La diplomacia parlamentaria
La diplomacia moderna naci¨® durante el tr¨¢nsito del medievo a los tiempos modernos, a mediados del siglo XV, precisamente en el momento en que surg¨ªa la forma pol¨ªtica que se conoce con el nombre de Estado. Bajo la autoridad del Rey, se impone la unidad territorial, la centralizaci¨®n del Gobierno y la sumisi¨®n al pr¨ªncipe de las clases sociales y de los cuerpos privilegiados. Los monarcas se ven obligados a desarrollar una activ¨ªsima pol¨ªtica internacional, y para ello se dotan de una diplomacia permanente. Desde entonces, la diplomacia ha experimentado numerosas transformaciones como consecuencia de los propios cambios en el mundo internacional, entre los que hay que destacar los causados por el progreso t¨¦cnico y las mutaciones sociales.Los instrumentos cl¨¢sicos de la diplomacia -las canciller¨ªas y las embajadas- no pueden abarcar por s¨ª solos los m¨²ltiples canales de intercambio que ofrece la compleja y variada realidad internacional de nuestros d¨ªas. En un mundo globalizado e interdependiente, los Estados se relacionan constantemente a trav¨¦s de una infinidad de canales de muy diversa naturaleza. Los Gobiernos ya no son los agentes ¨²nicos de los procesos de intercambio y de comunicaci¨®n entre los pueblos. El comercio, la cultura, el deporte, la t¨¦cnica y la informaci¨®n hacen m¨¢s hoy d¨ªa por acercar o alejar a las naciones de lo que anta?o pudieron conseguir los convencionales sistemas de alianzas.
La creciente internacionalizaci¨®n de todos los ¨¢mbitos de las relaciones sociales ha roto los modelos institucionales cl¨¢sicos. Hoy, la diplomacia ya no puede quedar reducida al innovador marco dise?ado a principios del siglo XVII por Juan Antonio de Vera y Z¨²?iga en su obra cl¨¢sica El perfecto embajador -el m¨¢s profundo y completo ensayo en la materia de la ¨¦poca posrenacentista en Europa-, sino que ha adquirido nuevas formas y novedosas manifestaciones. La sola referencia a las oficinas comerciales y la importancia que han adquirido en las canciller¨ªas actuales nos revela la profundidad de los cambios experimentados. Todo ello ha ido acompa?ado, en el ¨¢mbito pol¨ªtico, de un proceso acelerado de internacionalizaci¨®n con el nacimiento de espacios de integraci¨®n supranacional, de car¨¢cter regional o sectorial, y de la proliferaci¨®n de organizaciones transnacionales partidistas. Todos estos fen¨®menos no son sino respuestas a los retos de una sociedad cada vez m¨¢s globalizada.
Como consecuencia de la acci¨®n mancomunada de todos estos factores, la diplomacia moderna se ha enriquecido con la aparici¨®n de diferentes subtipos de diplomacia integrados en un tronco com¨²n. Se habla as¨ª de una diplomacia cultural, de otra comercial e incluso de una "diplomacia parlamentaria". Esta ¨²ltima expresi¨®n, acu?ada hace escasos a?os, est¨¢ hoy plenamente aceptada en los medios acad¨¦micos.
?En qu¨¦ consiste esta "diplomacia parlamentaria"? ?Cu¨¢les son sus retos y problemas? ?Cu¨¢les sus tendencias? No basta con la detecci¨®n del fen¨®meno, es preciso analizarlo y, si es posible, organizarlo para que no se disperse o se desperdicie en mero "turismo parlamentario", como ha podido aparecer ante la opini¨®n p¨²blica alguna de sus manifestaciones m¨¢s distorsionadas.
El concepto "diplomacia parlamentaria" engloba el complejo entramado de relaciones institucionales e informales que vinculan a las C¨¢maras legislativas y a sus miembros. En un sentido amplio, tambi¨¦n abarcar¨ªa las competencias constitucionales propias del Legislativo en el campo de la pol¨ªtica exterior autorizaci¨®n de convenios y tratados, as¨ª como la labor de control de la acci¨®n del Gobierno en este campo. Esta diplomacia tiene car¨¢cter complementario con respecto a la diplomacia gubernamental.
La acci¨®n internacional de las C¨¢maras se materializa en diferentes modalidades o, para decirlo con otras palabras, la "diplomacia parlamentaria" del Legislativo se manifiesta actualmente en m¨²ltiples y variadas formas, hasta el punto de que podr¨ªamos intentar establecer una tipolog¨ªa:
a) Las numerosas acciones en el ¨¢mbito exterior que se conocen tradicionalmente como relaciones interparlamentarias y que abarcan los encuentros de delegaciones ocasionales o permanentes, la presencia de foros parlamentarios y en asambleas parlamentarias de organizaciones como el Consejo de Europa, la OTAN, la Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa y la Uni¨®n Europea Occidental. Conviene recordar que dos espa?oles presiden actualmente dos de estas asambleas: Javier Rup¨¦rez, la de la OSCE, y Llu¨ªs Maria de Puig, la de la UEO. Adem¨¢s hay que incluir en este apartado la labor de la delegaci¨®n espa?ola en la Uni¨®n Interparlamentaria.
b) La formaci¨®n de grupos de amistad en los que se integran parlamentarios de los dos pa¨ªses implicados. Esos grupos dan estabilidad, permanencia y pluralidad a las relaciones entre esos pa¨ªses. Entre nosotros, y hasta la pasada legislatura, el criterio para la creaci¨®n de grupos de amistad era muy restrictivo, puesto que s¨®lo exist¨ªan con pa¨ªses fronterizos: con Francia y con Portugal. En la actual legislatura hemos ampliado el estrecho marco anterior, con el objetivo de facilitar la creaci¨®n de grupos interparlamentarios de amistad con pa¨ªses europeos miembros de la Uni¨®n, con pa¨ªses de la comunidad iberoamericana y con pa¨ªses con los que existen especiales v¨ªnculos de amistad. Ello ha permitido crear recientemente el Grupo de Amistad con Argentina y permitir¨¢ la inminente constituci¨®n de otros en el futuro, probablemente con Marruecos. Hace apenas unos d¨ªas, la Mesa del Congreso aprob¨® la creaci¨®n de sendos grupos de amistad con Italia y con Alemania y pronto abordaremos los primeros pasos para la futura constituci¨®n de otro con el Reino Unido. Con M¨¦xico se vienen celebrando con cierta periodicidad reuniones interparlamentarias y a mediados de marzo ha tenido lugar la novena de la serie. Durante nuestra reciente visita a Jap¨®n, a principios de marzo, se habl¨® de la posibilidad de crear un Grupo de Amistad Espa?a-Jap¨®n, similar al existente desde hace a?os en la Dieta japonesa.
c) La actividad de los presidentes de las C¨¢maras. En este sentido hay que mencionar la existencia de importantes foros de presidentes con reuniones de car¨¢cter peri¨®dico. Es el caso de la Conferencia de Presidentes de Parlamentos Democr¨¢ticos Iberoamericanos, celebrada anual-
mente entre 1983 y 1987, que tuvo su ¨²ltima reuni¨®n en 1991 y que esperamos reanudar el 29-30 de mayo pr¨®ximo en Madrid, con la convocatoria de la VIII Conferencia, que ya hemos transmitido a nuestros colegas iberoamericanos. Los objetivos de este foro son, por un lado, el fomento de las relaciones parlamentarias entre las naciones de la comunidad iberoamericana; por otro el fortalecimiento de valores comunes como la democracia, la libertad y la paz. Otros foros dignos de menci¨®n son la Conferencia de Presidentes de Parlamentos de la Uni¨®n Europea o las reuniones de presidentes de Parlamentos del Mediterr¨¢neo, zonas prioritarias de nuestra pol¨ªtica exterior. El primero de ellos nos ha convocado a finales del pasado mes de febrero en La Haya para abordar la Conferencia Intergubenamental y nos reunir¨¢ nuevamente y m¨¢s adelante, en junio, en Helsinki. El segundo nos llevar¨¢ a Atenas en el mes de abril, donde discutiremos el fortalecimiento de la cooperaci¨®n entre los Parlamentos mediterr¨¢neos en el marco de la Conferencia de Barcelona.?Cu¨¢les son las ventajas de estas nuevas formas de acci¨®n exterior del Estado por medio del Parlamento?
En primer lugar, tienen a su favor una mayor pluralidad en la representaci¨®n -lo que les dota tambi¨¦n de una notable permanencia- y menor formalismo, hechos que contrastan con los rasgos tradicionales de la diplomacia cl¨¢sica y que act¨²an como un complemento ideal de la misma. Adem¨¢s, act¨²a como factor dinamizador de las relaciones bilaterales, pues, manteni¨¦ndose en estrecha coordinaci¨®n con la diplomacia gubernamental" pone a disposici¨®n de los ciudadanos y de las administraciones respectivas un instrumento para la canalizaci¨®n y realizaci¨®n de numerosos intereses, bien sean comerciales culturales o pol¨ªticos.
Dicho en otros t¨¦rminos, llega all¨ª donde en ocasiones no puede llegar la diplomacia cl¨¢sica, permanece por encima de los avatares pol¨ªticos de los distintos Gobiernos y, adem¨¢s, como ha se?alado l¨²cidamente Philippe S¨¦guin, presidente de la Asamblea Nacional francesa, permite realizar el control sobre el Ejecutivo; all¨ª donde el Ejecutivo llegue all¨ª ejercer¨¢, el Parlamento su control.
A todo ello hay que a?adir su capacidad, para actuar como factor de garant¨ªa de la comunidad internacional en lo que al respeto de los principios democr¨¢ticos fundamentales se refiere, v¨¦ase la presencia de parlamentarios como observadores en procesos electorales, en procesos de paz o en foros internacionales de defensa de derechos y libertades.
En un mundo como el actual, que vive profundas mutaciones por la acci¨®n combinada de m¨²ltiples factores, la "diplomacia parlamentaria", se configura como un instrumento de especial utilidad para fomentar las relaciones de amistad y cooperaci¨®n entre los pueblos libres representados en sus Parlamentos y como un complemento ideal de la diplomacia cl¨¢sica, a la que no pretende en ning¨²n caso disputar la funci¨®n esencial y tradicional que esta ¨²ltima viene desarrollando. La "diplomacia parlamentaria" no debe, por tanto, contemplarse con recelos o reticencias, sino que ha de ser comprendida y estimulada, porque no es sino un medio novedoso e id¨®neo puesto al servicio de los Parlamentos y de los Estados para facilitar el di¨¢logo entre los mismos a trav¨¦s del continuo intercambio de ideas y de la b¨²squeda de soluciones a los eventuales conflictos de intereses.
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