En busca de la Cuba libre de Tit¨®n Alea
Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea, llamado en su tierra Tit¨¢n el m¨¢s relevante cineasta cubano y uno de los grandes creadores de cine en nuestro idioma, nos es famillar por la etapa final de su carrera, en la que hizo tres filmes, Cartas del parque, Fresa y chocolate y Guantanamera, con producci¨®n espa?ola. En ellas, consciente de su muerte inminente, Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea se concentr¨® en una recreaci¨®n sosegada de su gran estilo, tan pronunciado y tan di¨¢fano al mismo tiempo, y jug¨® con su refinado oficio a seguir vivo.
Son tres obras crepusculares, divertidas y dolorosas, pero siempre llenas de inmediatez y de transparencia, en las que el esp¨ªritu combativo y c¨¢ustico del cineasta dej¨® paso a la serenidad y el acuerdo.El ciclo de cinco pel¨ªculas -La muerte de un bur¨®crata (1966), Hasta cierto punto (1983), La ¨²ltima cena (1976), Los sobrevivientes (1978) y Memorias del subdesarrollo (1968)- que dedica Cineman¨ªa -cadena integrada en Canal Sat¨¦lite y Canal Sat¨¦lite Digital- a Alea tiene para nosotros el atractivo del refrendo y de la toma de contacto con los antecedentes de esa alta precisi¨®n que rebosan las tres pel¨ªculas que dirigi¨® para el cine espa?ol, cuya maestr¨ªa no surgi¨® obviamente de la nada, sino que proviene de una intensa experiencia detr¨¢s de las c¨¢maras, casi completamente desconocida en Espa?a.
Las cinco pel¨ªculas merecen, y mucho, la pena y de ellas tres son b¨¢sicas en la forja del alcance universal de la obra de Alea: La muerte de un bur¨®crata fue la primera que atraves¨® las fronteras de su isla y recorri¨® las pantallas de todo mundo, salvo las espa?olas, ya que primero fue prohibida por la censura y luego ignorada por la distribuci¨®n durante el fascismo franquista, que es lo que ocurri¨® tambi¨¦n con La ¨²ltima cena y Memorias del subdesarrollo. Son tres pel¨ªculas de gran vigor y calado: vivas, admirablemente compuestas, muy combativas y, aunque en una primera mirada tengan aire de comedias ¨¢giles y amables, esconden tina muy fuerte radicalidad de fondo.
Compromiso social
No fueron -¨¦sta y otras obras de Alea- del gusto de la burocracia cultural castrista, que las trag¨® como quien traga una espina, ya que Alea apoy¨® siempre, con sus ideas y con sus pel¨ªculas, el socialismo de su pa¨ªs, pero nunca puso su oficio al servicio de nada que no fueran sus convicciones, y esta indocilidad le condujo a una filmograf¨ªa corta: nueve largometrajes (exceptuados las tres coproducciones con Espa?a) a lo largo de tres d¨¦cadas, realizados todos bajo esta consigna: "Afirmar nuestra realidad no significa acatarla. S¨®lo u n cine cr¨ªtico con la sociedad en que surge ayuda a mejorar esa sociedad".Es imposible apretar con m¨¢s concisi¨®n y precisi¨®n el sagrado equilibrio entre el compromiso social de un cineasta y la fidelidad de un artista a s¨ª mismo y a las leyes de la imaginaci¨®n creadora de que es portador absoluto. De ah¨ª que, junto a la claridad, la inteligencia y la belleza de sus construcciones, Guti¨¦rrez Alea llene su cine de sentido del esc¨¢ndalo, de vigor moral, de aliento de libertad y de coraje c¨ªvico, lo que convierte a estas tres obras maestras en filmes de ejemplaridad cl¨¢sica, indispensables para conocer desde dentro, en libertad, la interioridad de la Cuba contempor¨¢nea.
[El ciclo de Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea se inicia esta noche en Cineman¨ªa a las 21.30 con la emisi¨®n de La muerte de un bur¨®crata. El viernes 11 se proyecta Hasta cierto punto; el d¨ªa 18, La ¨²ltima cena; el 25, Los sobrevivientes y el s¨¢bado 26, Memorias del subdesarrollo].
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