La Intifada albanesa
?Es POSIBLE que una insurrecci¨®n popular ponga en fuga a las Fuerzas Armadas de un Gobierno? S¨ª, siempre que ese Gobierno sea de legitimidad tan dudosa como el alban¨¦s y, sobre todo, que su Ej¨¦rcito est¨¦ dispuesto a cualquier cosa antes que a dar la vida por el presidente, Sali Berisha, y su pu?ado de ac¨®litos del Partido Democr¨¢tico.Tras la sublevaci¨®n de los centros urbanos del sur del pa¨ªs, que no cesa de crecer desde hace unas semanas, el presidente ha pasado de enviar las tropas y prometer un restablecimiento ejemplar del orden a aceptar casi todas las exigencias de los insurrectos. Berisha ha asegurado que habr¨¢ elecciones para finales de junio, ha insinuado que se prepara una amnist¨ªa para todos los revoltosos y ha prometido la formaci¨®n de un Gobierno de uni¨®n nacional para organizar esas elecciones.
La mayor¨ªa de los partidos de la oposici¨®n se da por satisfecha con la ca¨ªda del caballo del presidente, pero no as¨ª los sublevados, que rechazan la ¨²nica exigencia repetida una y otra vez desde el poder: la entrega de las armas. Argumentan que si ellos se desarman, las prometidas elecciones se celebrar¨¢n sin ninguna garant¨ªa contra la manipulaci¨®n presidencial.
?Qui¨¦nes son los insurrectos? Hay una base popular de agraviados por el fraude del juego de la pir¨¢mide, que desde diciembre pasado ha sumido en la pobreza, con su cuca?a de intereses multimillonarios, a una gran parte de las familias albanesas; a ello hay que sumarle un venero de arribistas, pol¨ªticos de oposici¨®n, entre ellos ex comunistas, -tanto como el propio Berisha-, y militares descontentos. En Albania hay caldo de cultivo para todas las rebeliones. Baste decir que el poder no hizo nada para impedir que la opini¨®n creyera que la pir¨¢mide bancaria gozaba del respaldo oficial, porque, mientras durara, calmaba con su hipnosis de enriquecimiento instant¨¢neo al pa¨ªs m¨¢s pobre de Europa.
El hundimiento de Berisha, que hoy s¨®lo aspira ya a salvar el cargo, es, sin embargo, una excelente oportunidad para la mediaci¨®n de la Uni¨®n Europea, que desempe?a el ex canciller socialdem¨®crata austriaco Franz Vranitzky. Si se forma una Administraci¨®n independiente o un Gobierno de uni¨®n nacional que no sea t¨ªtere de Berisha y su Partido Democr¨¢tico, manipulador de todas las elecciones celebradas desde la ca¨ªda del comunismo oficial en 1991, ¨¦sa parece la ¨²nica salida razonable al problema. Har¨ªa bien, por ello, la oposici¨®n armada en explorar esa v¨ªa para poner fin al derramamiento de sangre.
Bajo la supervisi¨®n europea, Albania a¨²n puede tener la oportunidad de repetir una transici¨®n pol¨ªtica que hasta ahora lo ha sido del comunismo al caos, m¨¢s que hacia el capitalismo, como te¨®ricamente se pretend¨ªa por los dise?adores del cambio. Una campa?a electoral en plena libertad ser¨ªa la mejor receta para esta segunda transici¨®n de Albania, aunque no parece f¨¢cil que de aqu¨ª al mes de junio -fecha manejada para la convocatoria a las urnas- se sienten unas m¨ªnimas bases para el ejercicio democr¨¢tico del voto.
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