Mobutu y Kabila siguen sin fijar fecha para la cumbre que les impone EE UU
ENVIADO ESPECIAL La cumbre calificada de "hist¨®rica" por los norteamericanos entre el presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, y el l¨ªder rebelde, Laurent Kabila, vuelve a enfangarse en la confusi¨®n. El Gobierno de Mobutu dice que se celebrar¨¢ hoy; fuentes estadounidenses -los organizadores del encuentro- aseguran que ser¨¢ ma?ana por problemas de agenda del presidente surafricano, Nelson Mandela, quien copreside la reuni¨®n junto al gabon¨¦s Omar Bongo. Y Kabila a?ade m¨¢s dudas al afirmar que s¨®lo puede asistir el domingo. En todo caso las posibilidades de obtener resultados en esta cumbre son m¨ªnimas.
La l¨®gica es contundente: la negociaci¨®n entre Mobutu y Kabila debe estar condenada al fracaso. El primero quiere permanecer en el poder -EE UU desea una transici¨®n de hasta 15 meses- y el segundo est¨¢ muy cerca de conquistarlo. Uno de los dos debe ceder. Mobutu es un maestro en el arte de la superviviencia. Pero el fulgurante ¨¦xito de la rebeli¨®n, la hartura de un pueblo y una enfermedad muy grave (c¨¢ncer de pr¨®stata) han cambiado las reglas del juego. Ya no sirven los malabarismos. En el Utenika, el barco surafricano en el que se va a celebrar la reuni¨®n, Mobutu s¨®lo tiene dos opciones: abandonar con dignidad y evitar un ba?o de sangre en Kinshasa o aferrarse a la quimera y acabar como el sha de Persia. Kabila posee m¨¢s margen. Si no hay acuerdo, cuenta con sus tropas que hasta ahora no han hallado casi resistencia y es probable que tampoco la encuentren en exceso en Kinshasa.
EE UU no tiene una l¨ªnea pol¨ªtica consistente en Zaire: un d¨ªa exige la marcha del dictador, otro apoya el plan de Mohamed Sahnun, mediador de la ONU. El plan de un Gobierno de transici¨®n, elecciones y alto el fuego es v¨¢lido para Kabila, pero introduce matices: transici¨®n sin Mobutu y un alto el fuego como resultado de un acuerdo. Nunca como precondici¨®n.El granero de Kinshasa
Sus tropas est¨¢n en condiciones de tomar la capital. El general Guillaume Mulele, hijo del m¨ªtico Pierre Mulele, es quien manda a los rebeldes que entraron en Kikwit, el granero de Kinshasa. Al norte, otras columnas se aproximan a Bandundu. El frente este est¨¢ casi cerrado. Cerca de Matadi, al oeste, Kabila dispone de soldados en Angola prestos a cruzar la frontera y cortar el suministro a la capital. El plan es muy bueno, tanto que el l¨ªder rebelde est¨¢ en condiciones de rechazar una transici¨®n con Mobutu. Entrar¨¢ en Kinshasa lo antes posible; bien gracias a un acuerdo, bien por la fuerza. Dar aire al dictador equivaldr¨ªa a una derrota.
?Qu¨¦ argumentos tiene EE UU para convencer a Mobutu? La respuesta es el mapa militar. Todo est¨¢ perdido para su r¨¦gimen. El pueblo de Kinshasa (entre 4,5 y 6 millones de habitantes) anhela la llegada del libertador. ?Y en el caso de Kabila? El "peque?o problema" de los refugiados hutus, como ¨¦l lo defini¨®, ha sido utilizado en su contra. Adem¨¢s, un pacto que evite la destrucci¨®n de la riqueza (nula) de la ciudad es bueno, sobre todo para el que va a gobernar. Pero esta tesis tiene un punto fr¨¢gil: una soluci¨®n pac¨ªfica no puede anular lo que se est¨¢ a punto de conseguir por las armas. Hay un precedente cercano: el l¨ªder de Unita, Jon¨¢s Savimbi, que ten¨ªa el control de gran parte de Angola, no tom¨® la capital. Hoy es s¨®lo el vicepresidente.
Kabila, que puede ser muy pronto el jefe del Estado, s¨ª tendr¨¢ que ceder en algo: nombrar un Gobierno de transici¨®n y convocar elecciones. Una suerte de garant¨ªa democr¨¢tica se traducir¨¢ en cr¨¦ditos exteriores y Kabila sabe que no es lo mismo convocar unos comicios libres desde el poder (para ganarlos) que hacerlo alejado del centro de decisi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.