De qui¨¦n son esos olivos
LA VISITA del comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, a C¨®rdoba y Ja¨¦n no parece haber modificado su intenci¨®n de reclarmar el sistema de subvenciones al olivo en un sentido que perjdudica los intereses de Espa?a. Aunque desde ciertos medios se ha abusado de argumentos casticistas, lo cierto es que la oposici¨®n espa?ola cuenta con s¨®lidas razones: tanto en defensa del mantenimiento del sistema de subvenciones como en la preferencia por que su cuant¨ªa se fije en funci¨®n de la producci¨®n real y no del n¨²mero de ¨¢rboles.La UE destina anualmente ayudas al olivar unos 330.000 millones de pesetas, cantidad relativamente modesta en relaci¨®n a los siete billones de pesetas del presupuesto comunitario que absorbe la agricultura. En el caso concreto de Espa?a, las 350.000 explotaciones olivareras suponen apenas el 7% de la producci¨®n agraria final. Sin embargo, para alguna zonas, en particular el campo andaluz, el olivar supone m¨¢s del 80% de esa producci¨®n y genera gran parte del empleo rural: 46 millones de jornales sin otras alternativas de cultivo.
Reformar el sector del aceite de oliva es algo que ha barajado la UE desde el momento del ingreso de Espa?a, en 1986. Sin embargo, las reformas fueron atras¨¢ndose a la vista de las bajas cosechas en Espa?a y la escalada de precios, mientras se barajaban al mismo tiempo altas cifras de producci¨®n y subvenciones en Italia. Bruselas pareci¨® descubrir recientemente por sorpresa la existencia de ciertos fraudes en la percepci¨®n de las ayudas y el comisario Fischler pretendi¨® aprobar, casi por v¨ªa de urgencia, un nuevo sistema en el que, por encima de otros planteamientos de pol¨ªtica agraria, primaba la necesidad de ahorrar recursos sin tener en cuenta d¨®nde estaba el fraude. ?ste ser¨ªa el primer problema a atajar para luego hacer un reparto equitativo de las ayudas. Y atajar el fraude es, sobretodo, evitar ciertos mecanismos que permiten cobrar las ayudas por partida doble en funci¨®n del n¨²mero, de ¨¢rboles (para explotaciones peque?as) y como subvenci¨®n a la producci¨®n real.
La reforma de la Comisi¨®n se propone, sobre todo, simplificar el sistema de forma que pueda controlar las ayudas m¨¢s facilmente. Propone para ello generalizar el sistema de subvenci¨®n fija por olivo plantado, eliminando las ayudas a la producci¨®n efectiva; por otra, el censo de olivos utilizado para establecer las ayudas es bastante inferior al real en Espa?a, donde se han plantado muchos en los ¨²ltimos a?os.
Prescindir del aspecto social de la cuesti¨®n, esos jornales necesarios para evitar el despoblamiento de amplias zonas del campo, ser¨ªa un contrasentido: para eso nacieron las subvenciones a la gricultura, que de siempre han sido un aspecto fundamental de la pol¨ªtica comunitaria. Estas ayudas, a los agricultores y ganaderos franceses y alemanes -a la mantequilla, por ejemplo- han venido absorbiendo una porci¨®n considerable del presupuesto de gasto comunitario desde los tiempos del Mercado Com¨²n de seis socios. Hora es de que haya alg¨²n reequilibrio hacia el sur.
El criterio era y es social: mantener un nivel de renta agraria que evite la despoblaci¨®n del campo; pero tambi¨¦n econ¨®mico: garantizar la supervivencia de actividades de las que depende el sector alimentario. Sin las subvenciones, el olivar habr¨ªa tendido a desaparecer, y con ¨¦l, un producto como el aceite de de gran porvenir por sus virtudes diet¨¦ticas, y en el que los pa¨ªses mediterr¨¢neos, y sobre todo Espa?a, tienen ventaja comparativa. Otra cosa es que tal vez una parte de las ayudas deba orientarse a la comercializaci¨®n, y en particular a la apertura de nuevos mercados (en Estados Unidos y Jap¨®n, por ejemplo).
EI olivar espa?ol ha hecho en los ¨²ltimos a?os un importante esfuerzo de inversiones para modernizar y lograr un sector m¨¢s competitivo. Pasar a la ayuda por ¨¢rbol supondr¨ªa para Espa?a reducir las subvenciones en m¨¢s de 60.000 millones de pesetas. En los a?os precedentes se han llevado a cabo m¨²ltiples reformas de los sistemas de subvenciones en toda la Uni¨®n Europea. En ning¨²n caso Bruselas hizo al final una reforma en contra de las posiciones del principal pa¨ªs productor, que en este caso es Espa?a. Pero tal como funcionan las cosas en la UE ser¨ªa suicida para Espa?a plantear la defensa de sus intereses en ontraposici¨®n a los de Italia u otros pa¨ªses productores. Al rev¨¦s: la posibilidad de convencer a Bruselas pasa por afrontar el problema del oivo como una cuesti¨®n mediterr¨¢nea; mejor dicho, como un problema europeo que afecta en particular a los pa¨ªses mediterr¨¢neos.
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