Clinton sufre con la renuncia de Lake el primer rev¨¦s por la financiaci¨®n ilegal
El esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n irregular de su campa?a electoral acaba de costarle a BilI Clinton el primer traspi¨¦s pol¨ªtico de su segundo mandato. El presidente de EE UU, que la pasada semana sufri¨® uno f¨ªsico -se lesion¨® una rodilla al caerse por las escaleras-, tuvo que aceptar en la noche del lunes la grave derrota que supone la renuncia de Anthony Lake, su candidato a la direcci¨®n de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Lake no pod¨ªa m¨¢s: los interrogatorios a los que le estaba sometiendo el Senado le resultaban una tortura.
Las palabras de la carta de renuncia de Lake son muy duras, el testimonio m¨¢s expl¨ªcito de la crispaci¨®n que est¨¢ provocando en la capital norteamericana la catarata de esc¨¢ndalos relacionados con la financiaci¨®n de la ¨²ltima campa?a electoral dem¨®crata. El proceso de su confirmaci¨®n para el cargo por el comit¨¦ de Inteligencia del Senado, escribe Lake, se hab¨ªa transformado en "un circo pol¨ªtico", "un partido de f¨²tbol en el que se cambia constantemente la porter¨ªa", algo "asqueroso y brutal, sin exagerar", una demostraci¨®n de que "Washington se ha vuelto loco".En la noche del lunes, Lake fue a la Casa Blanca y le dijo al presidente que renunciaba a ser su candidato a la jefatura de la central de espionaje. "Quiero que contin¨²e y que luche", le grit¨® un Clinton vestido con ch¨¢ndal y con una pierna derecha inmovilizada. Pero Lake dijo que estaba harto y el presidente termin¨® aceptando una decisi¨®n que deja a la CIA sin cabeza visible en un momento de confusi¨®n sobre sus objetivos y sus m¨¦todos, radicaliza el enfrentamiento entre la Casa Blanca dem¨®crata y el Congreso republicano y recuerda las dificultades que tuvo Clinton en su primer mandato para designar a algunos altos cargos, entre otros el fiscal general y el director de la CIA.
Dos viejos problemas
A lo largo de varias sesiones de interrogatorios, Lake hab¨ªa sido puesto en la picota por el comit¨¦ de Inteligencia del Senado, dirigido por el republicano de Alabama Richard Shelby. El aperitivo fueron dos viejos problemas: no haber vendido acciones de compa?¨ªas petroleras por valor de 280.000 d¨®lares (unos 40 millones de pesetas) cuando Clinton le nombr¨® en 1993 jefe del Consejo de Seguridad Nacional, y no haber informado al Congreso de la t¨¢cita luz verde que en 1994 dio la Casa Blanca al env¨ªo de armas iran¨ªes a los musulmanes de Bosnia. En uno y otro caso, Lake reconoci¨® haber cometido un error.El esc¨¢ndalo de la financiaci¨®n de la campa?a dem¨®crata fue ¨¦l plato fuerte del acoso y derribo parlamentario al candidato presidencial. Lake asegur¨® que, pese a su condici¨®n de m¨¢ximo consejero de Clinton en materia de seguridad nacional, nadie le inform¨® en 1996 de las sospechas del FBI sobre los presuntos intentos de China para introducir dinero en la campana de Clinton. "El presidente y yo deber¨ªamos haber sido informados", reconoci¨®.
La puntilla vino cuando se supo que un miembro del Consejo de Seguridad Nacional dirigido por Lake recomend¨® el pasado a?o que se le negara la entrada en la Casa Blanca a Roger Tamraz, un empresario de petr¨®leo de origen egipcio y nacionalidad norteamericana objeto de una demanda de busca y captura emitida desde L¨ªbano por un desfalco. Al ser tambi¨¦n Tamraz un contribuyente generoso del Partido Dem¨®crata, al que entreg¨® al menos 177.000 d¨®lares en 1995 y 1996, y un colaborador de la CIA, ello le permiti¨® participar el pasado a?o en cuatro ceremonias en la Casa Blanca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.