El dilema del PNV
En sus declaraciones al diario franc¨¦s Le Monde, Xabier Arzalluz asegura que el tema clave de la autodeterminaci¨®n del Pa¨ªs Vasco constituye una "buena base para el arreglo del conflicto. Para todos nosotros, nacionalistas, el reconocimiento de este derecho es fundamental". Ejercer ese derecho, sigue diciendo, es otra cuesti¨®n porque antes ser¨ªa preciso decidir qui¨¦n debe votar y en qu¨¦ marco geogr¨¢fico tendr¨ªa que realizarse la votaci¨®n, cuestiones que no est¨¢n por ahora en el orden del d¨ªa. La cuesti¨®n, hoy, es que el Estado espa?ol reconozca el derecho de autodeterminaci¨®n de Euskadi.No siempre ha sido as¨ª. No lo fue en el PNV anterior a la guerra civil. Pero no lo fue tampoco, aunque muchos crean lo contrario, en el debate constitucional. El d¨ªa 21 de julio de 1978, hablando en el Congreso de los Diputados, Arzalluz afirm¨® que al presentar la enmienda referente al pacto con la Corona, su Grupo no pretend¨ªa ning¨²n "escapismo autodeterminatorio", y reconoci¨® expl¨ªcita y "plenamente la unidad del Estado". Arzalluz dej¨® "bien claro" que en el reconocimiento, solicitado por su Grupo, de los derechos hist¨®ricos suprimidos por las leyes abolitorias de los Fueros "no hab¨ªa ni intenci¨®n autodeterminatoria, ni quitar el techo constitucional, ni salirnos de la Constituci¨®n". En todo caso, Arzalluz tranquiliz¨® a sus oyentes diciendo que, fuera cual fuese el resultado final del debate, su Grupo acatar¨ªa la Constituci¨®n, aunque se viera forzado a no aprobarla, y seguir¨ªa impasible por la senda democr¨¢tica, sin tentaci¨®n alguna hacia la violencia y hacia la coacci¨®n. En aquellos no tan lejanos d¨ªas, el derecho fundamental reclamado por el PNV consist¨ªa en "hacer real una autonom¨ªa profunda".
El Grupo Nacionalista Vasco no consigui¨® que se aprobaran sus enmiendas y no vot¨® la Constituci¨®n, pero a todo el mundo le qued¨® la convicci¨®n -porque as¨ª lo remach¨® expresamente Arzalluz- de que si la Constituci¨®n deb¨ªa ser alg¨²n d¨ªa reformada, el PNV lo propugnar¨ªa utilizando los cauces democr¨¢ticos que la misma Constituci¨®n ofrec¨ªa. Autonom¨ªa profunda frente a autodeterminaci¨®n, como objetivo de la acci¨®n pol¨ªtica; v¨ªa democr¨¢tico constitucional frente a la violencia y coacci¨®n, como estrategia para alcanzar aquella meta: eso era lo que se desprend¨ªa de las palabras que el se?or Arzalluz cre¨ªa que "deb¨ªan ser dichas" y que dijo "con toda el alma" en aquel debate.
?Qu¨¦ ha cambiado en estos veinte a?os para que el PNV haya girado tan decisivamente en su identificaci¨®n del conflicto vasco y de las v¨ªas para su arreglo? No que el Estado no haya institucionalizado una "autonom¨ªa profunda" en Euskadi; tampoco que se haya cegado la v¨ªa democr¨¢tica de reforma de la Constituci¨®n, nunca intentada. En realidad, lo ¨²nico nuevo es que la violencia se ha consolidado como una estructura de la vida diaria del Pa¨ªs Vasco y ha destrozado su comunidad pol¨ªtico-moral. Hoy la sociedad vasca vive bajo un aparato coactivo de indefinida perduraci¨®n que disputa al Estado, con relativo ¨¦xito y eficacia, el ejercicio de la violencia leg¨ªtima.
Como respuesta a este hecho, el PNV cree que puede reconstruir la comunidad moral vasca -expresada en el sujeto colectivo "todos nosotros, nacionalistas"- elevando su reivindicaci¨®n inmediata de la autonom¨ªa a la autoderminaci¨®n. Para jugar ese papel, se ha situado en un terreno alejado por igual de ETA y del Estado y al margen de la v¨ªa democr¨¢tico-constitucional de reforma de la Constituci¨®n. De ah¨ª los titubeos en su pol¨ªtica policial; de ah¨ª la pretensi¨®n de "tender puentes" organizando visitas que sit¨²an en pie de igualdad a sus interlocutores. Pero de ah¨ª, sobre todo, que perciba hoy la salida del conflicto como negociaci¨®n incondicional entre dos violencias enfrentadas, ETA y Estado. Con eso, el PNV olvida un punto crucial: que en cuanto gobierna parte del Estado, ¨¦l es tambi¨¦n Estado. Mientras m¨¢s tiempo tarde en reconocerlo, m¨¢s enquistado tendr¨¢ el conflicto que trata de resolver.
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