Un 'comando' de ETA sortea la seguridad en una base militar de Alava y coloca dos bombas
ETA ha intentado demostrar, tras dos asesinatos en los ¨²ltimos 10 d¨ªas y nueve en lo que va de a?o, que dispone de capacidad e infraestructura para mantener su ofensiva. Ayer, un comando sorte¨® la seguridad de la base militar de Araca, a pocos kil¨®metros de Vitoria, y logr¨® colocar dos artefactos con 40 kilos de explosivo dentro de la residencia de oficiales y suboficiales. Uno de los artefactos, de unos 20 kilos de amosal, estall¨® a las 10.45 sin causar heridos. El otro fue desactivado 20 minutos despu¨¦s por agentes de la Guardia Civil y de la Ertzaintza en las inmediaciones del edificio.
El audaz golpe de ETA se inici¨® cuando dos o tres de sus activistas, armados y a cara descubierta, secuestraron a G. M. F., un repartidor que abastece de pan al cuartel, en el pol¨ªgono industrial de J¨²ndiz.El trabajador relat¨® que, sobre las ocho de la ma?ana, se hallaba en un bar de ese pol¨ªgono, cuando fue abordado por dos individuos que le trasladaron por la fuerza hasta su furgoneta, en la que le introdujeron y le cubrieron la cabeza. Los secuestradores dieron varias vueltas que le desorientaron.
El panadero fue atado posteriormente a un ¨¢rbol cerca de la localidad de Gopegi, a escasos kil¨®metros de la capital alavesa. Uno de los etarras permaneci¨® con ¨¦l hasta que el resto del comando regres¨® a ese lugar tras perpetrar el atentado.
Despu¨¦s de maniatar al panadero, parte del grupo etarra se dirigi¨® en su furgoneta Fiat Ducato hasta la base de Araca, en la que prestan servicio unos 1.500 militares integrados en ocho unidades de la brigada de infanter¨ªa ligera San Marcial. Los terroristas exhibieron en el control carn¨¦s de identidad falsos y pudieron acceder al interior del acuartelamiento con facilidad, debido a que los centinelas comprobaron que la matr¨ªcula y el modelo de la furgoneta era la misma que habitualmente suministraba el pan.
Una vez dentro, los etarras descargaron varias cajas en las que ocultaban los artefactos explosivos, algunas de ellas con el r¨®tulo de "aceite". Dejaron las bombas en el s¨®tano de la residencia, justo debajo del despacho del coronel que est¨¢ al mando del acuartelamiento, sorteando todas las medidas de seguridad.
Operaci¨®n arriesgada
La acci¨®n revela, seg¨²n fuentes del propio cuartel, que los activistas de ETA dispon¨ªan de "muy buena informaci¨®n" sobre el dispositivo de vigilancia de la base militar. Estas fuentes sospechan que tal vez la informaci¨®n detallada con que contaban los terroristas les permiti¨® perpetrar sin contratiempo un atentado que entra?aba para ellos un alto riesgo.A las 10.30, una llamada telef¨®nica en nombre de ETA a Egin Irratia (Radio Egin), al diario Egunkaria y a la asociaci¨®n DYA (Detente y Ayuda) avisaba del estallido de una bomba en el citado cuartel en el plazo de 15 minutos. La emisora de radio, af¨ªn a los c¨ªrculos de Herri Batasuna y ETA, comunic¨® a la Ertzaintza la inminencia de la explosi¨®n.
Sin embargo, las fuerzas de seguridad no dispusieron de tiempo suficiente para la evacuaci¨®n del edificio, en el que se hallaban alrededor de 35 empleados civiles y 15 ni?os. El estallido lleg¨® con macabra puntualidad en el s¨®tano en el que se halla el dep¨®sito de basuras y las calderas, debajo de la oficina que ocupaba en ese momento el coronel jefe del cuartel. Pese a eso, el coronel no sufri¨® da?os.
Veinte minutos m¨¢s tarde, la Guardia Civil y la Ertzaintza explosionaban de forma controlada otro artefacto similar, compuesto tambi¨¦n por entre 15 a 20 kilos de amosal, junto al front¨®n de las instalaciones, a unos 200 metros de la residencia de oficiales y suboficiales. Fuentes militares ignoraban por qu¨¦ no hab¨ªa explotado esta segunda bomba, aunque creen que se debi¨® a un fallo en el mecanismo.
"Las puertas y ventanas saltaron por los aires, el olor a p¨®lvora y la humareda eran desoladores. Trozos de metal de las lavadoras salieron despedidos 15 metros impactando contra el cuerpo de guardia", recordaba un residente, todav¨ªa aturdido, una hora y media despu¨¦s del atentado.
"El cuarto de calderas est¨¢ destrozado y parte del techo se ha desplomado", apunt¨® un bombero tras concluir su trabajo. Ese techo era el suelo del despacho del jefe de, la base de Araca, que sali¨® ileso del atentado. "El boquete era as¨ª", narraba el bombero, mientras lo describ¨ªa haciendo un amplio semic¨ªrculo con sus brazos.
"Se ha producido un fallo de seguridad", asegur¨® el delegado del Gobierno, Enrique Villar, tras visitar Araca, aunque agreg¨® que lo importante es aprender de los errores y saber corregirlos. Seg¨²n el delegado, el edificio militar podr¨ªa haber resultado muy afectado en su estructura si hubiera estallado el segundo artefacto.
Algunos soldados y empleados civiles reconocieron que en la base se puede entrar y salir "como Pedro por su casa". Se da la circunstancia de que en este establecimiento militar se est¨¢ probando un sistema de control de identificaci¨®n con tarjetas de banda magn¨¦tica.
Huellas en la furgoneta
La Ertzaintza, que se ha hecho cargo de las investigaciones, buscaba ayer huellas en la furgoneta robada al panadero. Por el momento, se desconoce si la polic¨ªa ha logrado identificar a los autores del atentado.La ofensiva de ETA responde aparentemente a un intento por restar credibilidad a las versiones oficiales que apuntan a un debilitamiento de su capacidad operativa. La banda ha asesinado a un inspector de polic¨ªa en Bilbao, a un guardia civil en Zierbana (Vizcaya) y ha intentado otra matanza con coche bomba en Renter¨ªa (Guip¨²zcoa) desde el pasado 24 de abril.
Fuentes militares barajan las hip¨®tesis de que el atentado puede ser responsabilidad de miembros del comando Donosti o del comando Vizcaya. La posibilidad de que el comando Araba haya sido reconstruido parece m¨¢s remota. Este ¨²ltimo grupo, compuesto por tres personas, fue desarticulado en diciembre de 1995 antes de que intentara el asesinato del consejero de Interior del Gobierno vasco, Juan Mar¨ªa Atutxa.
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