La OTAN excluye a Espa?a de la entrega de sus documentos secretos sobre armas at¨®micas
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Los documentos de la OTAN con el sello "atomal" no se entregan a Espa?a. La clasificaci¨®n "atomal" es la m¨¢xima prevista en la escala de secretos de la OTAN. Equivale a top secret (alto secreto), pero con una particularidad: se reserva a aquellos documentos que tratan sobre el despliegue, fiabilidad, seguridad y sistemas de mando y control de las armas nucleares de la Alianza Atl¨¢ntica. La exclusi¨®n de Espa?a de la distribuci¨®n de estos papeles, pese a formar parte del Grupo de Planes Nucleares, se debe a que no ha ratificado un acuerdo, de car¨¢cter secreto, sobre protecci¨®n de dicha documentaci¨®n.
Espa?a se incorpor¨® a finales de 1982 al Grupo de Planes Nucleares (NPG), el comit¨¦ donde se debate la pol¨ªtica nuclear de la Alianza Atl¨¢ntica. Aunque las armas at¨®micas han perdido gran parte de su valor en la estrategia aliada, la OTAN la sigue considerando como el ¨²ltimo recurso disuasorio ante un ataque, y como la manifestaci¨®n m¨¢s visible del compromiso de EE UU con la defensa de Europa.A su llegada al poder el PSOE congel¨® el proceso de integraci¨®n en la OTAN, por lo que los representantes espa?oles siguieron acudiendo a las reuniones del NPG, pero en calidad de observadores. Tras el refer¨¦ndum de marzo de 1986, Espa?a pas¨® a ser miembro de pleno derecho del NPG, en el que participan todos los pa¨ªses aliados salvo Francia y que se re¨²ne a nivel de representantes permanentes o ministros de Defensa.
Sin embargo, la plena integraci¨®n en el NPG tuvo entonces, y mantiene todav¨ªa, una salvedad: Espa?a est¨¢ excluida de la entrega de los documentos sobre armas nucleares, clasificados como "atornal". Y ello es as¨ª porque Espa?a no ha ratificado el acuerdo sobre protecci¨®n de dichos documentos, de car¨¢cter secreto.
Fuentes de la OTAN se?alan que el citado acuerdo se limita a establecer los procedimientos y medidas de seguridad para proteger estos documentos y es similar a otros muchos de car¨¢cter p¨²blico, pero al referirse a temas nucleares y haber sido elaborado durante la guerra fr¨ªa, se le dio la clasificaci¨®n de secreto.
Imposibilidad legal
El problema es que la legislaci¨®n espa?ola no prev¨¦ ning¨²n procedimiento para que el Parlamento pueda ratificar un acuerdo internacional secreto. "En Espa?a no puede haber leyes ni tratados secretos", asegura un jurista experto en temas parlamentarios.
Ni siquiera la tramitaci¨®n a trav¨¦s de la Comisi¨®n de Secretos Oficiales del Congreso, siempre que se constituyera formalmente y el Pleno le diese capacidad legislativa, ser¨ªa suficiente, pues al final el tratado tendr¨ªa que publicarse en el Bolet¨ªn Oficial del Estado para tener efecto.
Ante esta dificultad, el Gobierno socialista opt¨® por no ratificar el tratado. Para salvar la situaci¨®n, se ha recurrido a una f¨®rmula singular: un reducid¨ªsimo n¨²mero de personas, alrededor de una docena, entre las que figuran el presidente y los ministros de Exteriores y Defensa as¨ª como sus m¨¢s directos colaboradores, han sido habilitadas para "conocer" los documentos sobre armas nucleares.
Esta habilitaci¨®n, que concede EE UU con car¨¢cter individual y caso a caso, permite examinar los documentos, pero no guardarlos, ya que Espa?a no cumple los requisitos para garantizar su protecci¨®n.
Las fuentes consultadas sostienen que, en general, las autoridades espa?olas no han tenido problemas para conocer la documentaci¨®n requerida. Pero ello se debe, en gran parte, a que Espa?a ha sido "muy poco curiosa" en estos asuntos. "Puesto que Espa?a se ha declarado no nuclear y no acepta armas at¨®micas en su suelo, no parec¨ªa l¨®gico entrometerse en un tema que afectaba a terceros pa¨ªses", afirma un antiguo alto cargo.
En medios de la OTAN se considera, sin embargo, que la pr¨®xima integraci¨®n de Espa?a en la estructura militar de la OTAN debe servir para que se resuelva definitivamente esta anomal¨ªa. Las fuentes jur¨ªdicas ya citadas creen que la nueva ley de Secretos Oficiales podr¨ªa establecer un procedimiento para solventar este problema, facultando al Gobierno para suscribir determinados acuerdos clasificados, siempre que informara de su contenido a las Cortes a trav¨¦s de la Comisi¨®n de Secretos. Sin embargo, el proyecto de ley elaborado por el Gobierno, y paralizado tras las cr¨ªticas p¨²blicas, no ten¨ªa en cuenta esta situaci¨®n.
Durante la guerra fr¨ªa, EE UU contaba en suelo europeo con alrededor de 1.700 armas nucleares. Tras el desmantelamiento de los misiles t¨¢cticos Lance (700) y de los, proyectiles de artiller¨ªa (1.600), dicho dispositivo ha quedado reducido a unas 200 bombas de gravedad lanzables desde aviones.
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