El trasfondo de la batalla comercial
Las distintas estrategias seguidas hasta ahora por EE UU y la Uni¨®n Europea (UE) en relaci¨®n con el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s obedecen a distintas concepciones diplom¨¢ticas. Mientras Estados Unidos cree en el boicote¨® contra los Estados sospechosos de exportar terrorismo y dotarse de armamento nuclear, la Uni¨®n Europea ha venido optando desde 1992 por el "di¨¢logo cr¨ªtico", la presi¨®n sin ruptura.
Ni siquiera ahora, con la retirada temporal de embajadores y la suspensi¨®n de ese di¨¢logo -cuya reanudaci¨®n ser¨¢ muy dif¨ªcil-, la Uni¨®n Europea piensa en romper sus relaciones comerciales.
La desavenencia transatl¨¢ntica se agrav¨® en 1995, cuando Washington anunci¨® la ley D'Amato-Kennedy, que penaliza las inversiones en Ir¨¢n y Libia. Bruselas se opuso, por estrategia diplom¨¢tica y por la extraterritorialidad de la ley norteamericana.
Estados Unidos la acus¨® de blandura ante las potencias terroristas. Los empresarios europeos contraatacaron argumentando que la ley pretend¨ªa proteger a las grandes compa?¨ªas petroleras norteamericanas, temerosas de que sus rivales europeas se hicieran con la explotaci¨®n de los yacimientos iran¨ªes, ocupando un puesto imbatible para cuando la situaci¨®n se normalice,
La UE argument¨® tambi¨¦n que no quer¨ªa autoestrangularse, porque el 20% de su suministro petrolero proviene de Ir¨¢n y Libia. A cambio de petr¨®leo, los europeos son los principales exportadores a Ir¨¢n. Alemania acapara el 14,7% de sus importaciones; el Reino Unido, el 5%; Italia, el 4,7% y Francia el 4,7%, seg¨²n cifras de 1995. Los Emiratos, con un 7,9%, figuran en segunda posici¨®n.
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