La visita de Clinton a M¨¦xico abre la v¨ªa para la cooperaci¨®n antidroga

La alianza contra el narcotr¨¢fico suscrita el mi¨¦rcoles por los presientes de Estados Unidos y M¨¦xico, Bill Clinton y Ernesto Zedillo, puede ser, adem¨¢s de la base de una fruct¨ªfera colaboraci¨®n, el mejor de los escarmientos para la pol¨ªtica de certificaciones con la que Washington golpea peri¨®dicamente a los pa¨ªses latinoamericanos. Estados Unidos se ha bajado de su pedestal de juez y ha reconocido su enorme responsabilidad en el tr¨¢fico de drogas. El viaje de Clinton disipa as¨ª los obst¨¢culos para un trabajo conjunto.

No pod¨ªa ser de otra forma. Si Washington quer¨ªa una mayor cooperaci¨®n con M¨¦xico, ten¨ªa que dejar de lado ese papel entre inquisitorial y paternalista que tanto enoja a sus vecinos y replantear las relaciones seriamente. Las autoridades mexicanas, debilitadas despu¨¦s de los recientes esc¨¢ndalos que han afectado sus fuerzas de seguridad, han puesto de su parte: est¨¢n dispuestas a permitir que expertos estadounidenses participen en la capacitaci¨®n de sus nuevos agentes antidrogas, a que la DEA aumente el n¨²mero de efectivos en un territorio, a incrementar la coperaci¨®n en la persecuci¨®n de narcotraficantes por mar y aire y flexibilizar el tratado de extradici¨®n. Todo ello "con el pleno respeto a la soberan¨ªa".Pero tambi¨¦n Estados Unidos a tenido que comprometerse p¨²blicamente a reducir el consumo de drogas en su pa¨ªs -motor del narcotr¨¢fico en el continente-, a vigilar la frontera de su lado y a combatir el tr¨¢fico de armas. Es decir, ha aireado por una vez los trapos sucios que tan bien esconde a base de calificar la conducta de los vecinos.Ley de inmigraci¨®n

Adem¨¢s, el Gobierno mexicano ha conseguido que Estados Unidos reconozca p¨²blicamente los peligros de la nueva ley de inmigraci¨®n que entr¨® en vigor el 1 de abril. Clinton se ha comprometido a aplicar "con humanidad" la ley, especialmente en el caso de menores y familias, a respetar los derechos humanos de los inmigrantes, a evitar las deportaciones masivas y a reducir la violencia a lo largo de la frontera. El presidente mexicano resumi¨® los nuevos tiempos con estas palabras: "Hoy demostramos que en la paz y en el derecho, M¨¦xico y Estados Unidos logran mucho m¨¢s que en el encono y el reproche".

Otra muestra del cambio introducido en las relaciones bilaterales ha sido la reuni¨®n que el presidente Clinton sostuvo el martes en la tarde con los dirigentes de las tres principales formaciones pol¨ªticas: el gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI), que lleva 68 a?os en el poder; el Partido de Acci¨®n Nacional (PAN), de tendencia conservadora, y el centroizquierdista Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD). Es la primera vez en la historia que un presidente de EE UU sostiene un di¨¢logo con la oposici¨®n mexicana.

Con este gesto, el presidente Clinton, que a lo largo de este viaje ha alentado en varias ocasiones el proceso de transici¨®n democr¨¢tica, pretende dejar sentado que la Casa Blanca trabajar¨¢ con cualquiera de las formaciones pol¨ªticas que llegue al poder por la v¨ªa de las urnas. Lo cual demuestra que Washington ha tomado buena nota de las transformaciones que vive este pa¨ªs... y de las encuestas de opini¨®n, que dan la ventaja a la oposici¨®n en las elecciones legislativas del 6 de julio.