Ricardo Franco presenta 'La buena estrella hermosa, y formidable pel¨ªcula de amor
Buenos filmes de Atom Egoyan, Sohei Imamura y Yussef Chahine en la competici¨®n
Este agobiante 50? Cannes entr¨® ayer sin el empuje de otros a?os en la recta final. Tres buenas pel¨ªculas en concurso -The sweet hereafter, de Atom-Egoyan; La anguila, de Sohei Imamura; y El destino, de Yussef Chahine- a?adieron seriedad y calidad al irregular concurso, mientras fuera de ¨¦l, en la secci¨®n Una cierta mirada, el espa?ol Ricardo Franco present¨® la hermosa La buena estrella, en la que el cineasta (uno de los mejores, cuando acierta) recupera y lleva a su cumbre u inimitable manera de ir directo al grano a trav¨¦s de delicados atajos. Formidable filme.
La buena estrella es una dura y no obstante tiern¨ªsima historia de dolor, infortunio y, finalmente, de amor triangular. Es un gozo y un orgullo verla, redescubrir en ella la extra?a y m¨¢gica capacidad de Franco para sacar hilos de luz de la negrura y para convertir una historia de cutrerio y desgarro en un prodigio de delicadeza, humor y lirismo. Es una de las m¨¢s bellas pel¨ªculas de amor logradas por el cine espa?ol.La buena estrella engancha, conmueve, divierte, crea amistad y solidaridad en el espectador para con los tres maravillosos personajes en carne viva que llenan la pantalla de verdades como pu?os, a trav¨¦s de los rostros (ciertamente, en estado de gracia), de Maribel Verd¨², Antonio Resines y Jordi Moll¨¢, que se pegan a la retina y ah¨ª se quedan haciendo antesala para instalarse en un rinc¨®n de la memoria del cine inolvidable. ?Qu¨¦ interpretaciones, las suyas!
Los veremos pronto en Espa?a y habr¨¢ que volver a ellos con la calma que merecen mientras uno aqu¨ª reniega, viendo que preciosidades como ¨¦stas no se encuentren en la competici¨®n, dando sopas con honda a la mucha morralla intrusa con que el politiqueo de parches y de conveniencias del festival suplanta a pel¨ªculas de esta solvencia, ampliable a La buena vida y Tren de sombras, tr¨ªo de pel¨ªculas espa?olas que, aunque relegadas a las secciones perif¨¦ricas, nos enorgullecen.
Extra?o relato
En la competici¨®n, el director japon¨¦s Sohei Imamura propone en La anguila un relato muy raro, una mezcla dif¨ªcil de encasillar d¨¦ thriller psicol¨®gico y de historia de amor poco convencional.El gusto de Imamura por lo desmesurado es esta vez dominado por el viejo maestro del cine japon¨¦s, que echa sus restos de transparencia y gracia en una pel¨ªcula que comienza como un compulsivo tragedi¨®n y acaba derivando hacia un final agridulce en clave de comedia, con golpes muy divertidos y cierto sereno optimismo, cosa de agradecer en el creador de La balada de Narayama, que es de los que no suelen hacer concesiones al -bienestar del espectador y le dan palizas monumentales.
Con s¨®lo cuatro pel¨ªculas, de las que en Espa?a conocemos The adjuster y Ex¨®tica, el canadiense Atom Egoyan se, ha convertido en una celebridad mundial.
Los festivales pelean por estrenar sus pel¨ªculas y es l¨®gicamente Cannes quien se lleva el gato el agua. Hubo ayer aglomeraciones y, con ellas, grandes dificultades para asistir a las proyecciones de The sweet hereayter.
Fue bien acogida y suena entre las pel¨ªculas premiables. Es ciertamente magn¨ªfica, pero no -tiene la audacia de The adjuster ni el refinado acabamiento de Ex¨®tica. En ella est¨¢ intacto el gran estilo de este cineasta sin equivalente, que es tan peculiar, pronunciado y distinto de cualquier otro, que admira, engatusa y convence..
Pese a que The sweet hereafter afronta cuestiones mayores de la vida, padece un desajuste entre lo puesto en escena y la puesta en escena, circunstancia que sobrepone a la brillante filmaci¨®n por encima de lo filmado; y ¨¦ste es el indicio por excelencia del vicio ret¨®rico en el cine. Pero el talento de Egoyan es tal que crea bula, y cualquier defecto se le perdona.
El destino est¨¢ escrita y dirigida por el egipcio Yussef Chahine -que hace dos a?os encresp¨® con El emigrante las cuadr¨ªculas de los fundamentalistas isl¨¢micos egipcios- y los ayatol¨¢s de turno volver¨¢n a escandalizarse ante ella, pero esta vez lo tienen m¨¢s dif¨ªcil, porque no podr¨¢n afilar sus colmillos inquisitoriales contra una representaci¨®n sencilla, limpia y eficaz de una historia completamente ver¨ªdica del pasado remoto, referida a la personalidad del gran fil¨®sofo ar¨¢bigo andaluz Averroes, un inmenso personaje adelantado en siglos a su tiempo, que fue mordido por la intolerancia de un sector del poder durante el califato de C¨®rdoba, en el siglo XII.
Es decir, lo mismo que ocurre ahora, pero esta vez amparado en un nombre sagrado de la cultura ¨¢rabe, due?o de la inteligencia m¨¢s libre de su tiempo: Este andaluz de hace 800 a?os sigue ah¨ª, dando vida y asombro desde una pantalla a los (cada vez menos) hombres libres contempor¨¢neos.
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