El redil y el reba?o
Desde siempre, pero especial mente en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, el cine brit¨¢nico ha saqueado conscientemente el rico arsenal de la literatura anglosajona, desde el can¨®nico Shakespeares hasta Forster, desdela Jane Austen, ahora tan de moda hasta el reciente Thomas Hardy o el intemporal Henry James. Y haci¨¦ndolo, adem¨¢s, con una precisi¨®n filol¨®gica encomiable, reconstrucciones de ¨¦poca puntillosas y logradas; tanto, en suma, que cualquier adaptaci¨®n, y si es de James Ivory a¨²n m¨¢s, se termina pareciendo irremediablemente a las que le precedieron. C¨®mo escapar a esta maldici¨®n parece una operaci¨®n dif¨ªcil, y m¨¢s a¨²n porque esas ficciones aportan una materia prima cinematogr¨¢fica sencillamente espl¨¦ndida.Algunos directores han intentado llevar las adaptaciones a su propio terreno, como Peter Bogdanovich con la jamesiana Daisy Miller, de la que saldr¨ªa su filme m¨¢s sorprendente, Una se?orita rebelde. Y ahora lo hace la neozelandesa Jane Campion, que viene de saborear las mieses de otro acercamiento al siglo XIX, ese El piano que le ha dado notoriedad mundial. Hay en su mirada a James una apuesta marcadamente inteligente, que aleja su filme de la tradici¨®n: la opci¨®n por una puesta en escena que, sin abandonar el recurso a los escenarios originales, privilegia sobre ellos el juego de los personajes y, sobre todo, la expresi¨®n con la imagen, no s¨®lo con los di¨¢logos, de sus estados de ¨¢nimo. De ello nace un fiime perennemente en claroscuro, como en claroscuro est¨¢n los sentimientos de su espl¨¦ndida protagonista, esa Isabel Archer con quien Nicole Kidman borda un trabajo matizado, intenso y doliente.Pero no s¨®lo eso. A pesar de algunas opciones est¨¦ticas y narrativas que en ocasiones son tambi¨¦n vulgarmente ideol¨®gicas y que considero impostadas y artificiosas, como todas las secuencias en blanco y negro, hay, en cambio, un cuidado exquisito a, la hora de componer el encuadre y de buscar los elementos simb¨®licos que mejor le van a la acci¨®n. V¨¦ase: el intrigante Gilbert Osmond, a quien Malkovich presta su sobada interpretaci¨®n est¨¢ndar de malo de ¨¦poca, corteja a esa mujer hipersensible y aturdida por la pasi¨®n amorosa como es Isabel y lo hace aferrando una sombrilla con la que literalmente arrastra el deseo de la mujer.Menos complaciente que El piano, m¨¢s sorprendente que Un ¨¢ngel en mi mesa, Retrato se erige en la apuesta m¨¢s arriesgada hasta la fecha de una cineasta que, contra lo que suelen opinar sus admiradores, est¨¢ a¨²n buscando su estilo. Le sobran detalles absurdamente pueriles, pero ostenta determinaci¨®n, inteligencia y una mirada personal sobre, el mundo, elementos claves en alguien que aspira a hacer algo m¨¢s que pretenciosas pel¨ªculas al uso.
Retrato de una dama (Portrait Of a lady)
Direcci¨®n: Jane Campion.Gui¨®n: Laura Jones, seg¨²n la novela de Henry James. Producci¨®n: Monty Montgomery, para Constellation Films. Estados Unidos, 1996. Interpretes: Nicole Kidman, John Malkovich, Barbara-Hershey, Michael Donovan, Mary-Louise Parker. Estreno en Madrid: cines Cristal, Amaya, Cid Campeador, Acte¨®n y California (V. O).
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