Del discurso de la oposici¨®n a la acci¨®n de Gobierno

Como parlamentaria de la oposici¨®n, Loyola de Palacio era amiga de lanzar ca?onazos contra la Administraci¨®n socialista. "Canad¨¢", dec¨ªa con motivo del conflicto del flet¨¢n, "ha detenido al congelador gallego Estai, mientras el Gobierno se hallaba declarando en los juzgados de la plaza de Castilla".Lleg¨® al ministerio hace casi un a?o destapando supuestos agujeros negros que nunca se comprobaron y lanzando andanadas contra el equipo anterior, al que acus¨® de ineficacia tanto en pol¨ªtica nacional como en la comunitaria.

Desembarc¨® en Bruselas con el coraz¨®n como cartera, en plan de Agustina de Arag¨®n. Fue la primera en decir "no pasar¨¢n" a las vacas locas inglesas y la primera en desdecirse parcialmente por exigencias del gui¨®n del Gobierno. Regal¨® un cesta de fresas a su colega franc¨¦s en la antesala de un Consejo de Ministros, pero en la reuni¨®n no hizo alusi¨®n al problema.

En el entorno de la ministra se alardeaba de que hab¨ªa sido la primera en cantar las cuarenta al comisario Franz Fischler, de haberle plantado cara en defensa de los intereses del sector olivarero. La pol¨ªtica de enfrentamiento, sin embargo, ha tenido dudosos beneficios para Espa?a.

Pol¨ªtica, sindicalista agraria, fundadora de una asociaci¨®n de mujeres rurales, activista por naturaleza lo mismo en su cargo oficial que en el partido, lo que dudan algunos de sus interlocutores del sector agrario es que tanto movimiento sea compatible con la concentraci¨®n en objetivos alcanzables.

La ministra es populista, impulsiva, mujer de gestos, agresiva en las formas en su faceta pol¨ªtica y dialogante con el sector. En el campo se reconoce su trabajo y su capacidad de dedicaci¨®n.

Est¨¢ menos clara su eficacia, a la vista de los resultados y, sobre todo, de una conjunci¨®n con el equipo del ministerio que, en apariencia, no acaba de funcionar. Por su car¨¢cter e imagen de batalladora, aparenta hacer mucho m¨¢s de lo que realmente hace.