Relevo con primarias
La apertura de la sucesi¨®n de Jos¨¦ Antonio Ardanza como lehendakari cuando todav¨ªa falta un a?o y medio para las elecciones vascas de octubre de 1998 sugiere que el PNV ha aprendido alguna lecci¨®n de su historia m¨¢s reciente. Contados son los partidos que salen airosos de la prueba candente de relevar en vida a sus dirigentes, pero en el PNV estos procesos han solido acabar en romer¨ªa. No hace falta recordar que la escisi¨®n sufrida en 1986 empez¨® dos a?os antes, en el instante preciso en que el Euskadi Buru Batzar (EBB) presidido por Arzalluz pretendi¨® que el entonces lehendakari, Carlos Garaikoetxea, en v¨ªsperas de ser renovado como candidato, se sometiera a la disciplina del partido.No obstante, para que ese duro aprendizaje pudiera aplicarse ahora ha tenido que confluir otro factor: la voluntad firme de Ardanza de no volver a repetir como cabeza de lista. Ardanza no ha querido que la inercia e improvisaci¨®n habituales de la organizaci¨®n partidaria le atrapara para un cuarto mandato que no desea. De ah¨ª que anunciara su decisi¨®n internamente con la suficiente antelaci¨®n como para que no pudiera haber presiones de ¨²ltima hora. Y la direcci¨®n del partido, a la vista de la rapidez con que ha abierto el proceso sucesorio, no le ha puesto excesivos reparos al lehendakari.
Si apura la actual legislatura, Ardanza cumplir¨¢ en octubre de 1998 casi catorce a?os al frente del Gobierno vasco. Dejando a un lado las piadosas invocaciones a la saludable costumbre de no perpetuarse en los cargos, Ardanza estaba dando desde tiempo atr¨¢s s¨ªntomas de cansancio. Ser lehendakari no es tarea sencilla cuando el partido al que perteneces se reserva la facultad de hacer pol¨ªtica y circunscribe la tarea del presidente del Gobierno vasco a hacer gesti¨®n. Si bien el car¨¢cter disciplinado de Ardanza ha evitado su estallido, las tensiones no han estado del todo ausentes en las relaciones entre Ajuria Enea y el EBB. Y es notorio que la proyecci¨®n pol¨ªtica de Ardanza, sin llegar a perder su buena imagen p¨²blica, se ha visto limitada por el creciente protagonismo tomado por los hombres del partido desde que ¨¦ste consider¨® superado el escollo de la escisi¨®n.
La pol¨ªtica de pacificaci¨®n, con la entrada en crisis de la Mesa de Ajuria Enea, refleja con fidelidad este proceso. El peculiar modelo organizativo del PNV -separaci¨®n entre cargos p¨²blicos y cargos internos, y primac¨ªa del partido frente a las instituciones- hace que la retirada de Ardanza, pese al cari?o que despierta su figura en las bases, no se vea como una p¨¦rdida irreversible. Preocupa mucho m¨¢s la sustituci¨®n de Xabier Arzalluz, que no quiere abrirla de momento aunque vaya a cumplir dos d¨¦cadas al frente (o detr¨¢s) de la c¨²pula del PNY. La singularidad del PNV se manifiesta tambi¨¦n en la puesta en marcha de unas primarias entre sus 35.000 afiliados para buscar al sustituto de Ardanza. El EBB ha puesto buen cuidado en recalcar que la activaci¨®n de este mecanismo de consulta previsto en su reglamento electoral no significa que se haya entrado ya en periodo electoral. Sin embargo, su pretensi¨®n es vana y el resto de las fuerzas vascas habr¨¢n tomado buena nota. Mal puede sostenerse la idea de que va a agotarse la legislatura si el principal partido vasco hace p¨²blico que comienza sus preparativos con a?o y medio de adelanto. Tanta previsi¨®n resulta sospechosa hasta en un partido tan at¨ªpico como el PNV.
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