Recuerdos de madera con b o con v
Un paseo desde las Siete Revueltas hasta Cotos por los a?osos pinares que han dado renombre a Valsa¨ªn
Hay quienes escriben Balsa¨ªn con be y quienes lo hacen con uve, o sea, Valsa¨ªn. Con be lo prefieren, a juzgar por las se?ales camineras, los encargados de Obras P¨²blicas (ahora Fomento), pero Espa?a, seg¨²n estos atropellados ort¨®grafos, est¨¢ llena de rios y autovias sin tilde, as¨ª que cualquiera se f¨ªa de ellos. Con uve, en cambio, aparec¨ªa por vez primera en Libro que mand¨® facer el rey don Alfonso de Castiella et de Le¨®n que fabla de todo lo que pertenesce a las maneras de la monter¨ªa, all¨¢ en el siglo XIV, de modo que si Garc¨ªa M¨¢rquez no tiene inconveniente, lo dejaremos con uve.En el Libro de la monter¨ªa (para abreviar) est¨¢ manuscrito que "Val Sau¨ªn es muy rreal monte de osso et de puerco en verano, et a las vezes en yuierno". Val Sau¨ªn, es decir, Val Sab¨ªn o valle de las sabinas, acaso por la pl¨¦tora que de tales cupres¨¢ceas hab¨ªa anta?o en esta vertiente septentrional de la sierra y de la que hoy s¨®lo quedan reliquias en los t¨¦rminos segovianos de Pr¨¢dena y de Arcones. Los nativos, a no dudarlo, sacrificaron las sabinas al pasto y a la hoguera, e id¨¦ntico albur hubieran corrido pinos y robles en el siglo XVIII de no haber intervenido Carlos III, que, viendo c¨®mo los hornos de fundici¨®n de vidrio de La Granja le estaban dejando pelados los cazaderos, expropi¨® nada menos que las matas de monte entre Navacerrada, la Sa¨²ca y Riofr¨ªo: maneras de la monter¨ªa.
A una decisi¨®n tan ego¨ªsta, aunque retrospectivamente ecologista, debe Valsa¨ªn la excelente salud de sus bosques, que no tienen parang¨®n en el Guadarrama. El pino de Valsa¨ªn, como tambi¨¦n se conoce a la especie, es el pino albar por antonomasia, el pata negra de los pinos silvestres, y de ah¨ª que su madera se siga marchamando, con un sello rojo en el canto de los tableros, a medida que sale del que fue Real Taller de Aserr¨ªo Mec¨¢nico, en servicio des de 1880 en la pradera de Naval horno. Valle arriba, en la cuenca alta del Eresma, se halla una de sus matas m¨¢s rec¨®nditas y galanas.En ese apartado rinc¨®n del bosque, todo lleva el nombre del Paular: puerto del Paular -o de los Cotos-, arroyo del puerto del Paular -primera fuente del Eresma-, camino viejo del Paular... La raz¨®n es clara: antes de que Juan de Villanueva proyectase la carretera del puerto de Navacerrada (hacia 1786) Y de que se tendiese mucho despu¨¦s un ramal hacia Cotos, el vallejo que nos ocupa era paso obligado entre Valsa¨ªn y el valle del Lozoya, donde se asienta el monasterio del Paular desde finales del siglo XIV
Aunque el camino viejo arranca del puente de la Cantina, desde donde asciende por la margen derecha del arroyo, m¨¢s sencillo es el itinerario que se adentra en el pinar por una pista asfaltada que surge en la ¨²ltima de las siete revueltas, a contar desde Navacerrada. Ambas v¨ªas -se?alizadas con pintura roja y blanca, pues son variantes del sendero GR-10.1- confluyen a kil¨®metro y medio de sus respectivos inicios, para luego seguir otro tanto por el asfalto y desviarse entonces a la diestra en demanda del puerto.
Caminando por esta ruta el excursionista no debe desperdiciar la ocasi¨®n de sonre¨ªrse evocando la noche toledana que pas¨® George Borrow en el "espeso y sombr¨ªo pinar" de Valsa¨ªn: "A veces percib¨ªamos a cierta distancia, entre los ¨¢rboles, llamaradas como de inmensas hogueras"; y su criado le preven¨ªa: "Son los carboneros, mon ma?tre... No debemos acercar nos porque son gente b¨¢rbara, medio bandidos. Han matado y robado a muchos viajeros en es tas horribles soledades" (The Bible in Spain, 1842). Mas hoy las soledades no son nada terribles, sino dulces como el piorno que amarillea en el ¨²ltimo repecho del puerto de los Cotos. O del Paular, que tanto monta.
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