Concierto 2000

LA IDENTIFICACI?N con el Concierto Econ¨®mico, herencia de la autonom¨ªa foral tradicional, es una de las principales se?as de identidad compartidas por la sociedad vasca, tan plural en otros aspectos. S¨®lo la existencia del concierto ha permitido suplir con inversi¨®n p¨²blica (que se ha multiplicado por ocho en los ¨²ltimos 20 a?os) el derrumbe de la privada, que en ese periodo cay¨® cuatro veces m¨¢s que la media del conjunto de Espa?a. Sin esa inversi¨®n, una sociedad industrial en declive que entre 1975 y 1990 perdi¨®, tan s¨®lo en Vizcaya, m¨¢s de 100.000 empleos -sometida, adem¨¢s, a la amenaza del terrorismo- no habr¨ªa podido mantener una m¨ªnima cohesi¨®n social.De ah¨ª la significaci¨®n del acuerdo alcanzado por los vicepresidentes de los Gobiernos central y vasco, Rodrigo Rato y Juan Jos¨¦ Ibarretxe, sobre la ampliaci¨®n del concierto y la nueva ley quinquenal de cupo. Sobre todo, porque este quinquenio es el ¨²ltimo de vigencia del concierto aprobado en 1981. Su renovaci¨®n debe hacerse en el 2001, en principio- para un periodo de 25 a?os. Por eso interesaba encauzar desde ahora algunas dificultades de interpretaci¨®n o surgidas por efecto de las nuevas realidades econ¨®micas, como la supresi¨®n de los monopolios fiscales (tabaco, hidrocarburos ... ), la integraci¨®n en la Uni¨®n Europea, etc¨¦tera.

El acuerdo, que habr¨¢ de ser ratificado en los pr¨®ximos d¨ªas por la comisi¨®n mixta de cupo y aprobado por las Cortes, s¨®lo puede valorarse desde la aceptaci¨®n del car¨¢cter singular del Concierto Econ¨®mico. Una singularidad hist¨®rica expresamente reconocida en la Constituci¨®n y el Estatuto de Gernika y que es por su propia naturaleza, pero tambi¨¦n por razones funcionales, de imposible generalizaci¨®n.

Con la modificaci¨®n del concierto las haciendas vascas recaudar¨¢n en su territorio los impuestos especiales (hidrocarburos, alcoholes y tabaco), as¨ª como los tributos correspondientes a las personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas no residentes, y dispondr¨¢n de capacidad normativa plena sobre el IRPF, con unas limitaciones pactadas en su ejercicio que no se han precisado. Esta ampliaci¨®n es acorde con la l¨®gica del concierto, que tiende a que sean las diputaciones forales las que gestionen todas las figuras tributarias, (excepto las municipales). El concierto vasco ya experiment¨® en 1985 una adaptaci¨®n similar tras el ingreso en la Comunidad Europea y la introducci¨®n del IVA.

En lo que se refiere al cupo -contribuci¨®n a las cargas generales del Estado no transferibles: Defensa, Casa Real, Servicio Exterior...-, Rato ha renunciado a su pretensi¨®n inicial de revisar a fondo la metodolog¨ªa de c¨¢lculo que se viene empleando desde 1981. Con ello el Gobierno ha pretendido neutralizar eventuales cr¨ªticas de los socialistas, que aceptaron en las revisiones quinquenales de 1986 y 1991 los criterios pactados en 1981 por el Gobierno de UCD. La concertaci¨®n de los impuestos especiales -excluidos antes por corresponder a monopolios estatales- va a suponer la recaudaci¨®n adicional de unos 128.000 millones de pesetas al a?o, cantidad que entrar¨¢ a formar parte del cupo a pagar al Estado. Ello permitir¨¢ conjurar el fantasma del cupo negativo, es decir, la posibilidad il¨®gica de que fuera el Estado el que tuviera que pagar a la comunidad aut¨®nomaHabr¨¢ que esperar a que se divulgue la letra peque?a de los textos para valorar algunos aspectos de lo pactado y comprobar si su resultado es neutral desde un punto de vista financiero, tal como ha anunciado Rato. El proceso de negociaci¨®n, que se ha prolongado durante m¨¢s de un a?o, no ha sido ciertamente un modelo de transparencia. La inclusi¨®n de una materia tan central de la autonom¨ªa vasca en un pacto entre partidos -PP y PNV-, no era el mejor procedimiento para abordar la ampliaci¨®n del concierto y la revisi¨®n del cupo. Entre otras razones, porque somete un instrumento institucional, que nadie puede pretender patrimonializar, a la din¨¢mica del chalaneo pol¨ªtico y el comercio de favores.

Precisamente porque el Gobierno vasco ten¨ªa argumentos poderosos en favor de un acuerdo como el ahora alcanzado se entiende mal que el PNV haya aceptado mezclar con el concierto asuntos que nada tienen que ver con la financiaci¨®n de la comunidad vasca. Dice poco en favor de la coherencia de ese partido centenario y democr¨¢tico que para conseguir algo que est¨¢ en la l¨®gica de la autonom¨ªa vasca no haya dudado en prestar sus cinco votos del Congreso a las m¨¢s abusivas iniciativas legislativas del PP. S¨®lo desde esa confusi¨®n de planos se explica el entusiasmo con que el portavoz nacionalista en el Congreso, I?aki Anasagasti, ha respaldado, en abierta ruptura con las tradiciones de su partido, la cruzada intervencionista del vicepresidente ?lvarez Cascos en el ¨¢mbito de los medios de comunicaci¨®n.