocupado por Israel en los altos del Gol¨¢n.
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