EE UU es "una naci¨®n obsesionada con la religi¨®n"
Unos 2,5 millones de estadounidenses est¨¢n afiliados a sectas
Las sectas religiosas son tan estadounidenses como la tarta de manzana, parafraseando la expresi¨®n t¨ªpica de EE UU. En "una naci¨®n obsesionada con la religi¨®n", como se?ala el cr¨ªtico literario Harold Bloom, el individualismo y la relaci¨®n con la divinidad se acoplan a la perfecci¨®n. Por si esto fuera poco para entender el florecimiento de sectas, no hay m¨¢s leer el arranque de la Primera Enmienda a la Constituci¨®n: "El Congreso no puede aprobar ninguna ley que convierta a cualquier religi¨®n en la religi¨®n de EE UU o que elimine la libertad de culto como cada uno la entienda".El n¨²mero de sectas y cultos es dif¨ªcil de calcular: se maneja la cifra de 17.000, pero su rigor es relativo, porque cada d¨ªa nacen y mueren y, ahora, la proximidad del milenio y su carga apocal¨ªptica alimentan la creaci¨®n de nuevas sectas. La mayor¨ªa son inofensivas, pero seg¨²n la CAN (Red de Prevenci¨®n de Cultos, desarticulada en 1996 por la acci¨®n en los tribunales de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa), en EE UU hay unas 2.500 que son destructivas.
Para David Rodier, profesor de Religi¨®n de la American University en Washington, no hay estad¨ªsticas fiables sobre el n¨²mero de practicantes, porque sus l¨ªderes exageran las cifras, "pero probablemente representan menos del 1% de la poblaci¨®n". Esta estimaci¨®n situar¨ªa el n¨²mero de seguidores en tomo a los 2,5 millones de personas en una poblaci¨®n que supera los 260 millones.
?Qui¨¦nes se suman a una secta? Aunque los fallecidos de Rancho Santa Fe parecen tener entre 18 y 24 a?os, David Rodier afirma que "t¨ªpicamente sus miembros suelen pertenecer a las clases medias acomodadas; son personas que a partir de los 35 a?os se dan cuenta de que han llegado todo lo lejos que pod¨ªan llegar en sus trabajos o en otros aspectos importantes de sus vidas y est¨¢n tratando de llenar el vac¨ªo. Esos grupos les dan, o parecen darles, lo que buscan".
Rob¨¦rt Bellah, en su libro H¨¢bitos del coraz¨®n, subraya la importancia de esta b¨²squeda y coincide con el an¨¢lisis cuando se?ala que "la influencia de las sectas en la sociedad norteamericana ha sido enorme: son una de las principales fuentes de nuestro individualismo y de la omnipresente idea de que todos los grupos sociales son fr¨¢giles".
A estas consideraciones hay que a?adir los datos sobre la religiosidad del pueblo estadounidense y sus caracter¨ªsticas espec¨ªficas: seg¨²n un sondeo Gallup, el 88% cree que Dios le ama, el 9% no est¨¢ muy seguro y s¨®lo al 3% le resulta indiferente el asunto. El 94% cree en Dios y el 90% reza, habitual u ocasionalmente.
?ngeles tocando el arpa
En otra encuesta de la revista Time, que dedic¨® la portada de hace dos semanas al tema '?Existe el cielo?', la respuesta era afirmativa para ocho de cada diez estadounidense. De ellos, el 93% tiene la certeza de que en el cielo hay ¨¢ngeles, el 79% cree que all¨ª est¨¢ san Pedro y el 43% piensa, que hay arpas.Adem¨¢s del apocalipsis del 18 de noviembre de 1978, cuando el reverendo Jim Jones condujo a 914 seguidores a la muerte en Guyana, los estadounidenses despertaron a la realidad de las sectas en abril de 1993, con el horroroso final del cerco de Waco en el que murieron m¨¢s de 80 davidianos. Ahora, con Waco y con el Rancho Santa Fe en la mente, el presidente Bill Clinton ha reclamado un esfuerzo "para saber lo que motiv¨® a esta gente y lo que todos podemos hacer para asegurar que no hay otros en nuestro pa¨ªs que piensen lo mismo y que se encuentren tan aislados que puedan crear un mundo para ellos mismos que justifique este tipo de cosas".
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