Fujimori dirigi¨® personalmente el rescate
El presidente peruano, Alberto Fujimori, resolvi¨® a tiros, por sorpresa y en apenas 40 minutos una crisis de m¨¢s de cuatro meses que amenazaba con arruinar sus ¨¦xitos en la lucha contra el terrorismo de Sendero Luminoso. Y con dejarle arrinconado por la comunidad internacional tras siete a?os en el poder salpicados de violencia y crisis econ¨®mica.Revestido de nuevo del aura de hombre fuerte y salvador de la patria, dirigi¨® en las inmediaciones de la residencia del embajador japon¨¦s en Lima la operaci¨®n militar de rescate de los 72 rehenes secuestrados por guerrilleros del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) desde el pasado 17 de diciembre. El presidente peruano acudi¨® en medio de las ¨²ltimos disparos a felicitar a los soldados, que cantaban victoria y entonaban himnos patri¨®ticos. "Est¨¢n todos sanos y salvos", se jactaba el mandatario cuando los heridos eran encaminados hacia un hospital. Pero despu¨¦s, rodeado de la prensa, admiti¨® la muerte de un magistrado del Tribunal Supremo y de dos militares.
En mangas de camisa y embutido en un chaleco antibalas, Fujimori se subi¨® a una silla para arengar a los 140 soldados y polic¨ªas de cuerpos de ¨¦lite que hab¨ªan intervenido en la operaci¨®n y a unos 40 rehenes que le miraban con aire ausente tras 126 d¨ªas de cautividad. Su deseo de entrar en la residencia diplom¨¢tica se hab¨ªa visto frustrado por una nueva cadena de explosiones. Los secuestradores sembraron de minas los jardines que rodean al edificio diplom¨¢tico. "Presidente, estamos con usted", le gritaban los vecinos del barrio residencial de la embajada, felices de librase de las molestias del largo asedio.
"Ten¨ªa que tomar la decisi¨®n; no hay pa¨ªs que pueda entregarse a las exigencias terroristas", proclam¨® en una multitudinaria conferencia de prensa. "Por eso el Gobierno tom¨® una decisi¨®n firme y yo di mi palabra de que de ninguna manera pod¨ªamos entregamos al chantaje. Por eso decidimos mantenernos firmes. Hemos intentado encontrar la mejor soluci¨®n", confes¨® Fujimori antes de reconocer que s¨®lo hab¨ªa obtenido un ¨¦xito relativo".
Ni el embajador de Canada en Per¨², Anthony Vincent, que hab¨ªa visitado la residencia del embajador japon¨¦s apenas dos horas y media antes de que comenzara el asalto militar, ni ning¨²n otro miembro de la Comisi¨®n de Garantes, incluido el influyente arzobispo de Ayacucho, Juan Luis Cipriani, estaban al corriente de la operaci¨®n de rescate, seg¨²n asegur¨® anoche desde Ottawa el ministro de Exteriores canadiense, Lloyd Axworthy.
El Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja, que ha atendido a los rehenes durante su cautiverio, tambi¨¦n expres¨® su sorpresa por el violento desenlace del secuestro.
El MRTA se ha apresurado a anunciar que adoptar¨¢ "represalias" contra el Gobierno peruano, a trav¨¦s de una llamada efectuada por un presunto guerrillero al emisora de radio Cardinal de Asunci¨®n, la capital de Paraguay. Es dudoso que este grupo guerrillero, cuyos principales l¨ªderes est¨¢n muertos o encarcelados, pueda inquietar al Gobierno de Fujimori.
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