Ratones esbeltos
LOS NUEVOS hallazgos gen¨¦ticos encuentran cadavez m¨¢s eco. Dejando aparte el caso de la oveja cl¨®nica -cuyas repercusiones s¨®lo podemos vislumbrar por el momento, pero que, sin duda, ser¨¢n de alcance-, parece que cada d¨ªa que pasa los cient¨ªficos se disponen a anunciarnos el descubrimiento de un gen responsable de esta o aquella enfermedad, predisposici¨®n y hasta rasgo de car¨¢cter. Es hoy evidente la importancia de la carga gen¨¦tica y las posibilidades que abre su desciframiento, lo que no debiera llevarnos a olvidar que la conformaci¨®n de un ser humano no es solamente la consecuencia de sus genes, sino tambi¨¦n de. sus experiencias, su educaci¨®n y de sus condiciones de vida. La persona humana es, como dijera Ortega y Gasset, persona hist¨®rica o, si se prefiere, biograf¨ªa.El turno le ha tocado ahora a la obesidad. Un equipo franco-estadounidense ha identificado una prote¨ªna, y el gen correspondiente responsable de su s¨ªntesis, que regula el consumo energ¨¦tico en el organismo. Contribuye, por tanto, a determinar la fracci¨®n de la energ¨ªa contenida en los alimentos que se quema para mantener la temperatura constante del cuerpo y asegurar las funciones vitales. Y, en consecuencia, tambi¨¦n la que no se consume y queda almacenada en forma de grasa; es decir, est¨¢ ligada directamente a la mayor o menor propensi¨®n a la obesidad. De hecho, los ratones tratados gen¨¦ticamente de modo que puedan producir cantidades elevadas de la prote¨ªna en cuesti¨®n se mantienen esbeltos y en buena forma, aun cuando su r¨¦gimen alimentario sea hipercal¨®rico.
La obesidad exagerada no es s¨®lo un factor desencadenante o agravante de multitud de enfermedades. Es tambi¨¦n, incluso en sus versiones m¨¢s moderadas, una obsesi¨®n est¨¦tica en nuestras sociedades opulentas, hasta ' el, punto de producir ansiedad y trastornos que en algunos casos pueden resultar de extrema gravedad. Y, no lo olvidemos, es tambi¨¦n el pretexto para toda una larga panoplia de medicamentos, reg¨ªmenes de adelgazamiento, p¨®cimas, tratamientos y dem¨¢s pr¨¢cticas ampliamente publicitadas, unas veces inocuas y otras no tanto, que mueven grandes cantidades de dinero.
Est¨¢ claro que las posibilidades de control de la obesidad tienen repercusiones sanitarias, sociales y econ¨®micas importantes. No es de extra?ar que las grandes compa?¨ªas de productos farmac¨¦uticos se hayan interesado en el descubrimiento y sus posibles aplicaciones, que, en todo caso, tardar¨¢n en llegar. Ser¨ªa deseable que ¨¦stas se orientaran a aliviar dolencias directamente relacionadas con la obesidad patol¨®gica y no nos hicieran olvidar que los c¨¢nones de belleza corporal socialmente dominantes en cada momento son muchas veces fruto de modas e imposiciones un tanto artificiales. Y que, por encima de los controles biol¨®gicos, naturales o artificiales, el sentido com¨²n y el cuidado en la alimentaci¨®n y el ejercicio f¨ªsico son las armas m¨¢s eficaces y con menos contraindicaciones para mantener la l¨ªnea.
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