Pol¨¦mica nueva etapa de 'Cuadernos de Pedagog¨ªa'
La editorial Praxis adquiere la revista y despide a su director y fundador
Fabricio Caivano ha sido el director, el rostro y la mente de Cuadernos de Pedagog¨ªa desde que, en enero de 1975, sali¨® su primer n¨²mero. La fund¨® en 1974 con un capital de apenas 300.000 pesetas y tiene entre sus m¨¦ritos haber conseguido mantener a flote una revista comprometida, defensora de la pedagog¨ªa activa y la escuela p¨²blica, en un tiempo de mortandad de publicaciones que engull¨® cabeceras tan emblem¨¢ticas como Triunfo o Cuadernos para el Di¨¢logo.Cuadernos de Pedagog¨ªa es heredera de esa tradici¨®n intelectual, y no s¨®lo ha sobrevivido, sino que goza de una excelente salud, con 15.000 suscriptores y una amplia proyecci¨®n. Fabricio Caivano ha sido, junto con Jaume Carbonell, su principal hacedor. Pero el pasado 12 de febrero una escueta carta le comunicaba que estaba despedido. A los 55 a?os. Y por motivos disciplinarios.
Eso ocurr¨ªa apenas dos meses despu¨¦s de que la revista fuera adquirida por la editorial Praxis, del grupo holand¨¦s Wolters Kluver, l¨ªder europeo en libros jur¨ªdicos de fichas. Caivano est¨¢ convencido de que el despido se debe a motivos ideol¨®gicos y que Praxis compr¨® Cuadernos como caballo de Troya para introducir en sus libros de hojas cambiables en el sector de la ense?anza. La directora de Praxis, Julia Nueno, sostiene que el despido s¨®lo se debe a motivos disciplinarios y que no se va a cambiar la l¨ªnea de la revista.
Un producto m¨¢s
Las dos versiones coinciden en los hechos y difieren en las interpretaciones. En cualquier caso, revelan un profundo desencuentro. Cuando Praxis compr¨® Cuadernos tal vez no era consciente de la simbiosis que hab¨ªa entre esa cabecera y su director, que la hab¨ªa pilotado durante 22 dif¨ªciles a?os.
El equipo hab¨ªa vivido mucho tiempo con precariedad material, pero una gran libertad ideol¨®gica, de la mano de peque?os editores como Frederic Pag¨¦s o la editorial Fontalba, en la que estuvieron siete a?os. Pero en el mundo editorial los peque?os pagan a veces su ¨¦xito en las fauces de los grandes. "Entonces sales de un mundo casi artesanal para entrar en el imperio, y lo preocupante es la mercantilizaci¨®n del saber que ese paso comporta", reflexiona Caivano.
En 1995, el barco de Cuadernos recal¨® en un puerto de lujo, RBA Editores, que compr¨® a Fontalba todas sus publicaciones. En RBA, el reducido equipo de Caivano sabore¨® las mieles de la suficiencia sin tener que renunciar a la independencia. Navegaban junto a un transatl¨¢ntico, de modo que creyeron llegado el momento de orillar el voluntarismo y hacer cuentas. Caivano y Carbonell llegaban a esa edad en la que se empiezan a leer con inquietud las noticias sobre, la jubilaci¨®n, y ellos, de los 20 a?os dedicados a Cuadernos, s¨®lo ten¨ªan cotizados a la Seguridad Social los seis primeros.
Reclamaron, pues, su regularizaci¨®n laboral. Tras dos a?os de negociaciones, RBA les reconoci¨® 10 a?os de antig¨¹edad. En octubre pasado tuvieron su primer contrato laboral, y en diciembre, todav¨ªa exhaustos por la negociaci¨®n, sin previo aviso y sin haberlo siquiera intuido, el editor les anunci¨® que la revista y ellos mismos hab¨ªan sido vendidos a Praxis.
"Las negociaciones de compra siempre se llevan en secreto, pero reconozco que no estuvo bien no informarles antes. Nosotros no lo hubi¨¦ramos hecho as¨ª", admite Julia Nueno.
Caivano reconoce que la venta le produjo una profunda contrariedad y quiso estudiar si la operaci¨®n ten¨ªa alg¨²n resquicio legal. Pero la nueva editora no toleraba dilaciones y, en vista de que no se hab¨ªan incorporado en la fecha prevista, les requiri¨® por telegrama que se presentaran inmediatamente. Y ah¨ª se inici¨® lo que Fabricio Caivano define como "acoso intelectual" de la nueva editora, y Julia Nueno como desacato a su autoridad.
Caivano se sinti¨® desautorizado cuando lo primero que hizo Nueno fue nombrar una editora, Mar¨ªa Antonia Jim¨¦nez, por encima del director. Y humillado cuando lo segundo fue fijarle un horario.
Entrevista con la ministra
"?Desde cu¨¢ndo un director tiene que dar cuentas de c¨®mo hace su trabajo? Una de las veces que dicen que falt¨¦ en mi puesto estaba con un grupo de maestros de Call¨²s preparando un tema sobre Internet. Si encima no tienes despacho ni ordenador, la ¨²nica conclusi¨®n posible es que no existe ninguna confianza en tu trabajo".La tensi¨®n lleg¨® a su punto m¨¢ximo cuando la editora exigi¨® supervisar el cuestionario de una entrevista a la ministra Esperanza Aguirre. Caivano pregunt¨® para qu¨¦. Para ver si hab¨ªa alguna inconveniencia. "Despu¨¦s de tantos a?os de profesi¨®n, no creo que nadie tenga que decirme c¨®mo entrevistar a una ministra", dice Caivano. No entreg¨® el cuestionario, pero entonces Julia Nueno dijo que quer¨ªa asistir a la entrevista, algo a lo que el director tambi¨¦n se neg¨®.
"S¨®lo quer¨ªa asistir por deferencia a la ministra, nunca para controlar", asegura la editora. La entrevista se hizo, y se public¨® sin ninguna modificaci¨®n, salvo una misteriosa coletilla que alguien, sin saberlo el director, orden¨® poner como colof¨®n: "Cuadernos de Pedagog¨ªa agradece a Esperanza ?guirre, ministra de Educaci¨®n y Cultura, el tiempo robado a su apretada agenda para la celebraci¨®n de esta entrevista". La frase es todo un final de etapa.
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