El despertar
Durante un largo periodo se oy¨® un ¨²nico discurso, el del rigor econ¨®mico al que deb¨ªan someterse los pa¨ªses candidatos a la moneda ¨²nica prevista por el Tratado de Maastricht. Una ret¨®rica que era m¨¢s dura todav¨ªa en los pa¨ªses que ten¨ªan m¨¢s dificultades para resistirse a las presiones interiores que les empujaban hacia una pol¨ªtica de comodidad, y en especial en Francia, donde durante el doble septenio de Francois Mitterrand la opini¨®n p¨²blica se hab¨ªa acostumbrado a creer que se pod¨ªa entrar en la nueva moneda sin renunciar a las antiguas costumbres.A lo largo de todos esos a?os, el debate pol¨ªtico y los agentes sindicales tambi¨¦n demostraron debilidad, incluso en Alemania, donde el canciller Kohl ejerci¨® el poder sin una oposici¨®n seria dado que su nombre se identificaba con la reunificaci¨®n alcanzada. En Italia y en Francia, la Liga y el Frente Nacional, bastante diferentes entre s¨ª, pero hostiles por igual al Estado central, m¨¢s que conflictos a nivel social engendraron una crisis nacional. Espa?a segu¨ªa llevada por su deseo de ser miembro de pleno derecho de la Europa en construcci¨®n y el Reino Unido por su deseo, igual de fuerte, de no ser miembro de pleno derecho.
Alain Touraine es soci¨®logo y director del Instituto de Estudios Superiores de Par¨ªs
De Josep Maria Benet i Jornet, premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica. Versi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Pou. Int¨¦rpretes: Gemma Cuervo,Encarna Paso, Mar¨ªa Asquerino, Isabel Gaud¨ª. Direcci¨®n: Manuel ?ngel Egea. Teatro Alb¨¦niz.
Al silencio de los pol¨ªticos y de los trabajadores se a?adi¨® el de los intelectuales, que en su mayor parte se encontraban sepultados bajo los escombros de la teor¨ªa y de las pr¨¢cticas "progresistas", cuyo hundimiento fue total a partir de 1989. El proyecto para la construcci¨®n de la Europa monetaria no hac¨ªa m¨¢s que encontrar resistencias, no contrapropuestas. Al mismo tiempo, este proyecto no consegu¨ªa convertirse en una voluntad de acci¨®n pol¨ªtica com¨²n, como pudimos ver en Bosnia y como se comprueba de nuevo en Zaire.
Esta ¨¦poca parece haber llegado a su fin: asistimos a un cierto despertar de la opini¨®n p¨²blica, la vida intelectual y el debate pol¨ªtico y sindical. Lo m¨¢s importante es que hemos visto surgir las primeras huelgas contra lo que se denomina la flexibilidad, y que es sufrida por los trabajadores en forma de p¨¦rdida de empleo y de deterioro de las condiciones laborales. En Alemania, donde la Confederaci¨®n Alemana de Sindicatos (DGB) sigue siendo la organizaci¨®n m¨¢s poderosa a pesar de cierta erosi¨®n de sus fuerzas, tuvo lugar la primera de las huelgas que han conseguido acuerdos provechosos y que han frenado el movimiento que conduc¨ªa a una parte cada vez mayor de la patronal hacia una pol¨ªtica a la inglesa. Pero, evidentemente, la huelga en Corea del Sur de enero de 1997 es la que ha simbolizado este despertar de los trabajadores. La extrema brutalidad con la que Renault ha cerrado su f¨¢brica de Vil-vorde, en la B¨¦lgica flamenca, ha provocado la indignaci¨®n no s¨®lo de los trabajadores belgas, sino de otros muchos, y ha desencadenado la primera eurohuelga.
El pensamiento pol¨ªtico tambi¨¦n vive un despertar, sobre todo en Italia, donde D'Alema introduce al PDS en un programa de izquierdas que ya no tiene nada que ver con el programa comunista y que, como el de Tony Blair en el Reino Unido, ni siquiera puede llamarse socialdem¨®crata. En Francia, mientras el PartiIdo Socialista casi no abre la boca, los intelectuales vuelven a tomar la palabra y sus debates internos est¨¢n cargados de sentido. Mientras que en el oto?o de 1995 la defensa del "servicio p¨²blico", por tanto, de un Estado que se suponeexportador de valores superiores a la econom¨ªa, movilizaba a muchos de ellos y dejaba a quienes apoyaban al sindicato CFDT (Confederaci¨®n- Francesa Democr¨¢tica de Trabajadores) en una situaci¨®n de minor¨ªa, en 1996 y en 1997 no se ha realizado una movilizaci¨®n masiva en defensa de este modelo que ya ha desaparecido, sino en nombre de la defensa de la democracia y contra el ascenso del Frente Nacional, que se ha convertido en algo angustioso con la elecci¨®n de un alcalde del Frente Nacional por primera vez con mayor¨ªa absoluta (en realidad, se trataba del se?or M¨¦gret tras la figura decorativa de la se?ora M¨¦gret) y por los ataques lanzados por ese mismo partido pol¨ªtico contra la libertad cultural en Toulon y en Orange.
Una nueva ley represiva contra los inmigrantes clandestinos, y en realidad dirigida contra el conjunto de los inmigrantes, e incluso contra la libertad privada de todos los franceses, ha provocado una protesta que se propaga como un reguero de p¨®lvora y que ha sacado a 100.000 personas a las calles de Par¨ªs, algo que no se hab¨ªa visto en los ¨²ltimos a?os. La proximidad de estos dos levantamientos populares, en los que los intelectuales han participado de forma destacada, muestra c¨®mo, en unos pocos meses, la liquidaci¨®n de un pasado condenado inevitablemente ha sido desplazada, mediante unas reivindicaciones centradas en el futuro, hacia la defensa de las libertades p¨²blicas y de los derechos sociales en una Europa y en un mundo cada vez m¨¢s dominados por una l¨®gica econ¨®mica que subordina todo a los intereses del capital.
Mientras que algunos, cada vez menos numerosos, siguen propugnando que abandonemos la econom¨ªa dirigida para adentrarnos en el oc¨¦ano infinito de la econom¨ªa liberal, tomamos conciencia del hecho de que lo m¨¢s urgente actualmente ya no es destruir las barreras del pasado, sino salir de una transici¨®n liberal que fue necesaria, pero que ya ha durado demasiado tiempo y que ahora debe ser reemplazada por la reconstrucci¨®n de la vida p¨²blica y social y por el control que ¨¦sta debe ejercer en una vida econ¨®mica que, dejada a su suerte, no se vuelve libre, sino salvaje.
Ya hemos superado la mayor parte de lo que separa a un tipo de sociedad de otro y estamos verdaderamente ante una nueva sociedad y no ante una econom¨ªa autorregulada y vac¨ªa de contenido social y pol¨ªtico. La vida pol¨ªtica, intelectual y social se encontraba dormida y la defensa del pasado s¨®lo le hab¨ªa dado una apariencia de movimiento; ahora se despierta, en el momento en que se preparan las decisiones finales sobre la creaci¨®n de la moneda ¨²nica.
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