Conocer a Laboa
El se?or Espada Bandera, con una pomposa belicosidad que -de creer ciertas teor¨ªas nominalistas- podr¨ªa ir asociada a sus apellidos, declara no sorprenderse (en su carta al director titulada Idiomas minoritarios, 4 de marzo de 1997) de que yo "no conozca a Mikel Laboa", dentro de una m¨¢s amplia andanada contra quienes escribimos en EL PA?S, condensada en su frase "constato que muchos de ustedes no conocen mucho m¨¢s de aquello que desean conocer, que es b¨¢sicamente poco y nada". Aclaro en primer lugar que este irritado se?or, tan celoso del uso y defensa de las lenguas, emplea mal el tiempo verbal, puesto que precisamente mi columna Arcaicos corazones se centraba en el feliz descubrimiento del gran cantautor vasco, lamentando yo mismo a continuaci¨®n, antes de que Espada Bandera lo denuncie agriamente en su carta, el recelo y desd¨¦n que las lenguas minoritarias del Estado despiertan a menudo en Espa?a. Utilizar por ello mi art¨ªculo para culpar(nos) gen¨¦ricamente del riesgo de desaparici¨®n de esas lenguas s¨®lo puedo interpretarlo como un pinchazo de lector o una bander¨ªa extravagante-
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