Las agencias humanitarias qu¨¦ operan en Zaire dejan Kisangani a su suerte
En Kisangani ya no quedan organizaciones humanitarias. Los ¨²ltimos 56 cooperantes abandonaron ayer la ciudad. Los banyamulengues (tutsis zaire?os) se hallan a sus puertas, prestos al asalto. El viernes tomaron Kindu, la otra ciudad estrat¨¦gica del este de Zaire que quedaba en manos del Ej¨¦rcito de Mobutu Sese Seko. Sin ellas, Mobutu perder¨¢ su ¨²ltima posibilidad de reacci¨®n. La divisi¨®n del pa¨ªs ser¨¢ un hecho.
Kisangani vive en el caos absoluto. Las tropas de Mobutu se dan al pillaje y en el aeropuerto se dan escenas de p¨¢nico. Todo el mundo quiere huir. El avi¨®n es el ¨²nico medio para abandonar esta zona inh¨®spita. Uno de los cooperantes internacionales asegur¨® ayer, al aterrizar en Kinshasa, que "las condiciones de trabajo son precarias" y denunci¨® que el Ej¨¦rcito se ha incautado de un avi¨®n con el logo de la ONU. Casi todo el personal evacuado a la capital zaire?a operaba en el campo de Tingi Tingi, 250 kil¨®metros al sureste de Kisangani, del que ayer empezaron a huir los 150.000 refugiados, en su mayor¨ªa hutus, temerosos del avance tutsi.Kisangani es, junto a Kindu, la ¨²ltima gran ciudad que queda en manos de Mobutu en el este de Zaire. Ambas tienen aeropuerto y son esenciales en cualquier operaci¨®n militar destinada a reconquistar Kivu. Su p¨¦rdida supondr¨ªa un golpe mortal al r¨¦gimen. La situaci¨®n de Kindu es confusa. Los rebeldes aseguran haberla tomado, pero Kinshasa lo desmiente. Fuentes independientes confirman la versi¨®n banyamulengue.
Pese a la debilidad del r¨¦gimen zaire?o, Francia insiste en que Mobutu es el personaje clave. Ayer lleg¨® a Par¨ªs Kofi Annan, secretario general de la ONU, para sostener conversaciones con el Gobierno franc¨¦s. Annan ha desempolvado en las ¨²ltimas horas una vieja idea de su antecesor, Butros-Gali: el envio de una fuerza multinacional. La idea gusta en Par¨ªs, pero no en Washington, que apoya a los rebeldes banyamulengues. Acci¨®n Contra el Hambre acus¨® ayer a la comunidad intemacional de "dejar morir" a los miles de refugiados de Tingi Tingi.
Las iniciativas de paz, orquestadas por EE UU y Sur¨¢frica, no han tenido demasiado ¨¦xito. La semana pasada, Laurent Kabila, l¨ªder de los banyamulengues, se reuni¨® con representantes estadounidenses.
Washington, que cuenta con importantes aliados en la zona -adem¨¢s de Sur¨¢frica, tiene estrechos v¨ªnculos con Uganda, kuanda y Burundi-, quiere evitar la voladura incontrolada de Zaire, un pa¨ªs rico en oro y minerales estrat¨¦gicos.
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