Al Deportivo lo salva su pegada ante el Rayo
Que deje el Rayo el fuera de juego. Que lo saque de su discurso y lo entierre. Porque no sabe hacerlo. Ni idea, de verdad. Es, en su caso, un recurso suicida. En un torpe suced¨¢neo de achique lleg¨® el gol de Rivaldo. En otro, a¨²n peor, el de Martins. En ambos la pelota sigui¨® una trayector¨ªa similar, aloj¨¢ndose en la red tras darse un garbeo por entre las piernas de Contreras, cuya actuaci¨®n acepta de buen grado el t¨®pico de la sotana.El resultado deja en mal lugar al Rayo. Su f¨²tbol, no. Porque se agarr¨® al toque para llegar al gol. Y por eso se hizo merecedor a un resultado sin duda m¨¢s agradecido, lo que no deja de ser un pobre consuelo que, al menos, augura tiempos mejores.
Con el buen f¨²tbol como recurso se movi¨® el Rayo. Pero apareci¨® Rivaldo. Mal asunto. Lo hizo en. una acci¨®n tan fugaz como definitiva. Vio Donato su desmarque y le mand¨® el bal¨®n largo, a la espalda de una defensa temerariamente adelantada. Y ante Contreras se present¨® Rivaldo. Todo hac¨ªa presagiar que sacar¨ªa un pase a la derecha. El de la muerte, que se dice. Pero con futbolistas como ¨¦l sobra la l¨®gica. Porque la destruye. Contreras abri¨® las piernas y por ah¨ª se pase¨® el bal¨®n en un acto de obediencia a un futbolista de una calidad fuera de lo com¨²n.
Hab¨ªa ense?ado el Rayo hasta entonces un ejercicio limpio. Y lejos de apelar a la rabia, la pasi¨®n y otras musculosas soluciones, los rayistas siguieron a lo suyo. Toc¨¢ndola y triangulando. Guilherme la mand¨® al palo (m. 28) y Abdellaoui fall¨® cuando su ¨²nico rival era Songo'o.
Pero temblaba el Rayo detr¨¢s. Y Donato se hinch¨® de felicidad cuando vio que la defensa dejaba a su espalda un desierto y Martins corr¨ªa hacia all¨¢. Contreras sali¨® y el franc¨¦s te vio con las piernas abiertas. Un chollo era aquello. Por all¨ª entr¨® la pelota. Como estaba mandado.
Se atojaba aquel un mazazo demoledor. No lo fue. Porque el Rayo segu¨ªa gust¨¢ndose. Klimowicz; se invent¨® una par¨¢bola y Songo'o no se enter¨®. El Rayo se dej¨® el alma en el empe?o, con la pelota en su poder. Debi¨® empatar, m¨¢s que nada porque as¨ª lo ped¨ªa la justicia. Pero al Depor le salv¨® su pegada, o sea, Rivaldo y Martins. Y con gente as¨ª hablar de justicia est¨¢ de m¨¢s.
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