El Madrid se sabe campe¨®n
Hierro desatasc¨® un partido complicado ante el Sevilla
Hierro, que acude con puntualidad a los grandes momentos, marc¨® el gol que concede el t¨ªtulo al Madrid. Se puede decir de una manera tan tajante porque ha puesto una distancia sideral sobre sus perseguidores. El tanto coron¨® el fren¨¦tico ejercicio de su equipo en la segunda parte, mientras se recib¨ªan noticias de los inopinados desastres del Barcelona y Betis. Todo esto sucedi¨® en una noche desconcertante que se dio una vuelta en todos los campos y por todos los costados. El Madrid pas¨® por todas las situaciones posibles. Encaj¨® dos goles de entrada, se sinti¨® amenazado por los resultados del Bar?a y el Betis, escuch¨® las cr¨ªticas de los aficionados, tuvo tiempo para recortar con el decisivo gol de Seedorf en el ¨²ltimo minuto del primer tiempo y entr¨® a saco en la segunda parte, que fue una org¨ªa madridista: los goles, la remontada, el frenes¨ª final, los resbalones del Bar?a y el Betis, la certeza de que la Liga se queda en Chamart¨ªn.Seg¨²n la estad¨ªstica m¨¢s reciente, el Madrid comenz¨® el partido con dos noticias: una mala y una buena. La mala fue que recibi¨® un gol en el arranque. La buena era que ten¨ªa que remontar. A la luz de lo que ha sucedido esta temporada, el Madrid dispone de m¨¢s capacidad agon¨ªstica que juego. Por empuje, voluntad y contundencia ha levantado varios duelos complicad¨ªsimos, en situaciones de m¨¢xima emergencia, como ocurri¨® frente al Sevilla. Despu¨¦s de una primera parte casi inane, s¨®lo salvada por la estupenda actuaci¨®n de Mijatovic, el Madrid toc¨® a generala en el segundo tiempo, beneficiado por el efecto del gol de Seedorf, que tuvo unas consecuencias euf¨®ricas en los locales y devastadoras en el Sevilla, desconcertado y desanimado.
M¨¢s o menos lo que se espera del ¨²ltimo clasificado.
El Sevilla lleg¨® a Chamart¨ªn sin ning¨²n cr¨¦dito, pero hizo bastante m¨¢s que la mayor¨ªa de los equipos que han pasado por el estadio madridista. Es un equipo que est¨¢ abocado a una situaci¨®n dram¨¢tica y que pena ahora todos los errores que se han cometido anteriormente. La fragorosa crisis institucional y la extra?a estructuraci¨®n del equipo han producido da?os irreparables. Han saltado dos entrenadores, el presidente ha abdicado de sus responsabilidades y se ha metido en un agujero hasta que escampe, si es que escampa, y los jugadores han de v¨¦rselas con el desconcierto que les ha rodeado. La voluntad del equipo por revolverse contra esta situaci¨®n ha sido notable en las ¨²ltimas semanas. A la vista est¨¢ su partido en Chamart¨ªn.
Lejos de refugiarse en su ¨¢rea y esperar acontecimientos, el Sevilla jug¨® frontalmento hasta donde pudo, que fue exactamente hasta el ¨²ltimo minuto del primer tiempo. Seedorf marc¨® el primer gol madridista y all¨ª se derriti¨® el Sevilla. Su alineaci¨®n denotaba la voluntad de hacer f¨²tbol, con varios centrocampistas de clase, de tendencia exquisita, pero poco proclives al recorrido de ida y vuelta, gente como Tsartas, Oulida y Prosinecki. El buen destino del Sevilla pasaba por disponer del bal¨®n y no fiarse de la defensa.
El gol de Jos¨¦ Mari ayud¨® a la estabilizaci¨®n del Sevilla. Como tantos otros, el gol vino en un cabezazo y en un error en el marcaje. Luego, el partido cay¨® preso de la frialdad, cosa que conven¨ªa al Sevilla, cuyo f¨²tbol era bastante juicioso. Tsartas, que tiene una zurda magn¨ªfica y la sangre de horchata, se encontr¨® con sitio para tocar. Y adelante, Jos¨¦ Mar? volv¨ªa a dar pinta de buen jugador. Durante mucho tiempo no hubo tiempo respuesta del Madrid, otra vez metido en cruzar el bal¨®n y tirar centros. Esta vez sin demasiado convicci¨®n. Capello ya rumiaba sus castigos cuando marc¨® Oulida. Fuera Chendo y fuera Suker, que probablemente llam¨® a Londres despu¨¦s del partido para aceptar la oferta del Arsenal. Aqu¨ª, Capello no le aprecia.
Dos gloriosas intervenciones de Mijatovic fueron lo ¨²nico destacable del Madrid en el primer tiempo. Otra vez presid¨ªa el juego plano y herm¨¦tico. Pero en el ¨²ltimo minuto se combinaron los aciertos madridistas -el taconazo de Ra¨²l y la irrupci¨®n de Seedorf- y los errores defensivos del Sevilla. El gol de Seedorf cambi¨® el curso del partido. Lleg¨® en el momento justo para la avalancha.
El Madrid gan¨® en el segundo periodo por aplastamiento. Jug¨® a golpe de tambor frente a un rival desencajado. Los goles se ve¨ªan venir por una simple cuesti¨®n de ¨¢nimo. Un equipo estaba dispuesto a morir en su avalancha y otro se sent¨ªa moribundo. El Sevilla no repiti¨® nada de lo que hab¨ªa hecho en el primer tiempo. Se fue a la lona con el fatalismo irremediable de un equipo que est¨¢ en Segunda Divisi¨®n. Cuando la presi¨®n del ¨¦mbolo madridista se hizo insotenible, comenzaron a llegar los goles, algunos de excelente factura, como el segundo, despu¨¦s de una acci¨®n muy tocada, finalmente rematada por Ra¨²l. O el cuarto, otra llegada de Seedorf al ¨¢rea con el centro hacia atr¨¢s y la puntilla de Mijatovic.
Pero para entonces, Chamart¨ªn era una fiesta. Perd¨ªa el Barca, empataba el Betis y Hierro hab¨ªa aparecido majestuoso para cabecear en el tercer gol del Madrid. Ese gol se celebro con estruendo. Era algo m¨¢s que la victoria. El cabezazo de Hierro ten¨ªa el valor del t¨ªtulo, nada menos.
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