Los disfraces de Simon Templar
En 1928, el escritor brit¨¢nico Leslie Charteris (1907-1993) crea a Simon Templar, El Santo, el m¨¢s popular de sus personajes, en el relato Meet the tiger. A principios de los a?os treinta ya se ha hecho popular y a finales de la d¨¦cada los norteamericanos hacen las primeras adaptaciones cinematogr¨¢ficas, encamado por varios actores, entre los que destaca George Sanders. Sin embargo, al personaje s¨®lo le llega la consagraci¨®n a trav¨¦s de una conocida serie de televisi¨®n brit¨¢nica -donde Roger Moore le de vida, al volante de un deslumbrante Volvo-, que se realiza entre 1963 y 1968.A lo largo de m¨¢s de 50 novelas y una docena larga de relatos, Leslie Charteris narra las aventuras de Simon Templar, pero en ninguna de ellas cuenta sus or¨ªgenes, ni c¨®mo llega a convertirse en el c¨ªnico vengador El Santo. Quiz¨¢ por ello, cuando al director Phillip Noyce le encargan realizar una cara producci¨®n sobre el personaje, encarga a sus guionistas que le inventen un pasado.
The Saint
Director: Phillip Noyce. Guionistas: Jonathan Heinsleigh, Wesley Strick. Fotograf¨ªa: Phil Meheux. Estados Unidos, 1996. Int¨¦rpretes: Val Kilmer, Elisabeth Shue, Rade Serbedzija, Valery Nikolaev, Irina Apeximova, Lucija Serbedzija. Estreno en Madrid: Lope de Vega, Roxy B, Conde Duque, Acte¨®n, T¨ªvoli, Novedades, La Vaguada, Canciller, Exc¨¦lsior, Espa?a, Luna (versi¨®n original subtitulada).
Antecedentes inventados
As¨ª llegan a la conclusi¨®n de que su nombre deriva de Simon Magus, que intenta comprar los poderes del Esp¨ªritu Santo, y su apellido proviene de la Orden de los Templarios, los monjes que participan en las cruzadas y acaban siendo considerados herejes. Al mismo tiempo que a?aden un improbable pr¨®logo, ambientado en un orfanato mixto de Hong Kong, que explica la personalidad de El Santo como elegante mago, sofisticado ladr¨®n y terrible justiciero.
Con estos antecedentes no cabe la menor duda de que El Santo es otra m¨¢s de las pel¨ªculas de acci¨®n que con regularidad nos ofrece el cine norteamericano. Cada vez m¨¢s vac¨ªas de contenido, llenas de violencia y sofisticados efectos especiales, narran historias de f¨¢cil comprensi¨®n y sin muchos atractivos. Sin embargo, ¨¦sta tiene el aliciente de mostrar una potente relaci¨®n entre los protagonistas, frente a los h¨¦roes cada vez m¨¢s mis¨®ginos y alejados de las mujeres que ¨²ltimamente protagonizan las pel¨ªculas de acci¨®n.
En esta ocasi¨®n Simon Templar debe enfrentarse, con sus innumerables disfraces y su abanico de seud¨®nimos tomados de santos cat¨®licos, a las poderosas mafias rusas, encarnadas en la personalidad del ambicioso l¨ªder pol¨ªtico multimillonario Ivan Tretiak y su terrible hijo Ilya Tretiak. Dentro de una inveros¨ªmil acci¨®n cuyo m¨¢ximo atractivo es desarrollarse en gran parte en Mosc¨², en lugares tan conocidos como la Plaza Roja, aliado con la atractiva cient¨ªfica brit¨¢nica Emma Russell por su revolucionario descubrimiento de la fusi¨®n fr¨ªa.
Cada vez m¨¢s alejado de sus mejores e iniciales pel¨ªculas, el australiano Phillip Noyce narra con claridad la simple historieta gr¨¢fica que tiene entre las manos, al tiempo que maneja con habilidad los m¨²ltiples millones de d¨®lares puestos a su disposici¨®n. Sin embargo, se estrella a la hora de dibujar a sus personajes, tanto porque ni resulta cre¨ªble la excelente y bell¨ªsima actriz Elisabeth Shue como importante cient¨ªfica con problemas cardiacos, como porque el rudo Val Kilmer no sabe trasmitir el humor que dio al personaje el ya m¨ªtico Roger Moore en los mejores episodios de la famosa serie de televisi¨®n.
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