No es ciencia-ficci¨®n
La ciencia-ficci¨®n se impone como g¨¦nero de moda en el f¨²tbol espa?ol. Donde imaginar cabe que el l¨ªder de la Segunda Divisi¨®n (pongamos por caso el Mallorca) despida a su entrenador y que una semana despu¨¦s sea el l¨ªder de la Primera, (supongamos que el Real Madrid) quien se plantee destituir a su t¨¦cnico. Imaginar cabe que, no mucho m¨¢s lejos, el presidente del Barcelona viva afectado de un extra?o mal por cuya causa reorganiza diariamente su organigrama t¨¦cnico... y un d¨ªa decide que su entrenador actual (por ejemplo, un t¨¦cnico veterano y respetuoso con sus dirigentes como pueda ser Robson) permanezca en el banquillo y al d¨ªa siguiente que pase a ocupar un despacho anexo. E imaginar es posible que un t¨¦cnico como Jorge Valdano sea contratado a mitad de temporada para que dise?e un proyecto a medio plazo que termine siendo dirigido por otro t¨¦cnico. Todo esto parece ciencia-ficci¨®n. Porque ciencia-ficci¨®n ser¨ªa que el entrenador del Real Madrid resulte ser (quiz¨¢s abducido por alg¨²n extraterrestre azulgrana) el mayor enemigo del Real Madrid. ?Ciencia-ficci¨®n? No, por el momento, siempre y cuando no se, detenga este fil¨®n de sucesos paranormales que afectan a la Liga.Con todo ello, el espect¨¢culo sublime es el que interpretan actualmente Capello y Lorenzo Sanz, n¨²mero uno en ventas. Ambos han perdido, la oportunidad de divorciarse caballerosamente. Sobre Capello recae la grave acusaci¨®n de haber actuado de forma deshonesta, negociando para terceros. Pero Lorenzo Sanz tampoco sale bien parado: ha cometido errores de bulto y ha perdido toda capacidad de iniciativa en este conflicto. Ambos est¨¢n condenados a una dificil¨ªsima existencia durante siete jornadas de Liga, cuyas repercusiones est¨¢n por ver. La ¨²nica diferencia es que Capello ha optado por seguir hasta el final y Lorenzo Sanz no puede decidir nada al respecto: y, en este punto, un exceso de prudencia puede convertirse en imprudencia temeraria.
Un l¨ªder con ocho puntos de ventaja a falta de siete jornadas se asemeja a una mezcla explosiva a punto de precipitar. A partir de ahora, no es impensable suponer que cada vez que Capello abandone el paraguas del banquillo pueda ser increpado desde la grada por traidor, que cada decisi¨®n que adopte sea interpretada err¨®neamente por una hinchada confusa: si sienta a S¨²ker en el minuto 65 se puede entender como una provocaci¨®n; si el equipo falla, alguien sospechar¨¢ que el t¨¦cnico no ha hecho lo necesario para evitarlo; si se mueve ser¨¢ mejor que se est¨¦ quieto, y si se est¨¢ quieto, que por qu¨¦ no hace algo...
?Cabe imaginar situaci¨®n m¨¢s grotesca? Si el Madrid gana la Liga, ?ser¨¢ Capello levantado a hombros o arrojado a los cocodrilos? No especulemos: la realidad puede superar cualquier ficci¨®n.
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