Chile, versi¨®n oficial
La censura sigue vigente en un pa¨ªs que se resiste a que le controlen qu¨¦ puede decir o ver en cine y televisi¨®n
Mientras La ?ltima tentaci¨®n de Cristo, del director Martin Scorsese, a¨²n espera una resoluci¨®n de la justicia para ser exhibida en Chile, el pa¨ªs se apresta a asistir a otra batalla contra la censura. El Consejo Nacional de Televisi¨®n (CNT), el organismo regulador de la televisi¨®n chilena, present¨® dos cargos por varias infracciones que, seg¨²n ¨¦l, cometi¨® durante el reci¨¦n concluido el verano austral un programa humor¨ªstico del canal Rock & Pop. La decisi¨®n del consejo ha desatado una ola de cr¨ªticas.El CNT acusa al programa Plan Zeta de afectar la dignidad de las personas y lesionar valores culturales afincados en la sociedad chilena. En el banquillo est¨¢ una parodia basada en la creencia generalizada de que la bandera chilena es una de las m¨¢s bellas del mundo; una burla de las mu?ecas de juguete, que mostr¨® a una Barbie lesbiana (Leslie Ann Marbie); una mapuche y una tercera travesti (Travesti Verti Marbie); as¨ª como una s¨¢tira sobre la muerte del ex presidente Salvador Allende, donde se le presentaba en estado de ebriedad, mientras otro actor hac¨ªa el papel de un general Augusto Pinochet angelical, sirvi¨¦ndole caf¨¦; fueron tambi¨¦n cuestionadas im¨¢genes sat¨ªricas relacionadas con la Biblia.
Las acusaciones desataron una tormenta. Aunque en el pa¨ªs no existe legalmente la censura, las atribuciones que tienen dos organismos permiten que subsista como una de las herencias que dej¨® la dictadura militar (1973-1990) despu¨¦s de 17 a?os en que la libertad de expresi¨®n estuvo conculcada.
Por un lado, el CNT puede sancionar las emisiones de los canales de televisi¨®n y de cable que considere inconvenientes, y por otro, el Consejo de Calificaci¨®n Cinematogr¨¢fico, adem¨¢s de determinar la edad del p¨²blico facultado para asistir a cada pel¨ªcula, tambi¨¦n puede prohibir su exhibici¨®n.
Las acusaciones contra el Plan Zeta han colmado muchas paciencias. El programa, una s¨¢tira irreverente de principio a fin, tom¨® su nombre, como dijo uno de sus creadores, de una de las "grandes mentiras nacionales": un plan, inventado por el r¨¦gimen militar para justificar el golpe de Estado de 1973, seg¨²n se comprob¨® en democracia. La idea motriz del plan era que la izquierda preparaba el asesinato en masa de los militares y de gente que se opon¨ªa al Gobierno de Allende.
Parad¨®jicamente, los ataques contra el establishment que hizo el programa no irritaron a algunos de los afectados. Senadores socialistas, del partido en que militaba Allende, se solidarizaron con el Plan Zeta y cuestionaron que el CNT se erigiera en int¨¦rprete y defensor de los valores morales y patrios. "En Chile hace falta el sentido del humor. Estos cargos van en contra de ¨¦ste y del espacio de irreverencia. Un pa¨ªs que los niega, se transforma en autoritario", reproch¨® el senador socialista Carlos Ominami. Similar opini¨®n expresaron parlamentarios democristianos y de la derecha.
El fundador del Movimiento Universal Anticensura (Muac), que a pesar de su nombre es s¨®lo chileno, el diputado V¨ªctor Barrueto, pidi¨® modificar la ley. Seg¨²n ¨¦l, Ia televisi¨®n chilena es acartonada y todo se encubre".
Pero las voces en favor de la censura son poderosas. Se encuentran en algunos obispos de la Iglesia cat¨®lica, sectores ultraconservadores y grupos defensores de los valores tradicionales. El secretario general de la conferencia episcopal, el obispo Javier Prado, mantiene que la libertad debe ir acompa?ada de ciertas restricciones, para bien de los dem¨¢s.
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