Nueva cruzada antitabaco
Miles de voluntarios se ofrecen en EE UU para controlar que no se vendan cigarrillos a los j¨®venes
El que quiera fumar, con el carn¨¦ en la boca. Los vendedores de tabaco de Estados Unidos est¨¢n obligados a partir de hoy a exigir un documento de identidad a los j¨®venes que consideren que tienen menos de 27 a?os para comprobar que tienen m¨¢s de 18, la edad m¨ªnima legal para fumar. Los estanqueros que desobedezcan la norma se enfrentan a sanciones y multas diversas y, lo que es peor, a un ej¨¦rcito de militantes antitabaco que, a modo de cruzados, se encargar¨¢n de que nadie se salte a la torera la prueba del carn¨¦.Adem¨¢s de la exigencia de prueba de edad a los j¨®venes, las disposiciones permiten que se denuncie a los vende dores "desaprensivos" a trav¨¦s de un n¨²mero de tel¨¦fono gratuito. Como los responsable de alimentaci¨®n y medicinas que ha conseguido poner en marcha esta regulaci¨®n) son pocos y la mies es mucha, porque se calcula que hay medio mill¨®n de puntos de venta de cigarrillos, los grupos antitabaco han ofrecido movilizar a sus partidarios para controlar cada establecimiento y cada mostrador: "Tenemos un ej¨¦rcito de, literalmente, millones de voluntarios en todo el pa¨ªs que estar¨¢n ojo avizor para vigilar a los comerciantes que quieran burlar la ley", seg¨²n Matthew Myers, del Centro Nacional para la Infancia sin Tabaco.
Por si la cosa no queda clara, Myers no tiene inconveniente en evocar al Gran Hermano, y a?ade: "Creo que van a ser estos voluntarios los que actuar¨¢n como los ojos y o¨ªdos de la FDA, aunque el organismo enviar¨¢ muy- pronto a sus propios investigadores a trabajar". El trabajo ser¨¢ concertado con agencias dependientes de los Estados y, entre otras cosas, est¨¢ provista, la colaboraci¨®n con adolescentes c¨®mo cebos: con el agente convenientemente disimulado, los Chicos o chicas entrar¨¢n en una tienda y pedir¨¢n cigarrillos. Si el dependiente hace lo que debe, santas pascuas, pero si mira a un la do y a otro y, creyendo que el panorama est¨¢ despejado, trata de ganar sus, dos o tres d¨®lares y vende la cajetilla, la poderosa mano de la ley caer¨¢ sobre ¨¦l.
El sistema tampoco es la inquisici¨®n, aunque lo parezca: a la primera infracci¨®n, el ex pendedor recibe una advertencia. Si reincide sufrir¨¢ una multa de 250 d¨®lares (35.000 pesetas), La escala aumentar¨¢ si sigue el desaf¨ªo, hasta un m¨¢ximo de 15.000 d¨®lares (2,1 millones de pesetas). Habr¨¢ tambi¨¦n una picota cibern¨¦tica para estos desalmados: la FDA publicar¨¢ los resultados de sus comprobaciones y la lis ta de infractores en Internet. Por cierto, la industria, que no se queda quieta, est¨¢ tambi¨¦n utilizando el ciberespacio para anunciarse y burlar las limitaciones publicitarias.La paradoja de este frente de la guerra del tabaco es que la industria apoya -con poca alegr¨ªa, pero la respalda- la exigencia de edad legal, mientras que algunos Estados como Virginia y Carolina del Norte se niegan, porque son productores de tabaco, pero tambi¨¦n, y en esto, no se van a quedar solos, para defender su soberan¨ªa ante la FDA. El organismo, que basa su estrategia en la caracterizaci¨®n de la nicotina como una droga y justifica, por eso su jurisdicci¨®n, ha conseguido ya que no sean los Estados los que determinan la edad m¨ªnima legal para fumar y lucha para sacar adelante su plan para apartar a los adolescentes del tabaco.
La mayor parte de la opini¨®n p¨²blica, sin excluir a los comerciantes, est¨¢ de acuerdo en que se exija el cumplimiento de la prohibici¨®n de fumar para los j¨®venes, porque se burla con excesiva facilidad y porque las cifras que manejan las autoridades sanitarias son harto elocuentes: para mantener su actual nivel de ventas, la industria del tabaco necesita reclutar diariamente a 3.000 clientes.
La normativa que entra hoy en vigor es la avanzadilla del paquete de medidas que la FDA, con pleno respaldo de la Casa Blanca, aprob¨® el pasado verano. El 28 de agosto, si no lo impide la batalla legal en curso, llegar¨¢ el grueso del ataque: eliminaci¨®n de m¨¢quinas de tabaco en zonas frecuentadas por j¨®venes, prohibici¨®n de carteles publicitarios a menos de 300 metros de los colegios, anulaci¨®n de las muestras de regalo de tabaco o de las ventas de cigarrillos sueltos y limitaci¨®n de la publicidad del tabaco en revistas.
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