El principal 'arrepentido' de la Ucifa dice que no hab¨ªa dinero para pagar confidentes
El guardia civil Vicente Dom¨ªnguez Serrano, principal arrepentido del caso Ucifa, asegur¨® ayer que la unidad antidroga de la Guardia Civil no hab¨ªa una s¨®la peseta para pagar a los colaboradores y que fue el comandante Jos¨¦ Ram¨®n Pindado quien "embelleci¨®" un sistema de trabajo que ya estaba establecido con anterioridad y que consist¨ªa en pagar con droga a los, confidentes. Dom¨ªnguez, que admiti¨® haber recibido unas 800.000 pesetas procedentes de la venta de droga, dijo que confes¨® los hechos por miedo a Pindado y a que le colocaran a ¨¦l una bolsa con droga, como hab¨ªa visto hacer con otros.
La rotundidad con que Vicente Dom¨ªnguez confes¨® su participaci¨®n e incrimin¨® a compa?eros y mandos en actuaciones presuntamente delictivas se vio empa?ada por no pocas acusaciones deductivas y por hechos que dijo haber conocido por referencias de confidentes o de otros arrepentidos. Tras el interrogatorio del fiscal, la sesi¨®n, que hab¨ªa sido convocada para la tarde, fue suspendida, antes de que comenzase el turno de los defensores, hasta el martes por indisposici¨®n del procesado.Dom¨ªnguez ratific¨® la versi¨®n del ex agente de la Ucifa Doroteo G¨®mez Porras, otro arrepentido que declar¨® con anterioridad que un grupo de agentes hab¨ªan colocado una peque?a cantidad de drogas en el coche de un guardia civil de Pamplona al que estaban investigando por consumo y trapicheo de estupefacientes. El procesado confirm¨® que hab¨ªa sido el entonces teniente coronel jefe de la unidad, Francisco Quintero, quien pronunci¨® la frase "esto tiene que salir por cojones" en referencia al operativo montado por la Ucifa.. Pero adem¨¢s Dom¨ªnguez atribuy¨® al hoy coronel Quintero la orden de que alguien "bajase a Madrid" a por droga, hecho que ni siquiera afirm¨® el otro arrepentido. Esa droga fue la que luego introducir¨ªa el otro arrepentido , G¨®mez Porras, en el coche del agente investigado, aunque ¨¦sto Dom¨ªnguez lo supo despu¨¦s "por comentarios". El guardia Antonio Segura, que declar¨® con anterioridad, dijo que ¨¦l y otro agente fueron a Madrid a buscar linternas y aparatos el¨¦ctricos, no droga.Dom¨ªnguez fue m¨¢s rotundo al describir c¨®mo introdujeron en el domicilio de un presunto narcotraficante, Juan Antonio Carrasco una bolsa de hero¨ªna y un rev¨®lver que hab¨ªan encontrado poco antes en el trastero de su domicilio, en el entraron sin mandamiento judicial: "El guardia Antonio Segura y yo comunicamos por tel¨¦fono el hallazgo al cabo Molina, mientras el guardia Alberola se quedaba vigilando. El cabo me dijo que subi¨¦semos la droga y el arma a la casa. Entramos los tres en el domicilio y dejamos el arma en un parag¨¹ero y la droga en un armarito". El cabo Molina y el guardia Segura, que ya han declarado, negaron estas acusaciones ?le Dom¨ªnguez.
Vigilancia a un traficante
En relaci¨®n con la Operaci¨®n Cochabamba, en la que el fiscal acusa a agentes de la Ucifa de haber dejado marchar libremente a un traficante, la acusaci¨®n se cae por momentos. El arrepentido Dom¨ªnguez atribuy¨® a "comentarios y an¨¦cdotas" su conocimiento de que la Ucifa habr¨ªa dejado ir a un traficante que luego se les habr¨ªa perdido en un seguimiento. Frente a esta versi¨®n, los dem¨¢s acusados han venido sosteniendo que cachearon a la persona que sali¨® de un piso en la calle Cochabamba, de Madrid, cuando el guardia G¨®mez Porras le avis¨® de que sal¨ªa portando droga, pero tuvieron que dejarle ir al no encontrarle nada encima.Dom¨ªnguez tambi¨¦n sostuvo, en contra de los dem¨¢s agentes, que en un registro de un piso de la calle Granada hab¨ªa aparecido coca¨ªna y dos pistolas, pero s¨®lo se hizo constar una en el acta de registro. La otra "se sab¨ªa que estaba en la unidad y acab¨® desapareciendo", pero Dom¨ªnguez tuvo que reconocer que "no estaba convencido" de haberla visto en la Ucifa.
Dom¨ªnguez dijo que en determinado momento los colaboradores empezaron a hacer traer coca¨ªna de Colombia, sin que supiera para qu¨¦, "porque la droga ven¨ªa en maletas y no se deten¨ªa a nadie". "No s¨¦ si ser¨ªa para hacer incrementar las estad¨ªsticas o para cobrar su premio". A los confidentes se les pagaba con un 10% de la droga que se llevaba a la unidad, se separaba y posteriormente se les pagaba con ella.De uno de estos env¨ªos, de 58 kilos de coca¨ªna que llegaron a Barajas en dos maletas, dijo que se llevaron directamente a la direcci¨®n general donde se separaron seis kilos que el comandante Pindado meti¨® en la caja fuerte de la unidad. "S¨¦ que un kilo se qued¨® en la caja. Los otros cinco imagino que se pagar¨ªan a colaboradores, porque era la forma de trabajar en la unidad, pero no vi la entrega". M¨¢s tarde, vio que el kilo de coca¨ªna lo sacaba el sargento Gonzalo, lo met¨ªa en una caja y se lo daba a Pindado. Se asust¨® pensando que se lo pod¨ªan acabar colocando a ¨¦l. Dom¨ªnguez denunci¨® presiones del comandate Pindado, quien, seg¨²n dijo, contin¨²a infundi¨¦ndole "miedo".El guardia Antonio Segura tambi¨¦n denunci¨® presiones, pero en esta ocasi¨®n del capit¨¢n del Servicio de Informaci¨®n Juli¨¢n Hern¨¢ndez del Barco para que cambiase su declaraci¨®n. Segura dijo que al salir de una declaraci¨®n en la que el juez Baltasar Garz¨®n s¨®lo tom¨® notas oy¨® decir: "?ste va a Carabanchel".Segara dijo que se asust¨® ante la posibilidad de tener que ir a una prisi¨®n civil por la cantidad de traficantes que hab¨ªa detenido, por lo que acept¨® la sugerencia de Hern¨¢ndez del Barco y cambi¨® su declaraci¨®n, inculp¨¢ndose ante el juez Garz¨®n.
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