Una infanta con convenio colectivo
Do?a Cristina traba a desde hace cuatro a?os en la Fundaci¨®n La Caixa de Barcelona
Probablemente es la ¨²nica infanta con sueldo en la historia de una monarqu¨ªa reinante. Desde luego no hay precedente mundial de que los sindicatos de clase fijen la subida salarial de una princesa. Y es que la infanta Cristina trabaja desde hace cuatro a?os en la Fundaci¨®n La Caixa de Barcelona.Hacia las 9 de la ma?ana, la menor de las hijas de los Reyes llega al trabajo. Conduce SU coche, un Wolksvagen Golf blanco, regalo de su padre el d¨ªa que cumpli¨® 30 a?os. La v¨ªa Laietana es un infierno para aparcar. Un escolta se encargar¨¢ de eso. La Infanta se baja del autom¨®vil y entra por la ¨²nica puerta de la sede de la Fundaci¨®n. La planta baja es la oficina de la caja de ahorros. Una oficina muy concurrida, enorme, llena de mostradores, de mesas para trato personalizado y de cajeros autom¨¢ticos. La Infanta atraviesa todo ese l¨ªo; no hay otro camino para llegar hasta su puesto de trabajo. Pasa de los ascensores. Prefiere subir andando; as¨ª hace un poco de ejercicio.
En la secci¨®n de Fotograf¨ªa, encuadrada en el ¨¢rea de Artes Pl¨¢sticas, no hay despachos: s¨®lo mesas separadas por mamparas. Una docena de empleadas, todas mujeres, se dedican a la programaci¨®n fotogr¨¢fica de la Fundaci¨®n. Cristina de Borb¨®n y Lourdes Peracaula se dividen la coordinaci¨®n de las exposiciones. Ellas se encargan de entrevistarse con el fot¨®grafo, confirmar fechas, buscar las salas, vigilar los montajes, contratar seguros.... Son exposiciones como De la rebeli¨®n a la utop¨ªa, Fotograf¨ªa y sociedad un la Espa?a de Franco, La fotograf¨ªa y el surrealismo, Las guerras fratricidas o los premios anuales de Fotopress. En sus cat¨¢logos figura la responsable de la coordinaci¨®n: SAR Do?a Cristina de Borb¨®n.
La Fundaci¨®n organiza unas tres exposiciones al a?o, que luego recorren diversas ciudades. Peri¨®dicamente, el equipo se re¨²ne con la jefa del ¨¢rea, Marta Gili. Las discusiones son en catal¨¢n. No hay problema. La Infanta lo entiende, lo habla y, sobre. todo, lo escribe sorprendentemente bien.
Nunca va a la inauguraci¨®n de una exposici¨®n para evitar que su doble condici¨®n de Infanta y coordinadora de la muestra d¨¦ al traste con el protocolo. La ¨²nica excepci¨®n fue Despu¨¦s del diluvio, un ambicioso programa dedicado a la segunda posguerra mundial, a la que acudi¨® la Reina y al saludar a las personas que hab¨ªan trabajado en la exposici¨®n se encontr¨® a su hija Cristina, relegada a un puesto secundario, el que le correspond¨ªa tras sus jefes laborales.
Un sueldo de 200.000 pesetas
Lleg¨® a Barcelona para un a?o y va para cuatro. Anualmente renueva su contrato civil. Su sueldo, por el que cotiza IVA trimestralmente, est¨¢ asimilado al que cobran sus compa?eras de secci¨®n. Unas 200.000 pesetas por doce mensualidades.
A media ma?ana es la hora del caf¨¦ que, en Catalu?a, no pasa de los veinte minutos. El encanto del casco antiguo invita a salir a la calle. A la Infanta le gusta la intimidad, pero no tanto. Los primeros d¨ªas tiraba m¨¢s de las m¨¢quinas y de un ins¨ªpido caf¨¦, ilustrado con barrita de Bioman¨¢n. Una compa?era la sorprendi¨® en medio del banquete. No hab¨ªa reconocido a la Infanta y pregunt¨® sin m¨¢s:
-?No pasas hambre?
-Es que -respondi¨® Cristina-, si me descuido, de infanta paso a elefanta.
Cristina prefiere almorzar con varias compa?eras en alg¨²n bar de la zona; es fija al caf¨¦ con leche y a una manzana, un yogur o algo de r¨¦gimen que se trae ella. Excepcionalmente cae en la tentaci¨®n del bocadillo. Ni invita ni es invitada. Paga las 130 pesetas de la bebida y deshace el camino andado.
Un directivo de la Fundaci¨®n recuerda los primeros d¨ªas de la Infanta, all¨¢ por octubre del 93. No es que hubiera aglomeraciones en los alrededores de su mesa, es que los empleados rehu¨ªan pasar por la primera planta por si se cruzaban con ella. ?Y qu¨¦ digo? ?Y qu¨¦ hago? La direcci¨®n recomend¨® a los empleados que no hicieran declaraciones sobre su real compa?era. En cuatro a?os jam¨¢s ha salido una sola manifestaci¨®n de sus compa?eras de trabajo, que forman una guardia pretoriana.
De junio a septiembre se implanta el horario de verano y a las 3 de la tarde queda libre hasta el d¨ªa siguiente. Entonces tiene m¨¢s tiempo para su afici¨®n favorita. En invierno es f¨¢cil verla en Baqueira Beret, pero en verano se dedica a la vela, una tentaci¨®n permanente en Barcelona. Su barco, Azur de Puig, lo tiene amarrado a mil metros de la mesa de trabajo.
El resto del a?o, la Infanta tiene horario partido. Hac¨ªa las dos de la tarde vuelve a callejear en busca de un restaurante tranquilo, limpio y barato, de men¨² de 1.000 pesetas. En concreto, el de hoy es de 975 pesetas, sin caf¨¦. La Infanta y sus dos compa?eras eligen entre cinco primeros y cinco segundos. Le gusta variar. Pagan a escote.
"Siempre ha sido as¨ª y creo que es parte del ¨¦xito que ha tenido esta experiencia", cuenta un directivo de la entidad. "Una ficci¨®n se puede mantener cuatro d¨ªas, pero m¨¢s tiempo resultar¨ªa insoportable. Ella ha facilitado todo, porque es una mujer afable y entra?able, a la que es f¨¢cil querer. En estos cuatro a?os, sus compa?eros de trabajo le han perdido el miedo, pero no el respeto. Y eso es obra de la infanta Cristina".
15 d¨ªas de permiso
Una vez casada, el convenio le concede 15 d¨ªas de permiso y un plus mensual familiar de unas, 70.000 pesetas, que aumentar¨ªa con unas 40.000 pesetas por cada hijo. En el caso de que continuara en la Fundaci¨®n. Todo parece indicar que seguir¨¢ en la ciudad, como su futuro marido.
Media vida de la infanta Cristina est¨¢ ligada estrechamente a la ciudad Condal. Durante muchos a?os, los fines de semana se trasladaba de Madrid a Barcelona para practicar la vela, deporte en el que fue reserva del equipo ol¨ªmpico de los Juegos de Se¨²l (1988). Meses antes de los Juegos del 92 fij¨® su residencia en Barcelona y trabaj¨® en la organizaci¨®n de los Paral¨ªmpicos, junto a su ¨ªntima amiga Vicki Fumad¨®, con la que impart¨ªa cursos de vela a disminuidos ps¨ªquicos. Fumad¨® le busc¨® casa en su mismo barrio, Sarri¨¤, en donde sigue viviendo. Es un piso de unos 100 metros cuadrados, en el que al parecer vivir¨¢ la pareja.
Han pasado cuatro a?os tranquilos y agradables. As¨ª que lo m¨¢s probable es que, acabada la luna de miel, se reincorpore a su trabajo en Barcelona. Quiz¨¢s cambie de funci¨®n y deje el ¨¢rea de fotograf¨ªa para encargarse de un nuevo programa: distribuir al Tercer Mundo el 0,7% del presupuesto total de la Fundaci¨®n, que es de 15.000 millones de pesetas.
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