Sumar dos m¨¢s dos
Los libros de Historia suelen concluir que dinero e influencia, comercio y poder han ido casi siempre juntos. Salvo en el caso de la historia reciente de Europa, que demuestra lo contrario. La Uni¨®n tiene un indudable peso econ¨®mico: su mercado interior es m¨¢s grande que el norteamericano, su PIB es similar y su parte en el comercio mundial, superior, pero a la hora de la verdad demuestra una seria incapacidad para sumar dos m¨¢s dos.Pretender hablar ahora de algo que no sea la moneda ¨²nica parece una tarea imposible. Los Quince no quieren oir nada ajeno a la entrada en vigor del euro a plazo fijo. Dedican todos sus esfuerzos a conspirar sobre el tama?o del club que arrancar¨¢ en el 99, han paralizado los avances en materia de pol¨ªtica exterior y de seguridad y, sobre todo, mantienen en el limbo el debate sobre las reformas institucionales sin las que el proceso de unidad monetaria podr¨ªa perder su sentido. A¨²n as¨ª, los hechos son tozudos y, como dec¨ªa Jean Monnet, la mec¨¢nica de organismos como la Uni¨®n Europea tiene vida propia y consigue, a veces, resultados sorprendentes.
Por ejemplo, en Oriente Pr¨®ximo. Desde un punto de vista pol¨ªtico, el papel de Europa en ese conflicto es pr¨¢cticamente nulo. Desde un punto de vista econ¨®mico, es palpable. Por lo menos, as¨ª lo indican las desapasionadas estad¨ªsticas internacionales y los informes elaborados con motivo de la II Conferencia Euro-Mediterr¨¢nea que comienza hoy martes en Malta. Los t¨¦cnicos de la Comisi¨®n han echado cuentas y han llegado a la conclusi¨®n de que la Uni¨®n Europea es mucho m¨¢s importante en el ¨¢rea de lo que se creen no s¨®lo los mismos europeos, sino tambi¨¦n los ¨¢rabes, los israel¨ªes e, incluso, los norteamericanos.
Si se analizan los flujos comerciales de los pa¨ªses de la zona (Egipto, Israel, Jordania, L¨ªbano, Siria y Palestina, m¨¢s Marruecos, Argelia, T¨²nez, Chipre y Turqu¨ªa) se descubre que el 54% de sus exportaciones va a la Uni¨®n Europea (frente a un 13% destinadas a Estados Unidos). De la Uni¨®n Europea procede, asimismo, el 56% de sus importaciones (frente a un 14% de EE UU). Resulta que Israel, por ejemplo, no vende sus productos a Estados Unidos (s¨®lo un 24%) sino a Europa (un 51%), aunque compra casi lo mismo en los dos (un 34% y un 36%, respectivamente, de sus importaciones). Siria, otro ejemplo, manda el 44% de sus exportaciones a la Uni¨®n Europea e importa un 61%.
La Uni¨®n Europea, que est¨¢ negociando un acuerdo de asociaci¨®n con El Cairo, absorbe ya el 42% de las exportaciones egipcias, casi el doble que Estados Unidos. Y Palestina, que ni exporta ni importa (porque Israel no se lo permite), se mantiene en buena medida gracias a la ayuda al desarrollo de la Uni¨®n Europea (480 millones de d¨®lares entre 1992 y 1994, frente a los 180 millones enviados por los norteamericanos). Cierto que la ayuda estadounidense a Israel es muy superior a la europea (3.600 millones de d¨®lares en la misma etapa, frente a s¨®lo 185 millones), pero los n¨²meros de Washington incluyen donaciones de material militar.
Las cifras econ¨®micas reflejan una realidad: Europa es ya el principal agente econ¨®mico en Oriente Pr¨®ximo y su papel seguir¨¢ creciendo seg¨²n se desarrollen los acuerdos de asociaci¨®n ya firmados (con Israel, Palestina, T¨²nez y Marruecos), a punto de concluir (Jordania, Egipto y L¨ªbano) o en tr¨¢mite de negociaci¨®n (Siria y Argelia). Lo l¨®gico ser¨ªa que, como dicen los libros de Historia, su papel pol¨ªtico fuera tambi¨¦n adquiriendo fuerza. Pero para eso no basta con crear el euro, como a Estados Unidos no le basta con tener el d¨®lar.
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