Ricart pide "un poquito de paciencia" para probar que es ajeno al "caso Alcasser"
"El 13 de noviembre de 1992 estuve en Catarroja y conforme avance el juicio se ir¨¢ viendo que soy inocente. Un poquito de paciencia". Miguel Ricart se aferr¨® ayer a su supuesta coartada sobre la noche en la que fueron secuestradas las tres ni?as de Alc¨¢sser. Desafiante y l¨²cido, el procesado desvi¨® las acusaciones sobre ¨¦l y apunt¨® de nuevo al fugitivo Antonio Angl¨¦s. "Me dijo que si alguna vez ten¨ªa que matar a alguien lo enterrar¨ªa all¨ª porque no lo encontrar¨ªa nadie" dijo Ricart en referencia a la fosa en la que fueron halladas las ni?as.
Ricart s¨®lo perdi¨® el control en una ocasi¨®n y, cansado de responder a las repetitivas preguntas de la acusaci¨®n particular, dej¨® escapar unas l¨¢grimas. El resto del interrogatorio no inquiet¨® al procesado, que incluso reconvino al abogado de la familia de Antonia G¨®mez, una de las asesinadas, al advertirle: "Si est¨¢ hablando, no me atiende". Como explic¨® el propio Ricart, ha tenido tiempo de preparar su defensa. "A ra¨ªz de este caso, he tenido que aprender mucho. He conseguido el C¨®digo Penal, la Ley de Enjuiciamiento Criminal y la Constituci¨®n para saber mis derechos", dijo, demostrando que desde la c¨¢rcel ha seguido atentamente a trav¨¦s de la televisi¨®n las hip¨®tesis divulgadas sobre el triple crimen.Durante la primera parte del interrogatorio, el abogado de la acusaci¨®n particular, Jos¨¦ Mar¨ªa Garz¨®n Flores, se centr¨® en intentar que Ricart describiera las torturas a las que le someti¨® presuntamente la Guardia Civil para arrancarle una confesi¨®n y en conocer hasta los detalles m¨¢s nimios de su detenci¨®n en casa de los Angl¨¦s en Catarroja, sin arremeter contra el procesado. "Agilice el interrogatorio, porque lleva una hora y la sala a¨²n no entiende la l¨ªnea de acusaci¨®n, esto parece m¨¢s un interrogatorio propio de la defensa que de la acusaci¨®n particular", advirti¨® Mariano Tom¨¢s, presidente del tribunal. Garz¨®n se mostr¨® ofendido y asegur¨® que tiene una clara "estrategia" de acusaci¨®n para condenar a Ricart.
El reo se neg¨® a contestar dos de las preguntas: una, por qu¨¦ no ha especificado nunca los presuntos malos tratos sufridos; y dos, si alguna vez condujo la moto robada que usaba Antonio Angl¨¦s y que, seg¨²n un hermano del pr¨®fugo, estuvo enterrada en el mismo hoyo en el que despu¨¦s fueron sepultados los cad¨¢veres de M¨ªriam Garc¨ªa, Antonia G¨®mez y Desir¨¦e Hern¨¢ndez.
Ricart intent¨® distanciarse de esa fosa de La Romana (Tous). Dijo que s¨®lo subi¨® dos veces, e incluso apel¨® a su temor a las abejas de las colmenas situadas en las cercan¨ªas". "A m¨ª esos bichos..., precauci¨®n, ?eh?,". En cambio, afirm¨® que Antonio Angl¨¦s frecuentaba ese paraje: "Siempre que se escapaba [de la c¨¢rcel], Antonio sub¨ªa a la caseta de La Romana". Tajante y a veces bronco, Ricart exclam¨®: "El d¨ªa 13 de noviembre estuve en Catarroja y no s¨¦ absolutamente nada sobre este caso ni quiero saber nada".
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