Rasgo de autoridad

EL CONSEJO de Ministros ha tomado seguramente la ¨²nica soluci¨®n que era razonable en la crisis de los fiscales de la Audiencia Nacional. La destituci¨®n del fiscal general, Juan Ces¨¢reo Ortiz ?rculo, es una operaci¨®n pol¨ªtica inexcusable debido al tremendo desgaste que experiment¨® en la tarea de resolver la crisis y, todo hay que decirlo, en el escaso acierto de sus gestiones. Pues ¨¦stas consiguieron enredar innecesariamente un conflicto grave, pero sin complejidades a?adidas. Aunque no es el ¨²nico responsable del caos, es muy probable que con una actitud m¨¢s decidida desde la Fiscal¨ªa General, y tambi¨¦n con una estrategia menos complicada, los desplantes de los fiscales expedientados no se hubiesen producido o se hubieran cortado a tiempo y la fiscal¨ªa de la Audiencia no hubiera sufrido tal descr¨¦dito. En cuanto a su sustituto, habr¨¢ que adjudicarle el beneficio de la duda, pero los antecedentes profesionales de Jes¨²s Cardenal, que son de dominio p¨²blico, no muestran precisamente lo que se conoce como un talante liberal.Tambi¨¦n es una decisi¨®n satisfactoria que el Gobierno haya aprobado el traslado de la fiscal Mar¨ªa Dolores M¨¢rquez de Prado. Porque las sanciones impuestas por el fiscal general del Estado deben cumplirse, con mayor o menor literalidad, pero siempre de forma sustancial, sin interferencias poco meditadas del Ejecutivo. Pues es necesario mantener el principio de jerarqu¨ªa y el buen funcionamiento institucional en la cadena formada por el Consejo Fiscal, el fiscal del Estado y el Gobierno. El plante del Conseio Fiscal ha sido, sin duda, decisivo para que el Ejecutivo se haya decidido por la aplicaci¨®n de las sanciones. Por a?adidura, es buena pol¨ªtica eliminar todos los problemas de una instituci¨®n antes de nombrar un nuevo responsable. El nuevo fiscal jefe de la Audiencia, cuando sea nombrado, podr¨¢ desarrollar su labor sin ominosas cargas del pasado. La fiscal M¨¢rquez de Prado, por lo dem¨¢s, tiene a su alcance el recurso legal correspondiente, como ya ha avisado el propio vicepresidente del Gobierno.

Existen claros indicios de que la decisi¨®n de sustituir a Ortiz ?rculo y aprobar la sanci¨®n impuesta a la fiscal M¨¢rquez de Prado fue un rasgo de autoridad de ¨²ltima hora. A pesar de la precipitaci¨®n final, tal impulso es saludable. La crisis de la Audiencia era ya insostenible y no pod¨ªa resolverse sino con un en¨¦rgico paso hacia adelante. De paso, el Gobierno planta cara a las exigencias y presiones de los medios de comunicaci¨®n que han convertido en s¨ªmbolo de todas las libertades inimaginables a determinados fiscales de la Audiencia Nacional, y muy especialmente a la hoy trasladada. El acta de la inspecci¨®n publicada ayer por EL PA?S aportaba no pocos datos en los que hab¨ªa basado su petici¨®n de sanci¨®n el fiscal general.

Pero si bien la decisi¨®n del Gobierno es correcta y elogiable, el mal tono del procedimiento empa?a el resultado final. No parece de recibo que el fiscal destituido, Ortiz ?rculo, se entere de la decisi¨®n del Gobierno por la rueda de prensa del portavoz. Tampoco queda en muy buen lugar el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien el lunes pasado aseguraba, en la entrevista concedida a Tele 5, que "el cese del fiscal general no est¨¢ planteado". O el jefe del Gobierno estaba mal informado de la gravedad de la situaci¨®n en la Audiencia o pretend¨ªa despistar conscientemente a la opini¨®n p¨²blica.