Plegaria
Se?or m¨ªo Jesucristo:Soy un ciudadano de mediana edad, profesor de franc¨¦s, agn¨®stico pero f¨®lcl¨®rico. Las religiones me dicen poco. No creo ni en la cat¨®lica, que es la verdadera, o sea que ya se puede usted imaginar por donde van mis devociones.
Ahora bien, se?or m¨ªo, la vida me ha obligado a ser pragm¨¢tico. Ejerzo el cinismo con cierta desenvoltura y me adapto a lo que fuere, como camale¨®n. Corre por Madrid un ostentoso tufillo a sacrist¨ªa.
Yo arrimo el ascua a mi sardina, me hago cruces y comulgo diariamente con ruedas de molino. Tengo la casa llena de ausencias; me he acostumbrado a charlar con las sombras, dicho sea sin se?alar. Antes llevaba una existencia disipada y vac¨ªa, noctambularia. Al igual que el, jam¨®n, yo era un cerdo, pero me cur¨¦. Se lo juro, se?or.
Deseo con esta plegaria llamar la atenci¨®n del alcalde sobre mi persona. Me encuentro perfectamente capacitado para asumir cualquier asesor¨ªa en su Gobierno, cuya vida guarde Dios muchos a?os, pero no demasiados.
Mi religiosidad actual es intachable: vivo en el barrio del Ni?o Jes¨²s, doy clases en la calle Ave Mar¨ªa, entro al Bernab¨¦u por la plaza de los Sagrados Corazones, mantengo a una querida en Sor ?ngela de la Cruz y de vez en cuando me solazo en el Caf¨¦ de las Descalzas, es decir, vivo en olor de santidad.
Claro que con tanto bienaventurado en mi entorno, ando siempre muy ajetreado porque me espera nadie, tengo nada que hacer y estoy ansioso por llegar cuanto antes a ninguna parte. Si logro un puestito en el Ayuntamiento, es f¨¢cil que pueda saltar en breve, si la patria me lo pide, a compromisos estatales. Al Fin y al cabo, de este Ayuntamiento ha salido el mandam¨¢s de TVE y la jefa de la cultura nacional, experta en la escritora Sara Mago.
Orar, como usted bien sabe, es levantar el coraz¨®n a Dios y pedirle mercedes. Usted tuvo un peque?o despiste y nos mand¨® un 600 y a Mercedes de la Merced.
Se?or m¨ªo Jesucristo, usted sabe que soy hombre sincero. Eso s¨ª, algo Estoico, como Cristo, el del Bar?a. Creo que ¨¦ste puede ser el inicio de una gran amistad. Madrid es el cop¨®n. ?Ay, Dios! Y, hablando de Dios, bueno, adi¨®s.
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