Ajustar las cuentas
Parece ser que lo que dijo Pujol no fue exactamente pasar por el aro sino por el adre?ador: por el enderezador. Si se quiere encontrar un modismo castellano equivalente habr¨ªa que hablar, m¨¢s que del aro, que es una imagen circense, de meter en cintura, que lo es escolar. Pero el Diccionari Albert¨ª ofrece otra posibilidad. Ja t'adra?ar¨¦ equivaldr¨ªa a ya te ajustar¨¦ las cuentas: una amenaza. El mensaje de Pujol puede interpretarse a la luz de la exhortaci¨®n que acto seguido hizo a los socialistas catalanes para que imitaran a sus correligionarios vascos. Ellos han sido capaces de comprender, vino a decirles, que les conven¨ªa m¨¢s hacer cambiar de criterio a sus jefes de Madrid si no quer¨ªan atenerse a las consecuencias.Se refer¨ªa al asunto del Cupo: Borrell y Ciscar hab¨ªan criticado el acuerdo alcanzado en Semana Santa entre Aznar y Arzalluz-Ardanza. Inmediatamente, los socialistas vascos pidieron "comprensi¨®n" a sus compa?eros de allende el Ebro para que no se opusieran en el Parlamento a la ley que habr¨¢ de recoger el acuerdo. Pensaban sobre todo en dos consecuencias: la de tener que competir electoralmente frente a partidos que les acusar¨ªan de haber votado contra algo que, sea justo o injusto, favorece los intereses de los contribuyentes vascos; y el riesgo de ser expulsados del tripartito (PNV-PSOE-EA) que gobierna en todas las instituciones vascas.
Con sus cinco esca?os, el PNV no es decisivo para completar la mayor¨ªa que sostiene al Gobierno. Pero conserva una gran capacidad de intimidaci¨®n en la medida en que todo el mundo le considera pieza clave para la pacificaci¨®n de Euskadi. ?se fue el argumento de Mayor Oreja para convencer a Aznar de la necesidad de asociar al PNV al pacto de investidura. Pero justamente la pacificaci¨®n es una cuesti¨®n que se excluy¨® del pacto, y el PNV ha seguido haciendo de su capa un sayo en ese terreno. No est¨¢ claro, por ello, cu¨¢l es la contrapartida nacionalista en el acuerdo. Ardanza ni siquiera acept¨® participar en el debate auton¨®mico en el Senado.
La combinaci¨®n entre tripartito en Euskadi y pacto con el PP en Madrid es la m¨¢s c¨®moda que podr¨ªa imaginar el PNV: la principal fuerza situada fuera del Gobierno vasco, el PP, tiene las manos atadas por el otro pacto. Eso explica la sorprendente ausencia de oposici¨®n de que disfruta Ardanza. Pudo haberlo sido Izquierda Unida, pero la sagacidad de su actual portavoz en Euskadi (al que Arzalluz recibi¨® preguntando: qui¨¦n es ese Madrazo?) s¨®lo es comparable a la de Rej¨®n en Andaluc¨ªa, y ha convertido a IU en el escudero de todas las iniciativas nacionalistas. En esas condiciones no es de esperar que el PNV vaya a modificar su actitud. Cuando lo ha hecho ha sido porque no ten¨ªa m¨¢s remedio. Por ejemplo, cuando la escisi¨®n de Garaikoetxea le hizo perder la mayor¨ªa:moder¨® sus posiciones para poder cerrar un pacto de legislatura con el PSOE y alumbrar el Pacto de Ajuria Enea. El PNV podr¨¢ hacer las cosas m¨¢s insospechadas, pero ninguna que ponga en peligro su presencia al frente de las instituciones vascas. La idea de que si el PSOE y el PP rechazan pactar con un PNV desmelenado ¨¦ste se aliar¨ªa con HB (adem¨¢s de EA), en un frente nacionalista, no es realista: Arzalluz no puede ignorar que ello supondr¨ªa perder -y seguramente en direcci¨®n al PP- gran parte del voto moderado de las ciudades, sin el que el PNV no ser¨ªa la primera fuerza.
En todo caso, ser¨¢ dif¨ªcil que el PNV cambie si frente a sus desaf¨ªos no existe un m¨ªnimo acuerdo de principios entre PP y PSOE. En noviembre, ante un PNV desaforado que cuestionaba el Estatuto y dec¨ªa tener que taparse la nariz para gobernar con los socialistas, ¨¦stos amagaron con romper; enseguida apareci¨® Iturgaiz, presidente del PP vasco, ofreci¨¦ndose como recambio. Ahora ha recomendado al lehendakari que, si los socialistas no votan el Cupo, les eche del Gobierno y convoque elecciones. Desde luego, al PP pod¨ªa venirle muy bien que el motivo de la ruptura fuera el Cupo. Quedar¨ªan como los defensores del Concierto, importante factor de cohesi¨®n interna de la sociedad vasca, contra la resistencia jacobina del PSOE. El problema es que todo lo dem¨¢s, incluyendo la desestabilizaci¨®n del sistema, seguir¨ªa igual.
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