Mobutu se queda sin dinero para exiliarse
El l¨ªder rebelde firma con una empresa estadounidense su primer contrato de explotaci¨®n de una mina bajo su control
El todav¨ªa presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, cuya legendaria riqueza le hizo ser considerado uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo, est¨¢ en dificultades econ¨®micas. No dispone de liquidez. Esto puede dificultar su salida voluntaria hacia el exilio. Los casi mil millones de d¨®lares (150.000 millones de pesetas) depositados en cuentas europeas se han esfumado. La guerra de los ¨²ltimos seis meses y, sobre todo, su personal¨ªsimo sistema (la cleptocracia) de concebir el poder -con la compra de simpatizantes y opositores-, que ha logrado implicar a toda una clase dirigente en los beneficios de su continuidad, le han dejado sin -margen de maniobra.La mayor¨ªa de sus bienes est¨¢n hoy inmovilizados: acciones, cuentas a nombre de terceros (que no pueden aflorar sin riesgo de que el jefe rebelde, Laurent Kabila, pida su congelaci¨®n), casas y palacios en medio mundo... Tres de esas mansiones, las de Goma, Kisangani y Lubumbashi, est¨¢n bajo control rebelde. Le queda Niza y la imponente de Gbadolite, en la frontera con la Rep¨²blica Centroafricana, al norte de Zaire. Ese palacio, llamado el Versalles de la selva, corre tambi¨¦n riesgo de ser ocupado en los pr¨®ximos d¨ªas.
Seg¨²n un informe del Banco Mundial que cit¨® hace unas semanas el diario The Washington Post se estima que Mobutu esquilm¨® entre 150 y 400 millones de d¨®lares (entre 225.000 y 600.000 millones de pesetas) al a?o de los ingresos por exportaci¨®n de cobalto y cobre durante la d¨¦cada de los ochenta. Es s¨®lo un ejemplo.
Cuarto m¨¢s pobre
La vasta riqueza del dictador zaire?o, que logr¨® su primer mill¨®n de d¨®lares de la CIA en los a?os sesenta, contrasta con los efectos devastadores de su obra. Zaire ocupa hoy el cuarto lugar de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo y el primero con menor ingreso por persona. Su nivel econ¨®mico ha retrocedido dram¨¢ticamente desde la independencia de B¨¦lgica, el 30 de junio de 1960. Entre 1965, fecha en la que Mobutu se alz¨® con el poder, y 1995 (¨²ltimo dato disponible), el producto interior bruto per c¨¢pita ha ca¨ªdo en un 3,4%, lo que convierte a los zaire?os en un 54% m¨¢s pobres que en 1965. S¨®lo 1,3 millones de personas est¨¢n empleadas de una fuerza laboral de 16 millones. En Kinshasa, el paro es del 40%. En KoIwezi, al lado de Lumbumbashi, llega al 80%.
Los que tienen puestos de trabajo p¨²blicos (el Estado es el mayor empleador), se encuentran sin sueldo. No hay dinero para mantener a los funcionarios. El Ej¨¦rcito regular y la polic¨ªa se ganan el pan con la mordida y los pillajes ocasionales. Los diplom¨¢ticos en el exterior se financian cobrando cifras astron¨®micas (22.250 pesetas en Espa?a, por ejemplo) por un visado de dos meses.
De los 1.500 millones de d¨®lares que compon¨ªan el presupuesto del Estado de los ochenta se ha pasado a uno de 300 millones. Para salir del paso, el Gobierno de Mobutu recurri¨® a la m¨¢quina de hacer dinero. ?Resultado?: una hiperinflaci¨®n que oscila entre el 350% y el 2.000%. Esta depauperada realidad se da en un pa¨ªs que posee el 6% de las reservas mundiales de cobre y el 80% de las de cobalto, adem¨¢s de abundante oro, diamantes, zinc y manganeso.
La actual falta de liquidez de Mobutu se agrava con la p¨¦rdida reciente de las ricas regiones de Kasai y Shaba. Los rebeldes, al controlar Mbuyi Maji, la capital de los diamantes, se han hecho con unos ingresos mensuales de 20 millones de d¨®lares por la explotaci¨®n legal de esas piedras preciosas. Willy Mallans, que fue asesor de Mobutu en la explotaci¨®n de las minas, trabaja ahora para los rebeldes. Juega un papel clave de introductor de embajadores en los mercados internacionales. El Gobierno rebelde de Kabila ya est¨¢ vendiendo licencias, y con creciente demanda, a las compa?¨ªas extranjeras. Cada una cuesta 100.000 d¨®lares. Esto representa una rebaja del 50% respecto de lo que reclamaba la Administraci¨®n mobutista hace unos d¨ªas.
A cambio, los rebeldes han introducido un sistema impositivo para engrasar las necesidades del nuevo poder y modernizar unas instalaciones de la miner¨ªa que operan muy por debajo de sus posibilidades. Su objetivo prioritario es acabar con el mercado negro (en mano de libaneses) y los robos de diamantes que cuestan 450.000 millones de d¨®lares al a?o. La primera compa?¨ªa en lograr la licencia ha sido American Mineral Fields (estadounidense). El contrato, firmado ayer, implica que esta empresa comprar¨¢ una explotaci¨®n, de cobre y cobalto, construir¨¢ una nueva planta para la explotaci¨®n del zinc y llevar¨¢ a cabo investigaciones sobre otros minerales en el pa¨ªs.
Esperan su turno De Beers, Anglo-American (surafricana) y varias de EE UU. No hay empresas francesas en la lista. Tampoco en los que esperan convertirse en socios de Gecamines, la empresa local que tiene el control de la mayor¨ªa de las explotaciones del pa¨ªs. Ella es la joya de la corona. Bien vale toda una guerra. La de Kabila.
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