La impunidad de delincuentes y polic¨ªas es norma en Portugal, seg¨²n la oposici¨®n

La reciente oleada de cr¨ªmenes registrados en Portugal y los conflictos policiales que sacuden al pa¨ªs mandos policiales abrieron el lunes expedientes disciplinarios a 30 polic¨ªas) han provocado una severa respuesta de la oposici¨®n al Gobierno del socialista Antonio Guterres. A juicio del socialdem¨®crata (conservador) Marcelo Rebelo de Sousa, "el Estado no garantiza la seguridad en las calles y la impunidad se ha convertido en norma".

El inspector general de la Administraci¨®n Interna, el magistrado Antonio Rodrigues Maximiano, encargado de fiscalizar la actuaci¨®n de estos cuerpos, se ha sumado al conflicto al manifestar que la legislaci¨®n lusa "no protege debidamente a las v¨ªctimas de os abusos y la violencia policiales".Tras advertir sobre el vac¨ªo de poder que sufre el pa¨ªs, Rebelo e Sousa califica de "vergonzoso" el actual clima de inseguridad ciudadana. "Los portuguees", dice, "viven en un pa¨ªs en el que la seguridad en las calles, en las escuelas, en los locales de trabajo o en los centros de ocio no ha parado de aumentar; en el que el Estado no garantiza la seguridad y la impunidad se ha convertido en norma; todos los d¨ªas se multiplican las llamadas a las milicias populares [contra la droga] y el tr¨¢fico de estupefacientes crece vertiginosamente".

El l¨ªder de la oposici¨®n considera que el Gobierno debe cambiar su actitud frente a las fueras policiales y "no debe consentir que existan peque?os estados entro del Estado". "Nadie", explica, "debe cuestionar la autoridad del Estado, ni los sindicalistas de la polic¨ªa, ni los agentes de seguridad privados [supuestos autores de la matanza de hace un mes en un bar de alterne de Amarante, cerca de Oporto], ni los hobbies econ¨®micos, pol¨ªticos, sociales o deportivos".

Sobre una supuesta impunidad de las fuerzas policiales en casos de violencia y abusos, el inspector general de la Administraci¨®n Interna reconoce a este peri¨®dico que "la levedad de las penas para los autores y encubridores de estos casos, la lentitud de los procesos y la falta de transparencia e informaci¨®n sobre los resultados de estas investigaciones han creado esa sensaci¨®n". Rodrigues Maximiano explica que la Inspecci¨®n General creada en febrero de 1996 ha recomendado a las autoridades competentes el endurecimiento de las penas en la pr¨®xima reforma del C¨®digo Penal y del r¨¦gimen disciplinario de la fuerzas policiales, as¨ª como la elaboraci¨®n de un nuevo estatuto de la Polic¨ªa.

En los ¨²ltimos tres meses de 1996, cuatro j¨®venes murieron a manos de las fuerzas de seguridad por "disparos accidentales", "dolencias repentinas" o en "extra?as circunstancias". Uno de los casos fue archivado al concluirse que no existi¨® "relaci¨®n entre la actuaci¨®n policial y la muerte del muchacho". Los otros tres est¨¢n a¨²n siendo investigados por las autoridades policiales y judiciales, as¨ª como por los servicios de la Inspecci¨®n General.

La muerte por el disparo de un agente del joven Carlos Ara¨²jo, de 21 a?os de edad, (Evora, 16 de diciembre) provoc¨® la apertura de un expediente disciplinario contra tres polic¨ªas y un guarda nocturno, pero sorpredentemente todos ellos se encuentran en activo. El autor del disparo, cuyo ingreso en prisi¨®n gener¨® una revuelta policial en la Nochebuena pasada, fue puesto posteriormente en libertad provisional y se encuentra en activo con "la prohibici¨®n de usar armas" hasta que la investigaci¨®n judicial determine sus responsabilidades.

Las muertes de los j¨®venes Ol¨ªvio Santos Almada (su cad¨¢ver fue encontrado en aguas del Tajo tras ser detenido) y de V¨ªctor Campos (recibi¨® un disparo "accidental" por la espalda) han desembocado en sendos procesos disciplinarios contra sus autores, pero ambos est¨¢n tambi¨¦n pendientes de la investigaci¨®n policial y judicial. Asimismo, hay abiertos cuatro expedientes disciplinarios contra otros tantos agentes de la Guardia Nacional Republicana (GNR) por la muerte y posterior decapitaci¨®n, el pasado 7 de mayo, de Carlos Rosa, tras permanecer detenido en el cuartel de Sacavem, pr¨®ximo a Lisboa, por el supuesto robo de unas m¨¢quinas de escribir.