Un mercado quebrado
La reforma laboral abarata el despido para eliminar el miedo de los empresarios a realizar contratos fijos
"La inestabilidad y la alta rotaci¨®n en el empleo afectan al creciMIento econ¨®mico y al nivel de vida; generan incertidumbre para los trabajadores respecto a su propio futuro; afecta, por tanto, a la cohesi¨®n econ¨®mica y social, y a la vertebraci¨®n democr¨¢tica de la sociedad; e impide contar con empresas que hagan de la calidad y el valor a?adido para. su competitividad" .Esa declaraci¨®n que hacen los sindicatos CC OO y UGT en los documentos que discuten con la patronal CEOE-CEPYME re sume el objetivo de la cuarta reforma laboral de la etapa democr¨¢tica y la primera que se aborda en un periodo de expansi¨®n econ¨®mica.Los l¨ªderes de CEOE-CEPYME y de los sindicatos, Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, Manuel Otero, Antonio Guti¨¦rrez y C¨¢ndido M¨¦ndez quieren corregir precisamente algunos efectos negativos de las anteriores reformas laborales (de 1979, 1984 y 1994), que se pusieron en marcha en medio de graves crisis econ¨®micas y con soluciones de emergencia. Pretenden impulsar la creaci¨®n de empleo y reequilibrar un mercado laboral lleno de socavones, con 6,26 millones de asalariados con contrato fijo y derechos reconocidos, 3,17 millones de trabajadores eventuales sometidos a una inestable rotaci¨®n y 3,49 millones de parados en la m¨¢s absoluta indefensi¨®n.Esa quiebra entre trabajadores fijos y temporales (el 34% de los asalariados) se ha producido por el miedo de los empresarios, a realizar contratos fijos, y por la incertidumbre que confiesan en relaci¨®n al coste del despido. Los registros del Inem. y la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) ponen de manifiesto que de los 8,60 millones de colocaciones realizadas en 1996, tan s¨®lo hubo 204.235 contratos indefinidos ordinarios (ve¨¢se gr¨¢fico) y un pu?ado m¨¢s de contratos fijos acogidos a medidas de fomento del empleo. En total, un 4%.Ante esas contundentes cifras, los sindicatos han aceptado discutir sobre el despido, un tema hasta ahora tab¨² para ellos. Eso ha permitido que. el mi¨¦rcoles pasado M¨¦ndez, Guti¨¦rrez, Cuevas y Otero sentaran las bases del pacto: impulsar la contrataci¨®n indefinida a trav¨¦s de un modelo destinado a j¨®venes y colectivos con especiales dificultades. Esos contratos tendr¨¢n las mismas garant¨ªas normativas y jur¨ªdicas que los actuales fijos, pero se acepta para ellos un abaratamiento del despido objetivo improcedente, que todav¨ªa no han concretado.Una decisi¨®n de CC OO y UGT sin duda pol¨¦mica, pero que se han visto obligados a tomar para ofrecer a las empresas un contrato atractivo que les estimule a dar estabilidad a los trabajadores. Los expertos y los m¨¢ximos responsables del Ministerio de Trabajo conf¨ªan en que ese contrato se convierta en el modelo estrella, que genere confianza y produzca un repunte del consumo.Pero los interlocutores sociales todav¨ªa tienen pendiente una complicada tarea. Deben poner por escrito los textos del acuerdo y . resolver puntos de discrepancia importantes. El que m¨¢s preocupa a los sindicatos es la nueva redacci¨®n del art¨ªculo 52.c del Estatuto de los Trabajadores, con una mejor definici¨®n de las causas del despido objetivo (econ¨®micas, t¨¦cnicas, organizativas o de producci¨®n). Su temor es que se abra demasiado esa puerta y se produzca una expulsi¨®n de los actuales trabajadores fijos para ser sustituidos por otros m¨¢s j¨®venes, cuyo despido es m¨¢s barato. Una cautela prevista es que esa f¨®rmula no se pueda utilizar para puestos que hayan quedado vacantes en los doce meses anteriores por despidos. Pero, adem¨¢s, deben acotar bien la redacci¨®n de las causas de las extinciones.Tambi¨¦n tienen otras preocupaciones: ?La reforma va a estimular o no las contrataciones? ?Las empresas acudir¨¢n al modelo indefinido o van a buscar como v¨¢lvula de escape los con tratos por obra y ser vicio, el eventual por circunstancias de la producci¨®n o las Empresas de Trabajo Temporal (ETT)? Esas f¨®rmulas se utilizan ahora, muchas veces en fraude de ley, para cubrir puestos de trabajo y tareas permanentes y, en el caso de las ETT, con salarios muy inferiores a los de convenio. La ¨²nica soluci¨®n es que se establezcan las cautelas necesarias para la recta utiliza ci¨®n de esas f¨®rmulas contractuales.
En suma, patronal y sindicatos tienen entre sus manos el m¨¢s complicado di¨¢logo que se han propuesto a s¨ª mismos en muchos a?os. Para el acuerdo de pensiones las centrales dispon¨ªan del Pacto de Toledo, consensusado previamente por todos los partidos; aqu¨ª han partido de cero. Y, adem¨¢s, con presiones y f¨®rmulas m¨¢gicas lanzadas desde distintos sectores. De un lado, algunos gurus econ¨®micos confiados en que la reforma laboral resuelva todos los males de Espa?a. De otro, quienes recelan de los cambios.
Desoyendo esas opiniones, patronal y sindicatos quieren evitar una reforma impuesta desde el Ejecutivo, como ocurri¨® con la de 1994 que no pudieron gobernar; creen que el consenso producir¨¢ cambios m¨¢s equilibrados. Un experimentado sindicalista hace esta reflexi¨®n: "Los sindicatos tenemos que elegir entre perder nosotros algunas plumas o dejar que desplumen a los trabajadores".
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