El Extremadura paga su osad¨ªa en Santiago
El Extremadura vio truncada su buena racha con una goleada en su visita a uno de los rivales directos en la lucha por evitar el descenso. Pero a pesar de los cuatro goles encajados, el equipo de Ortuondo supo caer con toda dignidad y mostr¨® su condici¨®n de alternativa reivindicable a la avalancha de millones y fichajes sin sentido que inunda la Liga de la estrellas. La mala tarde del Mono Montoya y el excelente momento de juego que vive el Compostela fueron obst¨¢culos insalvables para los extreme?os. Aun as¨ª, nunca renunciaron a las ideas futbol¨ªsticas que le han llevado a convertirse en equipo revelaci¨®n despu¨¦s de estar casi desahuciado. El accidente que supone la goleada de ayer no debe distraerle del objetivo de asegurarse la salvaci¨®n definitiva. El f¨²tbol espa?ol se lo agradecer¨¢.El Compostela, por su parte, sigue allan¨¢ndose el camino para asegurarse con prontitud la permanencia. El equipo de Fernando V¨¢zquez va creciendo en su juego a medida que avanza la temporada, curiosamente a la inversa de lo que sucedi¨® el a?o pasado. La victoria permite al conjunto gallego mantener invicto en su estadio desde que se inici¨® el 97, una marca que parec¨ªa impensable al t¨¦rmino de la primera vuelta cuando s¨®lo sumaba dos victorias como local. El gran momento de Penev sigue siendo su mejor garant¨ªa. El b¨²lgaro marc¨® por partida doble y se mostr¨® muy c¨®modo con la compa?¨ªa de Ohen en el ataque.
Esta vez el Extremadura pag¨® su exceso de generosidad. Pocos equipos modestos plantean un partido fuera de casa con dos delanteros, pero Ortuondo va por libre y decidi¨® hacerlo as¨ª.
Con la tranquilidad en el marcador, el Compostela deleit¨® a su p¨²blico con unos minutos de buen f¨²tbol que culminaron con un gran centro de Jos¨¦ Ram¨®n desde medio campo que Penev cabece¨® portentosamente.
El Extremadura nunca se dio por vencido, pero esta vez sus dos puntas argentinos (Silvani y Dur¨¦) estuvieron muy desasistidos durante todo el partido. Penev volvi¨® a marcar y Nacho culmin¨® su buena actuaci¨®n y la goleada con un cuarto gol. El castigo fue excesivo para un rival cuyo pecado fue no convertir su ¨¢rea en una muralla.
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