Una versi¨®n cre¨ªble

NO FIRMAR "cheques en blanco" es una cautela saludable, en pol¨ªtica y en otros ¨¢mbitos. Tambi¨¦n cuando se trata de actuaciones policiales, sobre todo si se tienen en cuenta algunos casos ocurridos hace no tanto tiempo en el Pa¨ªs Vasco y que est¨¢n en la mente de todos. Pero esa cautela toma visos patol¨®gicos cuando cualquier actuaci¨®n policial contra los terroristas de ETA se envuelve en sospecha y uno se sit¨²a, emocionalmente m¨¢s cerca del pistolero que acaba de asesinar a un ciudadano que del polic¨ªa que lo detiene. Este fen¨®meno, que afecta a un sector no desde?able de la sociedad vasca, volvi¨® ayer a tomar cuerpo en el debate que mantuvo el ministro del Interior con los representantes del PNV, EA e IU, tras exponer Mayor Oreja los resultados de la investigaci¨®n abierta sobre las lesiones diagnosticadas al presunto etarra Fernando Elejalde.Ciertamente fueron los graves fallos de procedimiento e informaci¨®n cometidos despu¨¦s de detener al presunto asesino del psic¨®logo de la c¨¢rcel de Martutene los que crearon un estado de alarma social y dieron pie a la presunci¨®n de que se estaba ante un (nuevo) caso flagrante de torturas. Por ello resulta comprensible que recayera en el Ministerio del Interior la tarea de aventar las dudas y demostrar que no hubo malos tratos en la comisar¨ªa. de San Sebasti¨¢n. El n¨²cleo de la cuesti¨®n estaba en aclarar que las lesiones apreciadas por los m¨¦dicos a Elejalde se produjeron antes y durante su detenci¨®n, y no en la hora y media que separa ese episodio de su traslado al cuarto de socorro de la capital donostiarra. El ministro ofreci¨® una explicaci¨®n razonable de lo sucedido en ese lapso de tiempo, si bien est¨¢ claro que su tajante afirmaci¨®n de que no hubo tortura ni malos tratos se basa en datos circunstanciales: la "indentidad manifiesta" en los diagn¨®sticos emitidos por los distintos equipos m¨¦dicos y forenses que trataron al etarra y la clara coincidencia" de las lesiones con los avatares de la detenci¨®n. A estos efectos tiene consistencia el hecho de que el juez instructor de la Audiencia Nacional haya llegado a una conclusi¨®n similar en el auto de procesamiento dictado ayer contra Elejalde,

Mayor Oreja admiti¨®, si bien no con la contundencia exigible, los fallos de informaci¨®n dentro de su departamento y los errores de procedimiento que convirtieron "un ¨¦xito policial en un fiasco social", seg¨²n palabras del portavoz del PNV en el debate. De ah¨ª que sea pol¨ªticamente pertinente la destituci¨®n del comisario jefe de polic¨ªa y el cese del gobernador civil de Guip¨²zcoa. Las explicaciones del ministro fueron aceptadas por los representantes del PP, PSOE, CiU y Coalici¨®n Canaria, pero encontraron la incredulidad de los representantes del PNV, EA e IU. Este nuevo "choque" es demostrativo de la inquietante trinchera en la que se ha refugiado el PNV.

Su portavoz asegur¨® que pretend¨ªa que la "versi¨®n oficial" de lo sucedido coincidiera con la "versi¨®n real". Toda su intervenci¨®n, sin embargo, estuvo impregnada por la presunci¨®n que su compa?ero Joseba Egibar ha verbalizado desde el pasado jueves con inigualable crudeza: que Elejalde sufri¨® tortura y malos tratos a manos de la polic¨ªa. El diputado nacionalista pareci¨® m¨¢s preocupado por no rectificar al portavoz de la ejecutiva nacional de su partido que por aclarar los puntos oscuros de la versi¨®n de Interior. Para ello no dud¨® en meter en el mismo saco hechos tan dispares como el asunto Elejalde, los asesinatos de Lasa y Zabala a manos de los GAL y las muertes no definitivamente aclaradas de Mikel Zabaltza o Gurtitze Yanci.

M¨¢s all¨¢ de las dudas que todav¨ªa pueda inspirar la versi¨®n del ministro -en las que profundizaron los representantes de IU y EA-, el diputado peneuvista ratific¨® la desconfianza de su partido respecto al ministro del Interior y, lo que es m¨¢s preocupante, una cierta tendencia a descomprometerse de la lucha del Estado democr¨¢tico contra ETA.