Museos y sociedad
En los ¨²ltimos a?os, los museos vienen adquiriendo una cierta notoriedad con ocasi¨®n de la celebraci¨®n de grandes exposiciones, ampliaci¨®n de sus instalaciones o construcci¨®n de nuevos y vanguardistas edificios, cuyos proyectos se encomiendan a los m¨¢s destacados arquitectos del panorama internacional. Sin embargo, el protagonismo del museo debe asentarse en unos pilares m¨¢s s¨®lidos y permanentes que, necesariamente, deben encontrar su ra¨ªz en la sociedad a la que sirven y orientarse a partir de una labor sostenida en defensa de los valores culturales de dicha sociedad.Cuando nos referimos al museo, sea ¨¦ste antropol¨®gico, de arte, de la ciencia y la t¨¦cnica o de historia, pensamos en una instituci¨®n cuyo objeto es el conservar, estudiar y difundir el acervo cultural y cient¨ªfico del hombre. Sin embargo, estos prop¨®sitos son entendidos. de modo muy diferente en cada ¨¦poca, por lo que interesa saber en qu¨¦ modo estamos trabajando los museos en la actualidad y en qu¨¦ direcci¨®n procuramos movernos con vistas al futuro m¨¢s inmediato.
El objeto de la conservaci¨®n es el de mantener vivas nuestras ra¨ªces, sean ¨¦stas pr¨®ximas, es decir, referidas a las comunidades a las que pertenecemos, o remotas, referidas a las comunidades que nos precedieron en el territorio que ahora nosotros ocupamos.
No se tratar¨¢ tan s¨®lo de conservar colecciones hist¨®ricas, sino que, igualmente, el museo habr¨¢ de contribuir coleccionando hoy para el ma?ana, tal y como se ha enunciado el lema del Consejo Internacional de Museos para el a?o 1996.
El museo del fin del siglo es un museo que no limita su labor de conservaci¨®n a la preservaci¨®n de las colecciones que lo integran, sino que, saliendo de sus muros, se proyecta en la sociedad promoviendo actividades y prestando ayuda y colaboraci¨®n a organizaciones y grupos comprometidos en la recuperaci¨®n y salvaguarda de valores culturales, entre ¨¦stos, los de car¨¢cter intangible. El ideal, en este sentido, ser¨ªa el que los miembros de la comunidad en la que se inserta el museo apreciaran al mismo como un lugar, de encuentro y expresi¨®n comunitaria.
De este modo, el museo asume el papel de factor de cohesi¨®n social, acogiendo en sus salas y actividades a los diversos miembros de la comunidad, respetando su diversidad al tiempo que procurando su participaci¨®n. El museo no tiene que suplir, sino coadyuvar, en la articulaci¨®n de los esfuerzos d¨¦ las diferentes instancias presentes en la sociedad. En este sentido, el museo asume como finalidad la de crear en la sociedad una con ciencia profunda de la necesidad de preserva ci¨®n del patrimonio cultural.
El estudio, segunda de las funciones atribuidas al museo, no es una mera labor erudita acerca de la tipolog¨ªa, cualidades y caracter¨ªsticas de cada objeto, mucho m¨¢s, una reflexi¨®n, a trav¨¦s de los objetos, acerca de la naturaleza del hombre, contemplado en su vertiente social, y en cuanto al modo en que, en cada momento de la historia, el hombre entiende y se relaciona con la.naturaleza y se proyecta en el cosmos.
El estudio tratar¨¢ de profundizar en la raz¨®n por la cual los objetos (que integran las colecciones) existen y han tomado la forma que presentan. Es decir, las causas que han motivado la reaIizaci¨®n de esos objetos por el hombre. Ser¨¢ un continuo ir y venir desde las colecciones a la sociedad, en una tarea de reflexi¨®n continua e inagotable. Esto exige, naturalmente, estar atentos a los movimientos y pro c esos que se est¨¢n produciendo en la sociedad.
Al museo no hay que exigirle que est¨¦ a la vanguardia de la sociedad. Pero lo que s¨ª que hay que exigirle es que conozca y trate de comprender por d¨®nde se desenvuelven las vanguardias sociales, ya sea en el mundo del: arte, de la filosof¨ªa o de la ciencia. Quiero llamar la atenci¨®n sobre el papel tan importante que las asociaciones de. los amigos de los museos, a tra v¨¦s de sus miembros, pueden desempe?ar en cuanto a esta labor, brindando puentes de enlace y comprensi¨®n entre el museo y la sociedad.
Por ¨²ltimo, el museo asume la responsabilidad de poner a disposici¨®n de la sociedad las colecciones cuya custodia le ha sido encomendada. La difusi¨®n es quiz¨¢ uno de los aspectos en los que los museos est¨¢n concentrando mayores recursos en la actualidad siendo ello fruto de una mejor comprensi¨®n, por parte del propio museo, de cu¨¢l es su. funci¨®n social.
Se trata de un proceso positivo que ha provocado que los museos y cuantos en ellos trabajamos abramos nuestras puertas y nuestras mentes a la sociedad. Ya no s¨®lo procuramos atender las necesidades de nuestros visitantes, sino que, yendo m¨¢s all¨¢, buscamos ..el -modo m¨¢s eficaz de llegar a los miembros de la sociedad que no forman parte de ese grupo, m¨¢s o menos amplio, que tradicionalmente acude al museo, poniendo todos los medios a nuestro alcance para hacerles participar de la vida del museo y del disfrute de sus colecciones.
Sin embargo, me gustar¨ªa poner una se?al de alerta en cuanto a que, empe?ados en tan noble prop¨®sito, los museos perdamos conciencia de cu¨¢l debe ser nuestra vocaci¨®n. En la vida del museo, como ocurre en cualquier manifestaci¨®n social, se producen modas, y actualmente vivimos la moda de la difusi¨®n y la intercornunicaci¨®n. Ser¨ªa sumamente grave que, llevados por esta moda, incurri¨¦ramos en la trivialidad del consumismo cultural.
En definitiva, el museo, Cada museo, debe tener, muy presente cu¨¢l es su vocaci¨®n, en la cual encuentra encaje y sentido su Programa de actividades, as¨ª como el contenido y el modo concreto en que expone sus colecciones. En la medida en que el museo adquiera conciencia de esta vocaci¨®n, comprometi¨¦ndose con la comunidad a la. que presta servicio, podr¨¢ hacerse realidad el prop¨®sito de convertir al museo en una entidad cultural viva, capaz de atender la funci¨®n social que le ha sido atribuida.
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