Registro para masones
El Parlamento brit¨¢nico quiere controlar a polic¨ªas y jueces vinculados a la masoner¨ªa
Un aroma, de secreto, o al menos de extrema discreci¨®n, ha presidido durante siglos la vida de la masoner¨ªa desde que fue creada, en 1717. El privilegio de pertenecer a una hermandad de desconocidas ramificaciones, y cuyo lema, "Aude, vide, tace" ("Oye, ve, permanece callado."), lo dice todo sobre el comportamiento que espera de ellos, est¨¢ a punto de terminar para una parte de los masones brit¨¢nicos. El Comit¨¦ de Interior de la C¨¢mara de los Comunes ha decidido, en un informe que ser¨¢ publicado la semana pr¨®xima, recomendar. que sea obligatorio que jueces y polic¨ªas declaren abiertamente su pertenencia a esta sociedad fraterna.La conclusi¨®n del comit¨¦ era previsible, si se tiene en cuenta que la investigaci¨®n sobre las implicaciones de la masoner¨ªa en la vida social brit¨¢nica estuvo motivada por las sospechas, aireadas. por un diputado laborista, de que la. hermandad hab¨ªa infiltrado las filas de la polic¨ªa inglesa. Chris Mullin, el parlamentario en cuesti¨®n que ha batallado a favor de las v¨ªctimas de famosos errores judiciales, como los protagonizados por los cuatro de Guilford o los seis de Birmingham, qued¨® m¨¢s que sorprendido al comprobar que varias polic¨ªas involucradas en el caso de los seis de Birmingham -condenados a mediados de los a?os setenta por delitos de terrorismo que no hab¨ªan cometido- eran masones.
A. partir de ah¨ª, el diputado consider¨® que hab¨ªa materia suficiente como para investigar el tema en el seno del comit¨¦. Durante seis meses, el grupo de parlamentarios que lo integran ha intentado desentra?ar los misterios de la masoner¨ªa y las fuerzas del orden p¨²blico entrevistando a centenares de personas, incluidos el gran secretario de la Gran Logia Unida de Inglaterra, Michael Higham, y el encargado' del mantenimiento del Museo de la Gran Logia, John Hamill. De acuerdo con sus declaraciones, los masones brit¨¢nicos nunca se comportaron como miembros de una sociedad secreta hasta que el estallido de la II Guerra Mundial les decidi¨® a pasar a la clandestinidad. Las normas cambiaron de nuevo en 1984, a?o del regreso de la hermandad a la "superficie", donde ha permanecido dedicada a, misiones tan encomiables como la de recaudar hasta 13 millones de libras anuales para diversas organizaciones de caridad. Entre los casi 350,000 masones que existen en el Reino Unido, distribuidos en 8.650 logias, la cifra de polic¨ªas, Jueces y abogados no es, adem¨¢s, muy elevada.
La decisi¨®n de que haya un registro de los masones que ocupan cargos relacionados con el orden p¨²blico y la Administraci¨®n de justicia ser¨¢ seguramente bien acogida entre los mandos policiales. Hace meses que la asociaci¨®n que les representa en Inglaterra y el Pa¨ªs de Gales (Association of Chief Police Officers) reclam¨® de los hombres a su cargo con doble "militancia" en las fuerzas del, orden p¨²blico y en la masoner¨ªa que renunciaran a una de ellas. "Me gustar¨ªa que en las fuerzas a mis ¨®rdenes no hubiera masones, m¨¢s que nada porque nos evitar¨ªamos toda clase de molestas alegaciones, por falsas que sean", declar¨® el responsable de la polic¨ªa de Surrey, Paul Whitehouse, en nombre de la asociaci¨®n.
El organismo que atiende las quejas contra las fuerzas del orden (Police Complains Association) ser¨¢ otro de los que aplaudan el informe. En diciembre pasado, su presidente, John Cartright, se declar¨® molesto por el hecho de que a veces, "en investigaciones de importancia, nos encontramos con altos o medios cargos policiales que pertenecen a las mismas logias mas¨®nicas que algunos. inculpados".
Y en cuanto a los agentes de a pie, aunque la federaci¨®n que representa a los 126.000 miembros de las fuerzas del orden en Inglaterra y el Pa¨ªs de Gales ve el registro como una intolerable intromisi¨®n en las vidas privadas de los polic¨ªas, est¨¢ dispuesta a aceptarlo "siempre y cuando se incluya en ¨¦l a jueces, abogados y fiscales".
Ahora que el registro de masones es pr¨¢cticamente un hecho, s¨®lo falta decidir d¨®nde se guardar¨¢ tan valiosa muestra de la transparencia democr¨¢tica brit¨¢nica. Las posibilidades son variadas, y no hay que descartar que, al final, el pomposo listado de masones polic¨ªas quede ignorado en alguna inabordable dependencia parlamentaria a disposici¨®n, eso s¨ª, de sus se?or¨ªas.
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