Una de buenos sentimientos

Bessie ha optado: renunci¨® al amor y se qued¨® a cuidar durante 20 a?os a una t¨ªa anciana cuyo ¨²nico pasatiempo parece ser ver d¨ªa tras d¨ªa el mismo culebr¨®n televisivo, am¨¦n de perder inexorablemente la memoria, y a su padre, no menos anciano y a quien un derrame cerebral ha dejado literalmente en la inopia. Su hermana Lee tambi¨¦n lo ha hecho: ha querido permanecer lo m¨¢s lejos posible de un ambiente familiar tan estimulante como el antes descrito; s¨®lo una cosa la har¨¢ volver: la desgracia de Bessie, quien, par a no ser menos que los ilustres ancianos a quienes cuida, sufrir¨¢ ella misma una enfermedad incurable.Parece tener una excusa quien perpetr¨® tama?o dram¨®n, el dramaturgo Scott McPherson, muerto prematuramente de sida a los 33 a?os: su propia enfermedad. Lo confes¨® en algunas declaraciones que mencionan los papeles: "A veces, un destino incre¨ªblemente cruel puede ser trascendido por un sencillo acto de amor", dijo; y record¨® que ¨¦l mismo, cuando ni?o, vivi¨® la agon¨ªa de su abuela, muerta de c¨¢ncer junto a un televisor, sin el menor morbo. Humanamente, puede ser una excusa; pero, desgraciadamente, en im¨¢genes es s¨®lo una llamada a la compasi¨®n lacrim¨®gena, con momentos de impudicia casi obscena -?esa secuencia en la que Bessie se saca la peluca y muestra los pocos cabellos que le quedan!-

Vuelta al redil

Nada falta en el filme: peripecias "que nos pueden pasar a todos", el inexorable peso del destino, las mieles de un reencuentro dif¨ªcil que s¨¦ vuelve entra?able. por obra y gracia de los lazos familiares y los "peque?os detalles" de la convivencia; la (las) enfermedad (es), la adversidad, una llamada a la comprensi¨®n de los otros, aunque se haga a gritos. Todo esto servido mediante el viejo recurso de la dial¨¦ctica buena / mala, con mala que, como las buenas ovejas, se redime volviendo al redil. Y por encima de todo, la entronizaci¨®n de la familia, la fuerza incontenible de los lazos de siempre... aunque luego la ficci¨®n no resista el menor contraste con algunas preguntas: ?ese adolescente pir¨®mano se cura as¨ª, sin m¨¢s, de todos sus profundos desequilibrios ps¨ªquicos? ?De verdad la opci¨®n de Bessie es s¨®lo obra de su buen coraz¨®n?Pensada para elevar considerablemente la venta de pa?uelos de papel, inexorablemente condenada a ser asumida como "un trozo de vida" por p¨²blicos incautos o, lo que es m¨¢s disculpable, necesitados de buenas obras, el filme s¨®lo sirve para que Diane Keaton, quien no hace el mejor papel de su vida, ni mucho menos, se marque raci¨®n extra de moquil¨¢grimas gracias a su Bessie. Y para que Meryl Streep, una actriz por lo general insoportablemente precisa en sus cometidos, borde un papel a su medida, lo ¨²nico verdaderamente interesante de un filme cuyo mejor destino es ser olvidado de aqu¨ª a pocos d¨ªas.