Guer¨ªn presenta 'Tren de sombras', una pel¨ªcula excepcional
'La buena vida', de David Trueba, fue aclamada tras su pase
La competici¨®n oficial present¨® ayer la bobada francesa La mujer prohibida y La tregua, un vigoroso relato s¨®lo correctamente filmado por el veterano italiano Francesco Rosi, que adolece de un estilo algo apolillado, con olor no a antiguo sino e antigualla. El cine de verdad estuvo en otra parte: el reducto cin¨¦filo de la Quincena de los Realizadores, donde David Trueba present¨® La buena vida y fue ovacionado entre un griter¨ªo de bravo; y Jos¨¦ Luis Guer¨ªn estren¨® su Tren de sombras, obra bell¨ªsima, muy compleja y honda, de corte experimental. No crear¨¢ grandes colas en las salas, pero ya es una cumbre de la inteligencia de nuestro cine.
De La buena vida se han escrito muchas cosas en estas p¨¢ginas y no viene al caso hacer un refrito de ellas. Baste algo tan sint¨¦tico como esto: es la m¨¢s bella pel¨ªcula espa?ola del a?o pasado, que los Goya ignoraron temerariamente, de forma que el pron¨®stico de que alg¨²n d¨ªa nuestros acad¨¦micos del cine se tragar¨¢n este olvido comenz¨® ayer a cumplirse. Ocurri¨® en el irrefutable marco de la Quincena, rancho aparte de este atrac¨®n, en el que se concentra no s¨®lo el mejor cine sino tambi¨¦n los mejores, m¨¢s receptivos e inteligentes espectadores. La buena vida derrocha talento y obviamente ¨¦ste fue cazado con entusiasmo por la sala del Palais Croisette abarrotada.Esto ocurri¨® el lunes por la tarde; y ayer, martes, otra vez el cine espa?ol protagoniz¨® la Quincena, gracias al estreno del prodigio artesanal de Jos¨¦ Luis Guer¨ªn Tren de sombras, una obra de tal sutileza y hondura que por ahora lleva a su punto m¨¢s alto a esta edici¨®n del medio siglo de Cannes.
?Es, e m¨¢gico y complej¨ªsimo -audaz hasta los l¨ªmites de lo imposible- experimento visual de Guer¨ªn lleva a sus ¨²ltimas consecuencias una larga serie de averiguaciones acerca del misterio de la imagen cinematogr¨¢fica que Michelangelo Antonioni inici¨® en la celeb¨¦rrima, legendaria secuencia del revelado de fotograf¨ªas en Blow-Up. Pero lo que all¨ª era una intuici¨®n y un simple (y genial) esbozo, en Tren de sombras es una totalidad, un c¨ªrculo perfecto, cerrado sobre s¨ª mismo.
Vamos descubriendo la sorprendente originalidad. del planteamiento de esta maravilla cinematogr¨¢fica a medida que la mirada de este singular hombre de cine nos adentra en el pozo sin fondo del misterio de la captura y la domesticaci¨®n del tiempo. Guer¨ªn parti¨® hace 22 a?os de trabajos experimentales cortos; luego realiz¨® en 1983 el magn¨ªfico balbuceo de Los motivos de Berta; y en 1990 dej¨® de balbucear en su emocionante busca de las huellas del John Ford de El hombre tranquilo en su hermosa Innisfree.
Y es de los rieles tendidos en Innisfree de donde arranca este Tren de sombras, en el que la proximidad de lo que se busca con lo que se encuentra es tanta y tan n¨ªtida, que obliga al espectador a encajar absorto las zonas m¨¢s duras de ver de su escalada en la averiguaci¨®n visual y a deducir de ella finalmente un vuelo fant¨¢stico de cine superior, esa maestr¨ªa que s¨®lo alcanza el ralo pu?ado de elegidos que posee el don de convertir la l¨®gica de un documento en l¨®gica de una met¨¢fora, y con ella adentrarse en la poes¨ªa visual m¨¢s arriesgada y pura que se ha visto en una pantalla en a?os.
No hay en una cr¨®nica de urgencia lugar para intentar adentrarse en los mecanismos de la conjugaci¨®n e tiempos, de vida y de muerte, de destrucci¨®n y construcci¨®n e im¨¢genes, de permanencia y de caducidad, que se mueven en las tripas de esta pel¨ªcula singular y perturbadora. Pero algo en la pantalla de Tren de sombras dice que quedar¨¢ y nos dar¨¢ oportunidad para buscar fijaciones m¨¢s pormenorizadas del arrollador talento que la hizo posible.
Resulta, a la vista de lo que estamos contemplando en la gran pantalla Lumi¨¦re, incomprensible que esta pel¨ªcula no est¨¦ en el gran paquete de la secci¨®n oficial y haya ido a parar al rinc¨®n, maravilloso pero minoritario, de la Quincena de los Realizadores. No obstante, la fuerza irradiadora que este rinc¨®n tiene sobre las peque?as empresas distribuidoras de todo el mundo presagian que un filme tan dif¨ªcil de comercializar como el de Guer¨ªn logre alcanzar las pantallas que se merece en las cuatro esquinas del planeta.
De Auschwitz a la libertad
La tregua tiene un buen¨ªsimo relato dentro, pero da la impresi¨®n de que ha sido filmado por Ros? para ojos familiarizados con un cine hoy casi en desuso y a causa de ello adquieren un tonillo de ranciedad que da?a a la agilidad de una historia de corte itinerante que la necesitaba como el pez necesita el agua. As¨ª, la innegable fuerza del relato y de la palabra es, m¨¢s que por el director, sostenida por los int¨¦rpretes y, sobre todo, por el norteamericano John Turturro, que hace una creaci¨®n notabil¨ªsima, muy intensa, en la que el actor cree apasionadamente y se le nota.El largo camino de Turturro en la Europa del final de la II Guerra Mundial, desde el infierno de Auschwitz a su casa de Tur¨ªn, tiene un trazado muy vigoroso, pero una cadencia f¨ªlmica que hoy da la impresi¨®n de aviejada, que despide artificio. Y la gran pel¨ªcula que este relate, lleva dentro se queda en sue?o.
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