Navidad en Semana Santa
Estaba tendiendo unos calcetines negros de las cuerdas del patio interior, cuando apareci¨® en la ventana de enfrente una anciana con la que coincid¨ªa a veces en el ascensor y cuyas facciones evocaban en m¨ª las de una adolescente envejecida.-Oiga, joven -me pregunt¨®- ?Es Navidad o Semana Santa?
-Semana Santa, me parece -respond¨ª.
-Ya dec¨ªa yo.
Su hija y su yerno se hab¨ªan ido con los nietos a Benidorm y la hab¨ªan dejado sola, aunque con la despensa llena de los dulces que hab¨ªan sobrado la Navidad pasada.
-Otros a?os -a?adi¨®- me abandonan en las urgencias del Ram¨®n y Cajal, pero he conseguido convencerles de que me puedo desenvolver perfectamente sola.
-?Y puede? -pregunt¨¦ un poco preocupado.
-En unas cosas s¨ª y en otras no -dijo retir¨¢ndose con el gesto de mostrarme algo en lo que no era competente.
Continu¨¦ tendiendo la ropa espantado por la situaci¨®n cuando apareci¨® con una botella de sidra El Gaitero.
-Me han dejado unas botellas de sidra con los mazapanes, pero no puedo abrirla. ?Por qu¨¦ no pasa usted a echarme una mano?
-No puedo, tengo un compromiso -ment¨ª.
La anciana desapareci¨® con gesto de disgusto. Yo acab¨¦ de tender la ropa con mala conciencia y me puse a ver una pel¨ªcula porno a la que no consegu¨ª prestar ninguna atenci¨®n, a causa de un malestar creciente. Por fin volv¨ª a la ventana del tendedero y arroj¨¦ una pinza a los cristales de enfrente. En seguida se asom¨® la vieja.
-?Ha conseguido abrir la botella?
-Qu¨¦ va, ni desenvolver el turr¨®n.
-Est¨¢ bien, ahora cruzo.
Cog¨ª un par de latas de sardinas en aceite y otra de pimientos y llam¨¦ a su puerta. La anciana ol¨ªa a colonia de ba?o y llevaba puesta una bata blanca, muy provocadora, que deb¨ªa de pertenecer a su hija. Se estaba fumando un canuto que le hab¨ªa quitado a su nieto, y aunque yo no fumo no me atrev¨ª a rechazar un par de caladas. Despu¨¦s descongelamos en el microondas dos barras de pan y nos comimos sendos bocadillos mientras ve¨ªamos la tele sin hacernos ninguna promesa. En la casa hab¨ªa un reloj de p¨¦ndulo y a las doce nos comimos las uvas y brindamos con la sidra El Gaitero. Despu¨¦s estuvimos hasta las tantas picando mazapanes y turr¨®n hasta que nos quedamos dormidos en el sof¨¢, con la cabeza de ella apoyada en mi hombro. La verdad, fueron las mejores navidades de mi vida.Por la ma?ana, al regresar a mi apartamento, volvi¨® la Semana Santa hasta que por la tarde se me ocurri¨® recoger los calcetines negros que hab¨ªa tendido el d¨ªa anterior. Al poco se asom¨® la anciana a la ventana y me tent¨® con un canuto y otra botella de sidra. Esta vez cog¨ª una lata de pisto que nos comimos con un par de huevos fritos. Ella ten¨ªa algo de bulimia y todo le sentaba bien. Tras los postres, fui a mi apartamento a por una pel¨ªcula de v¨ªdeo un poco porno y me quit¨¦ los zapatos para verla m¨¢s c¨®modo; ella, por su parte, se solt¨® la melena que llevaba recogida en un mo?o que resalta sus facciones adolescentes. Volvimos a quedarnos dormidos y al despertarnos, por la ma?ana, me dijo que ten¨ªa que rnarcharme en seguida, pues sus hijos estaban a punto de regresar de Benidorm.
Hoy hemos salido a tender la ropa al tiempo y le he enviado una nota dentro de un calcet¨ªn, pues mi cuerda va de mi ventana a la suya. Ella me ha escrito tambi¨¦n, envi¨¢ndome su misiva en el interior de unos panties que me parece que son de su nieta. Dice que en agosto desaparecer¨¢ su familia y que como se han dado cuenta de que se maneja muy bien sola, no la abandonar¨¢n en urgencias. A m¨ª este a?o me tocan las vacaciones en julio, pero voy a ver si se las cambio a un compa?ero. Pasaremos un verano, una Semana Santa, o lo que sea, estupendo. Lo mejor es que como no nos queremos cada uno tiene libertad para ver el canal de televisi¨®n que prefiera. Yo s¨®lo veo pel¨ªculas porno y a veces me parece que ella trabaja en todas.
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